El primero de enero es sinónimo de nuevos comienzos, cambio de dirección y establecimiento de metas. Cuando el calendario occidental cambia del año 2015 al año 2016, muchos de nosotros albergamos grandes esperanzas para un nuevo año positivo. Hacemos listas de cosas que queremos alcanzar y cambios que nos gustaría implementar. Sin importar que nuestras metas sean de naturaleza espiritual o que simplemente deseemos llevar una dieta más balanceada, cada uno de nosotros tiene un gran potencial para el cambio en nuestra vida.
Pero a medida que transcurren las semanas, algunos de nosotros nos desmotivamos y perdemos esperanza. Nuestro potencial no ha cambiado, pero nuestra creencia en nuestra capacidad sí lo ha hecho. Con frecuencia, la duda es la responsable cuando perdemos la motivación para seguir nuestros deseos. Michael Berg señala: “La duda siempre se presenta como una elección. De hecho, mientras mayor pueda ser el milagro, más espacio habrá para la duda”.
Nuestro propósito en la vida es crear un cambio y hacer que el mundo sea un lugar mejor, ¡algo bastante significativo para lograrlo en sólo una encarnación! Sin embargo, cada acción positiva que queramos realizar tiene una influencia positiva en el mundo. Nos corresponde a cada uno de nosotros trabajar siempre por ser mejores y así mejorar el mundo que nos rodea.
Así que, ¿cómo nos mantenemos motivados cuando dudamos de nosotros mismos?
La fe en nosotros mismos comienza con nuestra certeza en la Luz del Creador. Disipamos la duda cuando deseamos tener certeza. Cuando se presenta un percance, recuerda que hay una lección esperándote. Continúa dirigiendo tus pensamientos hacia la certeza en que Creador tiene un plan y tú eres parte de él incluso si ahora no puedes verlo.
Nuestros pensamientos negativos quizá sean el mayor obstáculo para que llevemos a cabo nuestras intenciones para el futuro. Los pensamientos negativos refuerzan la falta de confianza en nosotros mismos, lo cual hace que sea difícil abrir el canal para bendiciones más grandes.
Una vez que establezcas una meta, haz tu máximo esfuerzo. Incluso si buscamos mejorar nuestra vida, no hay garantía de que tendremos éxito. Fracasaremos de vez en cuando, pero tener certeza significa aceptar esto y entender que el fracaso nos enseña lecciones importantes.
Cuando vemos los fracasos como parte del proceso y no como un obstáculo para la transformación, podemos seguir adelante con un espíritu más optimista.
Intenta conseguir el apoyo de un amigo. Cuando se te dificulte vencer la falta de confianza en ti mismo, acude a aquellas personas que traigan más Luz a tu vida. No se supone que pasemos los desafíos solos, los amigos y la familia pueden ser una gran fuente de positividad y pueden tranquilizarnos cuando más lo necesitemos. Hablar acerca de tus dudas con otras personas puede ayudarte a minimizarlas y te puede dar un mejor sentido de perspectiva. Al cambiar positivamente la energía a nuestro alrededor podemos comenzar a tener más confianza en nuestras metas y en nosotros mismos y, por ende, más certeza en nuestro camino.
Al tener certeza nos sentimos más capaces y esperamos tener éxito al alcanzar nuestras metas. Cuando silenciamos la duda en nosotros mismos comenzamos a abrir nuestra vida a los milagros y a las bendiciones.
En términos simples: cuando no crees que algo bueno pueda pasar, no ocurrirá nada bueno. Michael Berg dice: “Una vez que tenemos certeza total —cosa que no es fácil de desarrollar— nos damos cuenta de que aun las cosas más pequeñas, que no tienen sentido y que van en contra de todo lo que parece correcto, vienen a nosotros por parte del Creador y, por lo tanto, nos hacen felices”.