Los kabbalistas explican que hay tres maneras de conectarnos con las almas justas que dejaron este mundo y atraer su Luz: visitar su lugar de reposo, leer sus palabras de sabiduría o leer historias acerca de ellos. Con cada historia que leemos no solo atraemos la Luz que estas almas justas revelaron, sino también el regalo de la lección enseñada por el kabbalista.
Cada viernes en la noche, Rav Baruj de Medzhybizh, el nieto del Baal Shem Tov, recitaba una oración especial. Después de cantar la bienvenida a los ángeles de Shabat y sus bendiciones, analizaba toda su semana y agradecía al Creador por todo lo que le había dado. Despertaba agradecimiento por cada momento especial que había ocurrido en los últimos siete días y, seguidamente, añadía esta oración:
“Señor del Mundo, agradezco todo lo que has hecho por mí y todo lo que harás por mí en el futuro”.
Sus estudiantes cuentan que un viernes en la noche, en pleno invierno, comenzó a llorar después de recitar esta oración; sus lágrimas casi se congelaban en su rostro.
Le preguntaron por qué estaba llorando, a lo que él respondió: “Me preguntaba: ‘¿Por qué tengo que decir gracias ahora por el beneficio que el Creador me dará en el futuro? Cuando llegue la ocasión, ¡expresaré mi aprecio en ese momento!’. Después me di cuenta de que, tal vez, cuando llegue el momento no tendré espacio para siquiera reconocer al Creador en mi vida. Por lo tanto, doy gracias ahora”.
“Pero es una lección hermosa, ¿por qué lloraba después de reconocer eso?”.
“Lloré —respondió Rav Baruj de Medzhybizh— porque significa que todavía existe la posibilidad de que algún día pueda perder el aprecio que tengo por el Creador”.
Aun cuando reconocemos la belleza y la benevolencia, y apreciamos las maravillas de la vida, todavía debemos buscar el espacio y apreciar la mano del Creador por permitirnos experimentarlas. Apreciar que nuestros ojos pueden ver un extraordinario atardecer y que nuestra nariz puede oler esencias que nos recuerdan a sueños y al Edén. Y lo más importante de todas esas cosas: que incluso tenemos la conciencia y la capacidad de expresar nuestro aprecio al Creador, porque ni siquiera eso se puede tomar por sentado.
Que el mérito de Rav Baruj de Medzhybizh despierte en nosotros un aprecio cada vez más profundo por todo lo que tenemos en la vida.