La Torá nos enseña que el mundo de caos es Maljut y el mundo de dicha y felicidad es Zeir Anpín. La mente es ilimitada, pero el cuerpo es limitado. Cuando observamos el caos, siempre está relacionado con la realidad física. La pobreza es falta de dinero; la enfermedad está relacionada con un cuerpo afligido; una mala relación tiene que ver con otra persona.
"La mente es ilimitada, pero el cuerpo es limitado".
La verdadera lección del Monte Sinaí́ es la realidad de la mente sobre la materia, no “No robarás” ni el resto de los Diez Enunciados. Durante miles de años, se nos ha dicho “No robarás”, ¿pero han dejado de ocurrir robos? Se nos ha dicho “No matarás”, ¿pero han dejado de ocurrir asesinatos en los últimos diez años? No, el Monte Sinaí́ trata acerca de la mente sobre la materia; que yo puedo lograr cualquier cosa hacia la cual dirijo mi mente, siempre y cuando use las reglas y trabaje arduamente.
La incertidumbre es el principal obstáculo para alcanzar mente sobre materia. Si no estamos seguros de que nuestra salud será́ restaurada, que nuestra relación problemática puede ser sanada y que el dinero puede ser obtenido, entonces nuestros problemas —nuestro caos— no será́ remediado. Sin embargo, si tenemos la certeza de que las cosas pueden ser restauradas, sanadas, curadas, entonces la certeza causará que la mente sobre materia se manifieste al final; a pesar de los aparentes altibajos en el proceso. Todas las clases de caos pueden cambiar, en eso consiste la Torá.
*Extraído del comentario de Rav Berg sobre la porción de Behar en La Biblia Kabbalística: Levítico.