(Extraído de Días de Poder parte 2)
Rav Isaac Luria, el Arí (que se traduce como “El León”), murió en Hei BeAv, el quinto día del mes de Av, en el año 1574. La Kabbalah nos enseña que el día en el que un Tzadik (persona justa) deja nuestro mundo físico, recibimos una oportunidad para conectar con su ayuda espiritual. Estas celebraciones de aniversario de muerte, también llamadas hilulá, tienen lugar a lo largo de todo el año y son momentos para reunirnos y estudiar, a veces hasta después de la media noche, para conectar con las almas de los justos que están allí para ayudarnos a vencer el ego y cualquier bloqueo que podamos encontrar en nuestra vida. Todos los Tzadikim se sienten felices de responder a nuestra invitación para que nos acompañen y nos apoyen en cada aspecto de nuestro trabajo espiritual. Específicamente, al conectar con el Arí en su aniversario de muerte podemos llegar a entender verdaderamente nuestro propio potencial para revelar Luz en este mundo.
El Arí nació en Jerusalem y de niño se mudó con su madre a Egipto para vivir con su tío durante 13 años. Los años que el Arí pasó en Egipto estuvieron dedicados al proceso de purificar su conciencia, vencer los aspectos físicos en su vida, transformar su deseo de recibir y completar su propósito de vida, el cual era compartir los secretos de la Kabbalah. Durante este tiempo, alcanzó niveles de iluminación y entendimiento espirituales que lo guiaron a Tsfat, Israel, para enseñar los secretos de la Kabbalah a Rav Jaim Vital y, al hacerlo, transmitir esta sabiduría a las futuras generaciones. La única razón por la cual el Arí vino a este mundo era para enseñarnos los secretos de la Kabbalah a través de Jaim Vital, y en el momento en el cual esta tarea fue realizada, dejó este mundo físico a la temprana edad de 38 años.
El mensaje del Arí fue elaborado específicamente para nuestra época. No fue sino hasta que Rav Áshlag estableció el Centro de Kabbalah en 1922 y comenzó a enseñar acerca del Zóhar y del Arí que las personas laicas finalmente tuvieron la oportunidad de entender al Arí. Rav Áshlag basó sus trabajos titulados: HaSulam, o “La escalera, comentarios acerca del Zóhar por Rav Áshlag” y “Las Diez Emanaciones Luminosas” en los escritos del Arí. Esta sabiduría permaneció oculta durante más de 400 años e incluso los eruditos más sabios encuentran los escritos del Arí difíciles de descifrar. En la actualidad, gracias a Rav Áshlag, cualquiera puede aprender y entender Kabbalah de la forma en la que era enseñada durante la época del Arí.
El Zóhar y el Talmud explican que cuando aprendemos de una lección de un maestro en particular, ese estudio nos conecta con el maestro que nos guió a dicha lección. Por ende, mientras más implementamos las enseñanzas de un maestro en nuestra vida, más nos conectamos con ese maestro. El Sidur/Libro de Oraciones del Centro de Kabbalah es el medio por el cual podemos conectar con el Arí y acercarnos a él. El Arí nos explica que durante los días del Mesías, no estaremos limitados por un conocimiento intelectual o entendimiento del pasado, presente y futuro. De hecho podremos verlo todo delante de nuestros propios ojos. El Arí no estaba limitado por el tiempo, el espacio o la encarnación, y al conectar con él podemos por ende recibir su apoyo para ver más allá del tiempo, del espacio y del movimiento.
La conciencia espiritual no se traduce en poder mental excepto cuando permitimos que la Luz nos guie. La conexión con la Luz y con todos los secretos de la Kabbalah no viene a partir del intelecto y no puede aprenderse en las universidades, pero puede encontrarse únicamente al conectar con la fuente de energía espiritual: la Luz del Creador y las almas de los justos que han traído esta sabiduría de la Kabbalah al mundo. Nosotros sabemos cómo establecer la conexión espiritual y cómo despertar el alma dentro de nosotros. Utilizando herramientas tales como el Zóhar y los Kitvei HaAri (Los Escritos del Arí), los viajes espirituales a los lugares donde están enterrados los Tzadikim (almas justas), conexiones con los Tzadikim en sus aniversarios de muerte y participando en los programas cósmicos de Shabat y en las festividades podemos tener éxito al conectar con nuestra alma para conocer, revelar y conocer nuestra misión personal. El alma ya lo sabe todo. En estas conexiones no estamos utilizando nuestra mente, más bien creamos un puente entre el mundo material y el mundo de la verdad.
Cada vez que citamos a un Tzadik, tenemos el mérito de que su alma se una a la nuestra. Por ello, al leer Los Escritos del Arí y pedirle a él que nos apoye en su aniversario de muerte, todos podemos conectar con él y merecer su ayuda y guía.