Este artículo fue publicado originalmente en 2015.
“Un corazón que ama es la verdadera sabiduría” – Charles Dickens
Mientras que el mes de Géminis (signo de aire) es regido por el intelecto, el mes que está iniciando, el mes de Cáncer, es regido por las emociones. Como signo de agua que es, la naturaleza intrínseca de Cáncer nos induce a vivir los aspectos más profundos de nuestro ser.
El signo de Cáncer es regido por la Luna y, por lo tanto, la gente nacida bajo este signo puede ser la más sensible de todo el Zodíaco. De hecho, una de sus misiones espirituales aquí en la Tierra es encontrar una manera de equilibrar sus fuertes emociones. Debido a que poseen núcleos acuosos, los cancerianos tienen la tendencia a formar corazas para protegerse de los daños. Esta es una de las razones por las que es tan apropiado que el cangrejo sea el animal que representa a Cáncer.
La idea espiritual de este mes es que si somos capaces de romper nuestra coraza, entonces tendremos el potencial de vivir la más grande de todas las libertades: el amor incondicional. Desafortunadamente, la coraza más grande que tenemos, y de la que nos cuesta más deshacernos, es la coraza que hemos creado alrededor de nuestro corazón.
Cuando nuestro corazón está cerrado, tenemos la tendencia a juzgar mucho a los demás y a nosotros mismos. Nos sentimos atascados en la rutina. Somos cínicos, nos da miedo intentar cosas nuevas y nos sentimos abrumados por las incertidumbres de la vida. Quizá lo peor sea que se nos hace difícil permitir que otras personas formen parte de nosotros y que nosotros formemos parte de otras personas.
Por otro lado, cuando nuestro corazón está abierto, nos sentimos en armonía con nosotros y con el universo. Le tememos menos al futuro o al pasado. Podemos ver a los demás con amor en lugar de juicio y somos capaces de compartir con ellos sus dichas y sus penas. Lo mejor de todo es que podemos sentir la presencia de la Luz del Creador en nuestra vida.
Para resumir, el poder de un corazón abierto es más grande de lo que creemos. Puede influir en cada aspecto de nuestra vida y de la vida de quienes nos rodean.
Entonces, ¿cómo abrimos nuestro corazón en este mes?
Bueno, si lo pensamos, para que un árbol crezca tenemos que enterrar una semilla en la fría y oscura tierra. La coraza externa que rodea a la semilla tiene que romperse porque sólo después de que lo hace la semilla puede expandirse y crecer.
Un proceso similar ocurre con la coraza de nuestro corazón. Para romperla, primero tenemos que ir a la oscuridad para sentir el dolor y la limitación de vivir con un corazón cerrado. Al vivir esa experiencia, podemos construir en nuestro interior el deseo de romper nuestra coraza y, si somos afortunados, nuestro corazón se dirigirá a la Luz, fuera del “yo” y hacia el “nosotros”. No, no es un proceso sencillo (crecer espiritualmente nunca lo es), pero tenemos una gran cantidad de herramientas que pueden ayudarnos.
A continuación unas sugerencias prácticas: