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Más allá de París: ¿Qué debemos hacer ahora?

Karen Berg
Enero 14, 2015
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"Un ser humano es una parte del todo, llamado por nosotros el 'Universo', una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos, como algo separado del resto, una forma de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es una forma de cárcel para nosotros, restringiéndonos a nuestros deseos personales y al afecto por unas pocas personas cercanas a nosotros. Nuestra misión debe ser liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie es capaz de conseguir esto totalmente, pero esforzarse en tal logro es en sí mismo parte de la liberación y un cimiento para la seguridad interior".-- Albert Einstein

Estamos viviendo un momento poderoso, pero peligroso: un momento en el que ya no podemos darle la espalda a la desgarradora realidad de odio y violencia que existe para tantos alrededor del mundo.

El evento en Paris en respuesta a esta realidad fue increíble y sin precedentes: millones de personas se juntaron en el nombre de la unidad. Puede que muchos vean esta reunión como una marca de progreso para un mundo lleno de separación y oscuridad, pero quizás el aspecto más importante fue mostrarnos que nuestros líderes mundiales de hecho pueden caminar juntos de la mano por una causa en común.

Incluso, esta muestra espontánea de unidad confirma algo que los kabbalistas han predicho durante siglos: nos estamos acercando al momento del tiempo en el que podemos, como individuos y como un colectivo, revertir la negatividad que está dentro y alrededor de nosotros; un momento en el que podemos cambiar la ola de odio de una vez por todas; un momento de despertar al hecho de que la paz vendrá cuando podamos establecer un vínculo entre las personas basado en la chispa de la fuerza de vida universal que está dentro de todos y cada uno de nosotros.

Pero aunque el evento del domingo en Paris es un comienzo prometedor, ninguno de nosotros es lo suficientemente ingenuo para pensar que esto significa que hemos “llegado a ese punto”. Sí, estamos en medio de un proceso profundo: una evolución de la conciencia mundial donde el espíritu humano está labrando un nuevo camino alejándose de la gran oscuridad.

Pero no. Aún no hemos llegado a ese punto.

Todavía hay mucho trabajo por hacer.

Y ese trabajo no recae solamente en las manos de los líderes y dignatarios, a pesar de que sus esfuerzos son muy importantes.

En vez de esto, el trabajo y el poder yace en nuestras manos: en mis manos, en las tuyas, porque cada uno de nosotros es parte de una red universal de conciencia. Como Einstein señaló, es solo una ilusión lo que nos hace creer que somos pequeños y limitados, que no tenemos poder o efecto sobre lo que está ocurriendo.

Estamos enfrentando un problema universal que requiere una respuesta universal. Sí, una respuesta que es compleja y no puede simplificarse demasiado. Pero lo que sí sabemos es que no podemos luchar con la oscuridad con más oscuridad. Lo único que puede eliminar la oscuridad es la Luz.

Así que, ¿qué podemos hacer?

Bueno, un buen lugar por donde podemos empezar es crear una fuerza global de bondad... una fuerza compuesta de todos nuestros esfuerzos y acciones individuales... una fuerza que puede cubrir la tierra en energía positiva y Luz.

Aquí no estoy hablando de “actos espontáneos de bondad”. Estoy hablando de bondad hecha a propósito, consciente, bondad que le ofrecemos a aquellos que son diferentes a nosotros, esa bondad que no viene tan fácil. Hablo de la bondad que damos con la intención de ser una parte de la red de conciencia positiva porque es ahí donde yace nuestra fuerza como seres humanos. Claro que no somos perfectos, pero como Einstein dijo, “pero esforzarse en tal logro es en sí mismo parte de la liberación y un cimiento para la seguridad interior”.

Quizás mejor lo dijo Lassana Bathily, el empleado musulmán del supermercado kosher que salvó a un grupo de rehenes en los ataques del viernes al esconderlos en un refrigerador: "Somos hermanos. No es cuestión de judíos, de cristianos, de musulmanes. Todos estamos en el mismo bote: "Tenemos que ayudarnos entre nosotros para poder salir de esta crisis".


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