“Vayikrá” se traduce como: “Y Él llamó”. La pregunta que debemos hacer es: “¿Quién llamó?”. Asumimos que es Dios quien llamó, porque ¿quién más llamaría a Moshé?
Sin embargo, en el Centro de Kabbalah aprendemos que lo que está escrito en los Cinco Libros de Moshé es muy específico. No hay errores, no hay palabras o letras de más; todo es exacto.
También aprendemos de Rav Shimón en el Zóhar que hay mucha más profundidad en los cinco libros y que no deberíamos intentar entender la Torá sólo en un nivel literal.
Las enseñanzas de los grandes Kabbalistas provienen de los niveles más profundos de sabiduría que se derivan a partir del Zóhar. Esos niveles no sólo corresponden al entendimiento práctico, sino también al nivel que nos permite utilizar esta sabiduría kabbalística en nuestra vida diaria para alcanzar satisfacción, paz y serenidad mayores, y todas las bendiciones que estamos destinados a recibir.
Así que examinemos esta porción para buscar sabiduría kabbalística que pueda asistirnos para alcanzar niveles de conciencia y realización más elevados.
El Zóhar enseña que la Torá nos llama todos los días. ¿Qué quiere decir esto? La palabra “Torá” significa “Ley”. Por ello tenemos “la Torá Escrita” y “la Torá Oral”. La escrita es los Cinco Libros de Moshé y la oral es el Zóhar. Por ende, cuando dice que la Torá nos está llamando quiere decir que las “leyes del universo” nos llaman diariamente para acercarnos a la metodología de manifestar toda la Luz de nuestra alma. El universo está configurado para garantizar que alcanzaremos nuestra misión de revelar y compartir toda nuestra Luz, para que el deseo del Creador de dicha absoluta se convierta en una realidad mediante el trabajo de toda la humanidad.
Entonces, ¿quién está llamando? Es nuestra alma, nuestro ser más elevado, nuestro ser perfeccionado. El “yo” que Dios creó en el Mundo Infinito. Nuestro ser perfeccionado quiere ser revelado, quiere eliminar todas las “klipot” o “cáscaras” de negatividad, falsedad y mentiras con las que hemos cubierto nuestro verdadero ser en el transcurso de muchas vidas. Nuestro ser perfeccionado contiene toda la Luz que puede darnos el 100% de la dicha eterna. Nosotros tenemos que hacer el trabajo de eliminar esas klipot. Esa es la razón por la cual el universo y nuestra alma nos llaman.
Lo que el Centro de Kabbalah enseña es la metodología, fundamentada en el Zóhar, para alcanzar nuestra meta de la forma más eficiente y misericordiosa al vivir de forma activa y consciente los principios kabbalísticos que eliminarán todas nuestras klipot y transformarán nuestra negatividad en Luz.
La porción nos enseña entonces tres pasos esenciales en nuestro trabajo espiritual.
El primer paso es el sacrificio. La porción enumera los diversos sacrificios que eran prescritos cuando la gente cometía un “pecado” (cuando realizaban una acción negativa).
Sé que para la mayoría de las personas “sacrificio” no es una palabra que nos guste escuchar; no es algo que estemos dispuestos a hacer de inmediato. Hemos llegado a percibir y a entender el sacrificio como algo que debemos hacer en ciertas ocasiones para complacer a otras personas o algo que debemos hacer como castigo por alguna acción. Por lo general, no nos sentimos felices con los sacrificios.
Pero la Kabbalah nos enseña los beneficios prácticos de los sacrificios y cómo podemos alcanzar esos beneficios en la actualidad.
En el mundo actual no tenemos un Tabernáculo o el Templo de Jerusalén para que presentemos nuestros sacrificios. El Zóhar explica que los sacrificios que debemos hacer son el esfuerzo por sacrificar nuestro deseo por gratificación inmediata y transformar nuestro comportamiento negativo en un comportamiento generoso y proactivo, por ejemplo: sacrificar nuestro comportamiento egoísta por un acto de humildad o nuestra codicia por un acto de generosidad.
El otro aspecto del sacrificio es compartir más de lo que estamos acostumbrados, por ejemplo: ser más compasivos, tolerantes y solícitos de lo que estamos acostumbrados.
Estas son formas en las que sacrificamos nuestra naturaleza “animal” personal y revelamos un nuevo nivel de Luz de nuestra alma. Nuestro ego es la klipá que nos separa de la fuente de Luz, el Creador. El ego dice: “Yo soy la fuente de mi Luz, mis talentos, capacidades y recursos”.
Nuestro ego es la fuente del caos porque nos permite obtener únicamente plenitud a corto plazo y temporal.
Podemos deshacernos de las klipot de nuestro ego y reconocer que el Creador es la fuente de nuestra Luz y todos nuestros talentos, capacidades y recursos; es la fuente de nuestra vida. Eso nos traerá muchas más cosas buenas de las que podemos imaginar. Rav Áshlag enseña que el Creador quiere darnos más de lo que queremos recibir.
El tercer aspecto para revelar nuestro ser perfecto es tener un guía espiritual y maestro que pueda enseñarnos y apoyarnos en manifestar toda nuestra Luz. En esta porción tenemos a Moshé quien nos dice lo que el Creador le dio a conocer: la tecnología del alma.
En nuestro mundo actual, tenemos los escritos del Rav, tenemos las enseñanzas de Karen y las clases, publicaciones y maestros del Centro de Kabbalah que están dedicados y comprometidos en apoyar a cada estudiante que busque vivir en su ser perfecto.
El día de hoy, saca provecho de los pasos que se nos dan en la porción de Vayikrá, y de los recursos del Centro de Kabbalah, y acompaña a todos los estudiantes de los Centros alrededor del mundo para revelar el Cielo en la Tierra y traer paz a todos los pueblos al convertirte en tu verdadera imagen y semejanza de Dios.