En 2015, un fenómeno viral en Internet dividió a la comunidad digital e inspiró un gran debate sobre la percepción humana. Una simple foto de un vestido publicada en redes sociales suscitó un acalorado debate: ¿el vestido era azul y negro o blanco y dorado? Sólo el 60 % de las personas encuestadas vieron el vestido azul y negro (los colores reales, según confirmó la tienda que lo vendía), mientras que algunas personas declararon que su percepción de los colores cambiaba con el tiempo. ¿Cómo es posible que tantas personas vean la misma foto de forma tan distinta?
Solemos creer que lo que vemos está basado en lo que tenemos en frente. Creemos que vemos la realidad absoluta de todo. La verdad es que hay una serie de factores que influyen en la forma en que percibimos el mundo. Conocer estas influencias y cómo podemos cambiar nuestra forma de pensar tiene la poderosa capacidad de cambiar nuestra forma de experimentar la vida.
He aquí tres maneras de cambiar tu percepción:
1. Entiende que tu visión de la realidad está influenciada por tus experiencias y sesgos.
¿Cuántas veces has oído a alguien decir: “Lo vi con mis propios ojos”? En realidad, tan solo el 10 % de lo que vemos se basa en lo que ven nuestros ojos. El resto lo completan nuestras experiencias, conocimientos y suposiciones. Dos personas pueden vivir la misma situación, y una de ellas pensará que es lo peor que le ha ocurrido mientras que la otra cree que es lo más asombroso que ha visto en su vida. Lo que vemos es lo que el cerebro nos dice que estamos viendo. La mente toma lo que perciben nuestros sentidos y luego lo interpreta y le da significado. Estamos contaminados por nuestro sistema de creencias, nuestras experiencias pasadas, nuestros traumas, nuestro dolor e incluso las cosas que nos resultan agradables.
Depende de cada uno de nosotros quitarnos la venda de los ojos. El primer paso para ver el mundo de otra manera es darte cuenta de que no estás viendo la realidad, sino solo la forma en que has entrenado a tu mente para traducir lo que está sucediendo ante ti.
2. Confronta tus pensamientos y suposiciones, en especial cuando se trate de experiencias negativas.
Si nuestra percepción de la realidad se filtra en gran medida a través del lente de nuestras experiencias y creencias, entonces la forma de cambiar la negatividad que experimentamos en nuestra vida no es cambiando el mundo que nos rodea, sino cambiando nuestra forma de pensar. Tenemos la capacidad de reentrenar nuestro cerebro para ver las cosas a través de un lente completamente distinto.
Alguien que tenga una actitud negativa verá naturalmente cosas negativas, no porque estas cosas sean realmente negativas, sino porque esa es su conciencia preconcebida. Si ahora mismo estás experimentando algo negativo en tu vida, lo más probable es que no sea la realidad, sino tu percepción de la realidad basada en nociones preconcebidas de negatividad. Una de las formas de cambiar cómo piensa tu mente es intentar ser un optimista radical. Esfuérzate por ver el lado positivo de cada situación. Así empezarás a ver una realidad más positiva. No vas a evitar por completo los desafíos o el dolor, pero cuando cambies tu mentalidad, tu experiencia de los mismos no se sentirá como desafío y dolor, e incluso puedes darte cuenta de que algunas de esas dificultades no están para nada basadas en la realidad.
3. Haz una pausa e invita al Creador a que te guíe.
Cuando pasamos por momentos difíciles, es fácil sentir que estamos completamente solos en nuestro dolor. Pero, en realidad, hay una fuerza poderosa que nos guía, que nos envía amor y bendiciones sin fin. Cuanto más nos abrimos a ello, más permitiremos que esos dones entren en nuestra vida.
Cuando la vida te arroja decepciones y desafíos, hay una oportunidad para reconocer las grandes bendiciones y la Luz que existen dentro de las dificultades. Haz una pausa y pídele al Creador que te muestre la verdad. Esto te abre a una manera diferente de ver y a experimentar todas las riquezas que el Creador te otorga.
Cada uno de nosotros experimenta una versión diferente de la realidad. Nuestra percepción es una mezcla compleja de señales de nuestros sentidos y la interpretación que nuestro cerebro hace de ellas basándose en filtros únicos que se han ido formando a lo largo de nuestra vida: expectativas, suposiciones, experiencias y sentimientos, por nombrar algunos. Cuando cuestionamos lo que vemos, pensamos, creemos y sentimos, abrimos la mente a nuevas formas de experimentar el mundo. Con la ayuda del Creador, podemos reconocer la bondad, el amor y el apoyo que nos rodean en todo momento. Esta es la manera definitiva de cambiar cómo vemos el mundo y cómo experimentamos la vida.