Este artículo de la porción semanal fue escrito originalmente en 2019
Dicen que una casa no es un hogar hasta no tener a alguien con quien compartirla. Una casa es solo paredes hasta que incluimos nuestro corazón; solo en ese momento puede ser un hogar verdadero. Venimos a este mundo con nada a nuestro nombre. Nacemos con nuestra hoja en blanco. De cada uno de nosotros depende construir una vida y, con suerte, dejar un legado de nuestra buena voluntad. Algunos quizá elijan una vida en la que solo pasen de un placer a otro. Otros eligen crear una vida en la que sirven a los demás y al mundo, algo que al final trae plenitud verdadera. Esta semana aprendemos a transformar nuestra propia casa espiritual en un hogar espiritual. Somos inspirados a ofrecer una mano a los demás y, de este modo, permitir que energía positiva fluya hacia nuestra vida. El universo nos llama a abrir nuestro corazón y crear una vida de positividad a través de nuestras propias acciones de buena voluntad y amor. Esta semana comenzamos el proceso de convertirnos en verdaderos canales de Luz para permitirnos recibir de manera ilimitada la alegría y la felicidad que es nuestro destino.
La porción de la Biblia de esta semana se llama Trumá. Trumá significa “beneficencia”. El Creador, después de entregar los lineamientos espirituales a los israelitas, pide que comiencen a ponerlos en práctica. El Creador les pide a los israelitas que comiencen el proceso de crear la vasija espiritual que albergue la nueva energía que recibieron. La porción comienza con el Creador diciendo: “Di a los israelitas que Me traigan una ofrenda”. Espiritualmente, el Creador pide a los israelitas que comiencen la construcción de una vasija espiritual interna para poder recibir la totalidad de Su Luz. A nivel físico, Él les pide que contribuyan con la construcción del Tabernáculo, una morada física con varios componentes diseñados para ser el lugar donde la Luz del Creador habitaría. Sin embargo, contribuir en la construcción de este Tabernáculo es lo que construirá su capacidad espiritual interna para recibir la Luz, la alegría y la plenitud. El Tabernáculo resguardaba las Tablas, las manifestaciones físicas de la Luz que el Creador envió en el Monte Sinaí. Estaba conformado por cortinas, paredes, patios, mesas, candelabros, madera, oro, bronce y plata. Era una estructura espiritual elaborada y hermosa desde donde los israelitas podían atraer la Fuerza de Vida del Creador. El Creador sabía que la enorme cantidad de Luz que estaban por recibir necesitaba una vasija que la contuviera. Él sabía que era esencial que los israelitas contribuyeran con el proceso de construcción del Tabernáculo y simultáneamente construir su propia vasija interna. Con cada contribución que realizaron, pudieron recibir más energía. Con cada oportunidad en la que eligieron dar, la energía del Creador llenó su presencia. Contribuir o dar es la única manera de mantener consistentemente la Luz del Creador y mantener la energía positiva en nuestra vida, ya que las bendiciones solo pueden permanecer si haces espacio para ellas. Hacemos este espacio cuando contribuimos con la vida de los demás. Así construimos nuestra vida para recibir todo lo que nacimos para recibir.
"La paradoja de la vida es que cuando damos somos nosotros mismos quienes recibimos."
A menudo en la vida no logramos ver la paradoja inherente a ella. Para recibir, no podemos simplemente tomar. Tomar solo nos dejará insatisfechos ya que hay una chispa del Creador en todo lo que vinimos a desarrollar en este mundo. La paradoja de la vida es que cuando damos en realidad somos nosotros mismos quienes recibimos. Esta semana inicia la Luna Nueva de Piscis, nos presenta la Luz más elevada y espiritualmente avanzada de todo el año. ¿Cómo revelamos esta Luz? Sin una vasija para ella, la Luz se pierde. Del mismo modo en el que la Tierra brilla en el espacio, nosotros también podemos brillar en la vida. Si la Tierra no reflejase la energía del Sol, la luz se perdería en la oscuridad del espacio. Nos conviene crear una vida de servicio a los demás y vivirla no solo pensando en nuestras propias necesidades, sino también en las de los demás. Este servicio a los demás es la contribución que creará la vasija para recibir la Luz del Creador. La herramienta espiritual de la contribución no pudo haber llegado en un momento más importante que este, ya que estamos por entrar en una ventana de tiempo de 60 días de gran Luz espiritual. Entraremos en un doble mes de Piscis. Piscis es el final de toda la Luz espiritual del año entero. Trumá viene para enseñarnos a recibir esta Luz y elevarnos en el proceso. La Luz siempre busca su camino hacia nuestra vida para que crezcamos y seamos felices. Al abrir nuestro corazón y comenzar a pensar en las necesidades de los demás, construimos nuestro propio Tabernáculo interior y, de ese modo, creamos la vida de alegría y felicidad que estamos destinados a vivir.
Esta semana en tus meditaciones, construye tu vasija interna. Observa que mientras más des, más tendrás. Visualízate como un canal puro de Luz. El Creador fluye a través de ti. Sonríele y dale amor a toda persona que te encuentres. Mientras más energía recibas, más le permites que fluya a través de ti. Mientras más dejes ir, más recibirás. Si estás abierto a ello, contribuye con este mundo no solo con tu inteligencia sino también con tus manos y corazón. En ese momento serás capaz de recibir más de lo que jamás podrías soñar, ya que somos prósperos no por la cantidad de tesoros que tengamos, sino por la cantidad de corazones que apreciemos. Nuestra casa solo se convierte en hogar cuando recordamos compartirla con alguien más. Una vez que hagamos el esfuerzo por construir una vida en la que compartamos con los demás, podremos revelar el Tabernáculo que siempre ha estado en nuestro interior.