¿Tienes algún amigo que siempre parece tener algo de qué quejarse? Siempre parece tener un sinfín de problemas a mano. Después de conversar con él, ¿te sientes sin energía? O de pronto sientes que tienes cosas de las que también podrías quejarte fácilmente.
Has entrado en la Zona de Negatividad.
En el ajetreo constante de nuestra vida cotidiana, la negatividad puede colarse y echar raíces de este modo, a menudo desapercibida hasta que se ha convertido en algo incontrolable. Una queja aparentemente inocente por lo general conduce a más quejas, y crea un ciclo de retroalimentación negativa que puede ser difícil de romper. Es un fenómeno que tiene su origen en la forma en que funciona nuestro cerebro. Cuando nos centramos en los aspectos negativos y expresamos quejas, se refuerzan las vías neuronales asociadas con el pensamiento negativo. Con el tiempo, esto hace que sea más fácil caer en patrones de queja a medida que el cerebro se vuelve más hábil para identificar y amplificar los estímulos negativos.
Volviendo a ese amigo que se queja, cuando nos quejamos, es fácil ver cómo puede alentar a otros a compartir sus quejas, lo que fomenta una atmósfera colectiva de insatisfacción. ¡Esta negatividad compartida puede perpetuar y amplificar los sentimientos de frustración y descontento entre todos los participantes!
Entonces, ¿cómo podemos detener un ciclo negativo y salir de esta zona de negatividad? Cuando sientas que se avecina una queja o frustración, hazte estas preguntas:
Uno de los primeros pasos para deshacerse de la negatividad es tomar conciencia de su presencia, pero no podemos hacer esto cuando nos aferramos a ella. Es fácil pensar que, al quejarnos, estamos abordando un problema, pero a menos que nos detengamos a ver nuestra queja e identifiquemos lo que hay detrás, inconscientemente perpetuaremos la negatividad… y el problema no se abordará. Arrojar luz a nuestros problemas es el primer paso para erradicarlos.
Detrás de cualquier negatividad se encuentra al final el miedo, que actúa como una fuerza motora fundamental para muchas emociones y pensamientos negativos. Cuando experimentamos negatividad, a menudo es una manifestación de miedos más profundos: miedo al fracaso, miedo al rechazo, miedo a lo desconocido. Este miedo subyacente puede distorsionar nuestra percepción de la realidad, haciendo que los desafíos parezcan insuperables y las experiencias más desalentadoras de lo que realmente son.
Entender que el miedo está en la raíz de la limitación puede ser increíblemente liberador. Nos permite abordar el problema central en lugar de solo tratar los síntomas. La próxima vez que te encuentres en un ciclo de negatividad, fíjate si el miedo se está cociendo a fuego lento justo debajo de la superficie.
El miedo y la incomodidad surgen únicamente como una forma de ayudarnos a crecer: el crecimiento positivo ocurre cuando reconocemos estos sentimientos, los abordamos y elegimos una perspectiva diferente. He escrito extensamente sobre el miedo, y enfrentar nuestros miedos es el camino más rápido hacia el crecimiento. Cuando la negatividad comienza a impregnar tu experiencia, tomar conciencia e identificar el miedo es clave, el siguiente paso es cambiar tu conciencia.
Tomemos la clásica frase negativa: “No puedo con esto”. Cuando surja un pensamiento como este, dale la vuelta de inmediato y pregúntate: “¿Y si puedo?” o “¿Qué puedo aprender de esta experiencia, independientemente del resultado?”. Se siente más ligero, ¿no? Hay un cambio instantáneo de la negatividad a la expansión y la posibilidad.
Este mantra clásico de Alcohólicos Anónimos puede parecer trillado, pero la negatividad crece cuando nos enfocamos en cosas que nos desagradan pero que, en definitiva, no estamos en condiciones de cambiar. Replantear nuestros pensamientos no consiste en ignorar la realidad o fingir que todo es perfecto. Consiste en elegir enfocarnos en los aspectos de una situación que te empoderan en lugar de aquellos que te arrastran hacia abajo. Este cambio mental puede ser increíblemente liberador y puede abrir nuevas posibilidades de alegría y plenitud.
La negatividad es un ancla pesada que nos agobia y nos impide experimentar plenamente las alegrías y oportunidades de la vida. Nubla nuestro juicio, afecta nuestras relaciones y disminuye nuestra sensación general de bienestar. Ésta, muy literalmente, nos bloquea la Luz. Lo que resulta en un aumento del estrés, la ansiedad e incluso problemas de salud física. Al deshacernos de la negatividad, nos liberamos para vivir de manera más plena y auténtica. Creamos un espacio para que la energía positiva fluya hacia nuestra vida, lo que mejora nuestra salud mental, emocional y física. Abandonar la negatividad no solo se trata de evitar la incomodidad; se trata de acoger una calidad de vida superior en la que puedan florecer el crecimiento, la transformación y la alegría.
Y en cuanto a ese amigo quejumbroso, todos merecen un hombro para llorar y un amigo de confianza para desahogarse, pero si ese es el resultado de la mayoría de las interacciones, ve si puedes comenzar a cambiar conscientemente la conversación. El mundo está lleno de ideas fascinantes e inspiración. ¡Y la positividad se propaga con la misma efectividad que la negatividad!