Hay una historia en el Talmud que dice que uno de los sabios, Yehoshúa, el hijo de Leví, se encontró con Eliyahu el Profeta en la entrada de la cueva donde Rav Shimón bar Yojái está enterrado. Esto en sí ya es un gran secreto que se nos revela y nos permite saber que una de las formas más poderosas para conectar con el alma de Eliyahu el Profeta es mediante Rav Shimón bar Yojái y el Zóhar.
Yehoshúa tuvo la oportunidad de encontrarse con esta gran alma y le preguntó: “¿Cuándo vendrá Mashíaj? ¿Cuándo ocurrirá el Fin de la Corrección?”. Eliyahu el Profeta le respondió de una forma interesante: “Te diré donde está para que puedas ir y preguntarle tú mismo” y le dijo que Mashíaj estaba sentado en la entrada de la ciudad de Roma y lo reconocería porque estaría sentado entre los pobres y los enfermos; sabemos que la Luz de Mashíaj, de el Guemar HaTikún, está en las personas pobres, en las personas que nosotros creemos que son indignas.
Yehoshúa se le acercó y le dijo: “Paz para ti, mi señor y maestro”. Mashíaj le respondió: “Paz para ti, hijo de Leví”. Entonces Yehoshúa le preguntó a Mashíaj: “¿Cuándo vendrás? ¿Cuándo vendrá al mundo la Luz del Fin de la Corrección, el fin del sufrimiento y la muerte?”. Mashíaj le respondió: “Hoy vendré”.
¿Puedes imaginar la alegría que invadió a Yehoshúa? Yehoshúa corrió de regreso a Eliyahu el Profeta, que se encontraba en la cueva de Rav Shimón bar Yojái, y le dijo lo que le había dicho Mashíaj. Pero cuando el día estaba por terminar, Yehoshúa dijo: “Él me mintió, porque me dijo que el dolor, el sufrimiento y la muerte hoy serían quitados del mundo. Y no ha sucedido”. Eliyahu el Profeta le dijo a Yehoshúa que había cometido un error y que no entendió correctamente a Mashíaj. Eliyahu dijo: “Si escuchaste sabrás que quiso decir que ‘hoy’ significa si cambias hoy, si completas tu proceso espiritual hoy, entonces la Luz te será revelada”.
Cuando leemos la historia de manera literal, notamos que Yehoshúa estaba en Merón, en la cueva donde está Rav Shimón bar Yojái. Luego viajó hasta Roma, y después regresó a Merón.
Sin embargo, el gran Kabbalista el Maharal de Praga explica que esta historia no ocurría en el plano físico, estaba ocurriendo en el plano espiritual: era un sueño, una profecía, una revelación para Yehoshúa. Y es a este lugar al que todos nos interesa llegar, al lugar en el que estas almas se nos revelen.
No obstante, quizá lo más importante que podemos sacar de esta historia es el endendimiento de que para aquellos de nosotros que nos tomamos en serio el trabajo espiritual de poner fin al dolor, el sufrimiento y la muerte en nuestro mundo para completar aquello que vinimos al mundo a lograr, tenemos que despertar esta conexión verdadera en la cual Eliyahu se revele ante nosotros. Por ende, una de las cosas que debemos recordar durante Shabat Pinjás es la claridad para pedir el regalo de que Eliyahu se revele ante nosotros.
Hay muchas almas justas que están dispuestas a bajar hasta la oscuridad y la basura de cada persona para asistirla. Rav Shimón bar Yojái es uno de ellos. Sabemos que, al igual que la Luz del Creador, también la Luz del Zóhar y de Rav Shimón bar Yojái estarán con una persona, sin importar cuán bajo haya caído, y la elevarán. Eliyahu el Profeta también está allí para ayudarnos sin importar las circunstancias. Independientemente de cuán oscuro caigamos, él está dispuesto a bajar con nosotros y elevarnos.
Y hay un uso práctico para esta asistencia. Digamos que una persona lleva a cabo una acción negativa y luego, quizá una hora, un día o una semana, quiere hacer algo que revelará Luz, pero piensa: “Sé que hice algo negativo… ¿qué puedo lograr ahora?”. Si esa persona llama al alma de Eliyahu para que venga y trabaje con él, entonces sin importar cuán bajo esté, tendrá la fuerza y la asistencia de esa gran alma. Y una particularidad de Eliyahu el Profeta es que en cualquier momento en que lo llames, él viene. Cuando sea que pidas su asistencia, él está allí.
Cuando pedimos que el alma de Eliyahu el Profeta venga, entonces no estamos solos para llevar a cabo cualquier acción que queramos realizar; Eliyahu la está haciendo con nosotros. Imagina cuánta Luz puede revelar el contar con su asistencia… y nunca hay un momento, indiferentemente de dónde nos encontremos, en el que no podamos pedir su asistencia. Él está allí esperando a que lo llamemos.