La mayoría de nosotros sin duda estaría de acuerdo en que nos encontramos en una época de conflictos. Toda la porción de esta semana, Sheminí, está relacionada con la idea del octavo día. Según las enseñanzas de Rav Berg, el octavo día fue cuando Aharón, hermano de Moshé, fue elegido sacerdote. Esto ocurrió tras un período de siete días en los que Moshé, que no era sacerdote sino de la tribu de Leví, sirvió en el Tabernáculo como sacerdote.
Ambos representan a Jésed, la primera Sefirot del Árbol de la Vida. Aunque Moshé no era sacerdote, sirvió durante estos siete días como sacerdote para establecer la base espiritual para el futuro. Al octavo día, Aharón comenzó a servir como sacerdote. Similar al momento de la circuncisión, ocho días de espera aseguran la energía más poderosa. Sheminí representa la energía del primer día tras los siete días de espera. Así que cuando hablamos de Sheminí, en realidad estamos hablando de la transferencia de energía.
Hay 91 versículos en la porción de esta semana. Este número tiene un significado. ¿Cuál es? Hay 91 días entre las estaciones. Además, el Zóhar y el Arí enseñan que 91 representa el vínculo, la unificación y la comunicación entre Yud, Kei, Vav y Kei, el Tetragrámaton (que es el nivel del universo impecable) y Adonái, deletreado Álef Dálet Nun Yud (la realidad de este universo físico). La conexión entre el mundo superior y nuestro mundo físico forman el valor numérico de "amén". Esta unificación es el escenario de la lectura de esta semana. Esto es lo que predomina durante toda la semana.
Tuvimos uno de los aspectos más esperados del año 2023 cuando Plutón entró en Acuario. Este es el momento de pensar en el cambio y la transformación global mientras se construyen cimientos fuertes. Todo lo que no se construya sobre cimientos fuertes se desmoronará. El lado negativo de todo quedará al descubierto. Plutón en Acuario inicialmente traerá duda e incertidumbre. Así es como opera Plutón. Primero, los secretos salen a la luz, luego encontramos soluciones nuevas y creativas. Aprovecha la oportunidad de crecer y cambiar.
Es el momento de dar la cara y asumir la responsabilidad de nuestros actos. Desde luego, la reforma lleva tiempo. El cambio sistémico no se produce de la noche a la mañana. Tal y como se enseña en la porción de Sheminí, hay un período de espera (¡un mínimo de ocho días!).