Se dice que el cambio es la única constante en la vida y, no obstante, es algo con lo que a todos nos cuesta lidiar. A veces sentimos una carencia en nuestra vida que queremos cambiar, pero no creemos que sea posible. En otras ocasiones enfrentamos un cambio que se escapa de nuestras manos y nos resistimos a él con toda nuestra fuerza. Tendemos a ver el cambio como si fuese un enemigo, como si fuese algo que debemos evitar o vencer. Pero la verdad es que el cambio no es nuestro enemigo. El cambio es un amigo que se presenta para apoyarnos y guiarnos.
El cambio nos da una oportunidad para crecer. Además, es nuestro compañero constante en la vida. Debemos elegir el cambio, acogerlo, buscarlo, ¡y entusiasmarnos con él!
He aquí tres razones para comenzar a acoger el cambio hoy:
1. El cambio nos presenta nuevas oportunidades. Todos hemos escuchado de casos en los que despiden a alguien de su empleo para luego encontrar el trabajo de sus sueños o comenzar su propio negocio. Abundan las historias de éxito como estas, pero ¿qué sucede cuando no encuentras tu trabajo ideal? ¿Qué sucede cuando el siguiente empleo tiene un salario menor y debes aceptarlo solo para cubrir tus gastos básicos?
La verdad es que en esa oportunidad aun hay bendiciones que están más allá de nuestra percepción. Quizá estábamos destinados a estar en ese empleo porque, a la larga, hay más posibilidades de crecimiento y expansión que en otra posición. O tal vez estamos destinados a conocer al amor de nuestra vida o a un nuevo mejor amigo ahí. Con frecuencia, lo que al comienzo percibimos como una experiencia negativa termina siendo lo mejor que nos haya podido ocurrir.
Cuando enfrentes un cambio, recuerda que el universo te está presentando nuevas experiencias que normalmente no tendrías. Nunca podemos conocer el panorama completo, pero si acogemos el cambio en lugar de resistirnos, nos abrimos a aprovechar cada momento como una bendición.
2. El cambio te hará valiente. Percibir la belleza que puede surgir de los desafíos nos ayuda a enfrentar naturalmente lo desconocido e inesperado. La vida consiste en aprovechar los momentos en los que podemos superar la rabia, el miedo o la tristeza; y esas oportunidades se presentan cada día si prestamos atención. Esto implica que vivamos con mayor conciencia, preguntándonos: “¿Por qué me asusta esto? ¿Por qué reacciono de esta manera?”.
Sin importar lo que ocurra, acoge la experiencia y disfrútala como un proceso de cambio. Cuanto más practiques esto a diario, más fácil se hará; aún ante los desafíos más grandes de la vida. Cuando ves cada desafío como una bendición disfrazada, no hay nada que te pueda asustar.
3. El cambio te conducirá (a veces pateando y gritando) a una mejor versión de tu vida. Nada en nuestra vida es fortuito. El Creador sabe lo que necesitamos para crecer, y a veces lo que necesitamos parece doloroso o contrario a lo que deseamos. Pero incluso las cosas que nosotros no elegimos tienen el poder de cambiarnos de las mejores formas posibles si así lo permitimos.
Recuerda algunos de los desafíos más duros que hayas enfrentado. Lo más probable es que hayas aprendido algo o crecido mucho gracias a ellos. Convertirte en una mejor persona en definitiva te proporciona una mejor experiencia de la vida. Cuanto más nos esforcemos por transformarnos cada día, más felices y plenos seremos. Cuando tienes deseos de resistirte al cambio, significa que ahí hay una oportunidad de crecimiento oculta. Pregúntate qué puedes aprender de la experiencia.
El cambio es atemorizante. Tememos a lo desconocido y nos sentimos cómodos en la rutina, pero nuestra alma no está hecha para permanecer estática. Maduramos, aprendemos, crecemos, nos transformamos. La vida es un proceso hermoso. Cada desafío trae nuevas oportunidades para que experimentemos bendiciones y seamos personas más felices.
Hazte amigo del cambio y disfruta el viaje.