El antiguo Kabbalista Rav Shimón bar Yojái escribió en el Zóhar que fue Moshé, no Dios, quien dividió el Mar Rojo, permitiendo así a los Israelitas escapar del Faraón y del ejército egipcio.
Para poder lograr este aparente milagro, Moshé combinó el poder de la certeza con una tecnología espiritual muy poderosa. Él estaba en posesión de una fórmula que le daba literalmente acceso al reino subatómico de la naturaleza.
La fórmula que Moshé utilizó para vencer las leyes de la naturaleza ha estado oculta en el Zóhar durante 2.000 años.
Esta fórmula se llama los 72 Nombres de Dios. No son nombres como Beatriz, Guillermo y Bárbara, sino 72 secuencias compuestas por letras hebreas que tienen el poder extraordinario de vencer las leyes de la naturaleza en todas sus formas, incluyendo la naturaleza humana.
Aunque esta fórmula está codificada en la historia bíblica literal de la partición del Mar Rojo, ningún rabino, erudito ni sacerdote conocía el secreto. Éste sólo era conocido por un grupo de Kabbalistas, quienes también sabían que cuando fuera el momento adecuado la fórmula se revelaría al resto del mundo.
Para aprender cómo aprovechar el poder de los 72 Nombres y el propósito con el cual pueden utilizarse, recomendamos la lectura de Los 72 Nombres de Dios: Tecnología para el Alma. Aunque no hables ni leas hebreo, puedes experimentar increíbles milagros.
Ahora, después de 2.000 años de ocultamiento, los buscadores contemporáneos pueden también acceder a este poder y esta energía aprendiendo sobre los 72 Nombres de Dios y utilizándolos.
Los 72 Nombres son secuencias de tres letras cada uno, que actúan como un índice para frecuencias espirituales específicas. Simplemente mirando las letras, cerrando los ojos y visualizándolas, puedes conectarte con estas frecuencias.
Con el fin de utilizar una metáfora física para describir lo que ocurre cuando usamos los 72 Nombres, piensa en un diapasón, que se utiliza para establecer un tono preciso. Cuando acercas un diapasón que vibra a otro que no vibra, el segundo diapasón empieza a vibrar debido al fenómeno llamado “transferencia simpática”.
Los 72 Nombres de Dios funcionan como diapasones que te reparan a nivel del alma. Eso significa, a nivel práctico, que no tienes por qué pasar por algunas de las pruebas físicas más duras en la vida, pues puedes afinar tu cuerpo y tu alma con las frecuencias espirituales que tus ojos no perciben.