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Equilibrar ambos extremos

Esther Naor
Diciembre 2, 2015
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La porción de Vayeshev es probablemente una de las más difíciles de entender si simplemente leemos la historia de manera literal. Primero que todo, nos dice que Yaakov (uno de los Patriarcas y quien logró la perfección espiritual estableciendo así toda la emanación de Tiféret) tenía un hijo favorito: Yosef. Yaakov le dio a Yosef un hermoso abrigo, algo que no hizo por sus otros hijos. Esta acción aumentó los celos ya existentes de sus otros hijos quienes, dicho sea de paso, eran también almas muy elevadas. Ellos querían matar a Yosef, pero en su lugar lo vendieron como esclavo.

¿Cómo podía un patriarca tener favoritos entre sus hijos? ¿Cómo pudo hacer algo que sabía que podía alterar los celos de los hermanos de Yosef a niveles peligrosos? ¿Y cómo pudieron estos diez hermanos, que también eran gigantes espirituales, vender a su hermano como esclavo? ¿Es así como debemos esperar que actúen las personas espirituales?

Luego, en medio de toda esta situación, ¡saltamos a una historia aun más extraña! Uno de estos diez hermanos, Yehuda, se casó y tuvo tres hijos. Yehuda casó al mayor de sus hijos con una mujer llamada Tamar. Este hijo murió así que, como lo dictamina la ley de la Torá, Yehuda casó a su segundo hijo con Tamar, ¡pero este también murió!

Luego de todo lo sucedido, Yehuda sintió temor de casar a su tercer hijo, así que le dijo a Tamar que se casarían cuando el joven creciera. Esto le permitió a Yehuda deshacerse de Tamar por un tiempo, pero los años pasaron y Tamar no recibía lo que se le había prometido.

Entretanto, la esposa de Yehuda murió y este se deprimió. Para calmar su mente, Yehuda fue a la ciudad donde Tamar vivía. Tamar sacó provecho de la situación y se disfrazó como una prostituta para seducir a Yehuda. Como este no tenía con qué pagarle, le dio a Tamar su anillo de sello a manera de garantía.

Tamar quedó embarazada y meses después, cuando Yehuda se enteró que su nuera estaba embarazada, ¡la sentenció a morir en la hoguera! Tamar sacó el anillo y le mostró que él era el padre de su hijo. Después la historia se convierte en una telenovela con un final feliz: Yehuda se casó con Tamar y tuvieron unos gemelos, uno de los gemelos de hecho se convirtió en el tatarabuelo del Rey David y es por tal motivo la semilla para el Mesías.

¿Qué clase de historia es esa? ¿Se supone que estos sean tratados espirituales que nos enseñen cómo vivir nuestra vida? Esta es la razón por la cual nuestro maestro, Rav Berg, cita constantemente a Rav Shimón bar Yojái quien señalaba en el Zóhar que la persona que tome la Torá como una historia literal es un tonto.

Entonces el Zóhar nos ilumina al enseñarnos que Yaakov representa a Tiféret, la Columna Central o el equilibrio, es decir: la capacidad de transformar nuestros deseos egoístas, reactivos y materiales en el deseo de compartir y revelar Luz. Yosef es también una carroza que estableció la energía de la emanación conocida como Yesod, que también representa la Columna Central. Por ende, cuando la Torá dice que Yosef era el hijo de Yaakov, lo que realmente significa es que sus energías eran similares. Y dado que ambos representan la Columna Central, con Yaakov en un nivel más elevado que Yosef, esto significa que tienen un poco de ambos extremos: el Deseo de Recibir (el ego y lo material), y el Deseo de Compartir (el aspecto espiritual). Ellos podían estar en ambos mundos.

Esta historia nos enseña a conectarnos con ambos mundos, ambos extremos. Después de todo, el propósito de nuestro trabajo espiritual no es eliminar lo físico ni perder nuestro deseo, sino simplemente elevarlo al transformarlo en un vehículo para compartir y revelar Luz. Esto era lo que Yaakov y Yosef podían hacer.

Es por ello que esta historia está llena de aspectos difíciles de entender. Es una historia que refleja nuestra realidad fragmentada. Sin embargo, cuando elevas tu conciencia por encima de la fisicalidad y te conectas con el plano espiritual que está más allá del tiempo, el espacio y el movimiento, y de la ilusión de fragmentación y separación, todo cobra sentido. Yosef debía ser vendido a Egipto para que luego toda la nación de Israel pudiera entrar a Egipto, pasar un proceso de limpieza y prepararse para recibir las leyes espirituales del universo que ayudarían a poner fin al dolor, el caos y el sufrimiento. De igual modo, la relación entre Tamar y Yehuda tenía que ocurrir para que pudiera nacer el linaje que traería al Mesías, y con este el fin del caos, el dolor y el sufrimiento.

Cuando podemos estar en la Columna Central como Yosef y Yaakov (es decir, cuando podemos tomar el deseo, el ego y la atracción por lo material, y lo elevamos a lo espiritual al compartir y tener certeza), podemos elevarnos por encima de las limitaciones y las ilusiones de la realidad física, y así por encima del caos. Es de tal modo como estos personajes pudieron elevarse más allá del caos aparente de la historia de sus vidas como aparece en la Torá. Este es el regalo que recibimos de la Torá esta semana.

¡Que tengan una excelente semana!


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