Los verdaderos amigos son más que personas con las que pasamos tiempo. Son quienes nos ayudan a crecer, revelan nuestro potencial más auténtico. Podría decirse que, espiritualmente hablando, volvernos un mejor amigo es nuestra principal prioridad. La amistad verdadera es la esencia de la espiritualidad, porque es la expresión de amar a tu prójimo como a ti mismo. Al amar a otra persona, estamos amando a Dios en el sentido más profundo porque Él está en todas las personas.
"IMejorar nuestra vida es solo el resultado de llevar Luz a la vida de quienes nos rodean.."
A continuación, cinco maneras de conectarte con la Luz del Creador al volvernos mejores amigos:
1. Esfuérzate por compartir, incluso cuando es difícil.
La amistad es una oportunidad increíble para que practiquemos el amor incondicional. Esto significa dar sin esperar nada a cambio. Puede parecer casi imposible llegar a un nivel en el que compartamos tan desinteresadamente como el Creador, sin buscar gratificación emocional ni reciprocidad a cambio de nuestras buenas acciones. Pero mientras más trabajemos en ello, más instintivo se volverá. Esto implica que demos, aún cuando es incómodo, y hacerlo sin buscar beneficio propio. La meta debería ser conectarnos con el Creador y traer Luz al mundo a través de nuestras acciones generosas. Cuando dirigimos nuestra mente hacia esa dirección, abrimos caminos increíbles para que entren las bendiciones a nuestra vida y a la vida de quienes amamos.
2. Motívalos a crecer.
Los amigos verdaderos no solo nos hacen sentir bien con nosotros mismos, sino también nos motivan a crecer. Esto significa dar apoyo cuando nuestros amigos intentan cosas nuevas, ayudarlos a evaluar nuevos puntos de vista y aceptarlos aunque cometan errores en el camino. Si bien nadie puede hacer el trabajo espiritual de otro, es importante que todos tengamos un entorno amoroso y alentador para prosperar. Ayudar a crear dicho entorno para alguien más es una manera poderosa de dar motivación y amor a su viaje personal.
3. Ayúdalos a conectarse con la Luz.
Cuando estudiamos espiritualidad por primera vez, a menudo lo hacemos con la intención de ayudarnos a nosotros mismos, ya sea para tener una mente más positiva, controlar nuestra ira o para recibir más bendiciones en nuestra vida. Y aunque todas esas cosas son importantes, en algún momento nos damos cuenta de que nuestro viaje espiritual consiste en realidad en ayudar a los demás. Mejorar nuestra vida es solo el resultado de llevar Luz a la vida de quienes nos rodean.
Uno de los mejores regalos que podemos dar a alguien es la capacidad para conectarse con la Luz del Creador. Esto no significa que impongamos nuestras creencias espirituales en los demás. Más bien, háblales de las maneras positivas en las que tu vida ha sido influenciada por estudiar espiritualidad o invítalos a una clase. Aún más importante, enseña con el ejemplo; muéstrales el poder del Creador al poner en práctica los principios espirituales en los que crees.
4. Tómate el tiempo de apreciar las bendiciones que cada amigo trae a tu vida.
Es fácil dar por sentado nuestras amistades, pero recuerda que toda persona está en nuestra vida por una razón. Cada relación nos ofrece algo único que necesitamos para acercarnos al Creador, aunque no sepamos cómo.
A veces nuestros amigos nos vuelven locos, o nos alteran o nos hacen enojar, pero hay una razón para ello. Quizá están allí para hacernos abrir los ojos a una nueva manera de ver el mundo, motivarnos a ser más pacientes, o para mostrarnos los aspectos en los que necesitamos trabajar. Las amistades verdaderas no carecen de conflictos. Son las que sobreviven a pesar del conflicto y crecen gracias a las diferencias.
"Ser un amigo es nunca dejar a nadie por fuera, ver lo mejor de esa persona y creer en que podrá alcanzar su máximo potencial."
5. Cree en ellos.
El Creador siempre tiene fe en nosotros. Ser un amigo es nunca dejar a nadie por fuera, ver lo mejor de esa persona y creer en que podrá alcanzar su máximo potencial. Puede que a veces no creamos en nosotros, pero al tener una persona que cree en nosotros, nuestra alma puede ser motivada a hacer el trabajo que vino a hacer en este mundo.
Los buenos amigos son tanto una bendición como una necesidad en nuestro crecimiento espiritual. Nos dan mucho en forma de amor, apoyo y estímulo, pero más importante aún, nos dan una oportunidad para hacer lo mismo a cambio, ¡lo cual es mucho más poderoso!
Tal y como explica Karen Berg, Directora del Centro de Kabbalah: “Se dice que si tenemos un amigo verdadero en nuestra vida, estamos genuinamente benditos. Pero creo que la bendición más grande de todas sería convertirnos en el amigo verdadero de alguien”.