Hay un antiguo refrán que dice: “Haz lo que puedas, con lo que tienes, en donde estás”. Ahora, obviamente esta es una afirmación profunda cuando nos referimos a nuestro trabajo personal de vida, pero en realidad también es verdad para nuestra misión espiritual aquí en la tierra: la misión de perfeccionar nuestras almas. La verdad es que se nos ha dado lo que sea que tengamos (cualquier rasgo, limitación o talento) para que podamos cambiarnos a nosotros mismos en el interior.
La lectura de la Biblia de esta semana, es llamada en hebreo: Vaetjanán, la cual significa “rogar”. Encontramos a Moisés suplicándole a Dios 515 veces que le permitiera entrar a la tierra de Israel. ¿Por qué necesitó rogar tanto sólo para ir a cierto sitio? Con todos los milagros que había realizado, ¿Por qué Moisés tenia que suplicar por esta petición aparéntenme menor? Después de todo, si recordamos, cuando la hermana de Moisés, Miriam, estaba enferma de lepra, todo lo que Moisés tuvo que hacer fue decirle al Creador: "El na refa na la", lo que significa “Sánala ahora”, y fue sanada. ¿Cómo podía Moisés ser tan arrogante en una parte de la Biblia como para decirle al Creador: “Esto es lo que demando de Ti”, y sin embargo aquí lo vemos tan desesperado?
La respuesta es que el mismo Moisés sabía que había alcanzado un nivel espiritual tan elevado que si entraba en Israel, él habría podido alcanzar una unificación perfecta del mundo físico con el mundo espiritual, una unificación que habría traído la paz global y fin del dolor, el sufrimiento, y la muerte.
Pero el Creador le dijo a Moisés: Ninguna persona puede caminar en los zapatos de otro. En otras palabras, ninguna persona puede tomar el proceso de otra para si mismo. El Creador se lo explicó a Moisés de esta forma: “Moisés, no puedes entrar porque una vez que lo hagas, tu acción creará unidad completa en el mundo entero. Las personas, sin embargo, aun no han finalizado la corrección de sus aspectos negativos. Cada persona necesita hacer su propio proceso. Cada persona necesita completar su misión espiritual. Y dado que cada persona es una roca extraída de la misma montaña Divina, le tomará tiempo a cada individuo hacer su parte para reunir de nuevo esta enorme montaña”.
Para nosotros, es una profunda lección. ¿Cuántas veces rechazamos nuestro propio proceso? Cuántas veces nos decimos: “¿qué puedo hacer? ¡Estas son mis circunstancias!” o “¿qué puedo hacer? Nací así, ¡No tengo elección!”.
El punto es que si esta es nuestra actitud, entonces tenemos a otro dios delante de nosotros, y este dios es llamado “Victimología”.
El primer Precepto establece: “Yo soy el Señor, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. No tendrás otros dioses además de Mí”. ¿Qué quiere decir esto en la práctica?
Esencialmente significa: “Te he dado la habilidad para no ser una víctima. Te he sacado de tu propia esclavitud. Hoy te otorgo las herramientas espirituales para enmendar y crear con lo que se te ha dado para trabajar: ya sea mucho o poco”. Lo que sea que tengamos como herramientas, se nos otorgaron por el Creador para permitirnos cambiar ya que no estamos esclavizados.
Esta semana, recordemos que no somos victimas. Sin importar nuestras circunstancias, siempre somos capaces de compartir y ser una parte en el proceso de traer Luz a este mundo.
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