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Conectar con la alegría mediante el pensamiento de la Creación

Michael Berg
Abril 7, 2021
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El Zóhar nos dice que en el primer día de la Creación había una alegría similar a la que se había despertado en el día en el que el Mishkán, el Tabernáculo, fue ensamblado. ¿Cuál fue la alegría que el Creador sintió a través del proceso de la Creación? El Zóhar nos dice que el Creador da inicio al proceso de la Creación, llega al sexto día y crea a todos los animales, crea al hombre… ¿pero para qué propósito?

En el Zóhar dice que los animales vinieron delante de Adán, luego de que fue creado, y quisieron reverenciarlo. Ellos ven esta forma humana por primera vez y saben que es más elevada que ellos y, por lo tanto, quieren hacerle una reverencia y seguir a Adán. Sin embargo, Adán les dice: “Están equivocados. Hay una fuerza mayor en este mundo. Es la Luz del Creador. Vamos a reunirnos todos —los animales, todos los objetos inanimados que han sido creados y yo, la humanidad— y dirijamos nuestra energía, enfoque y trabajo hacia la Luz del Creador”.

Ese fue el propósito de la Creación, que el hombre reuniera todo lo que hay en el mundo y lo elevara todo hacia una conexión con la Luz del Creador. Pero luego sabemos qué ocurrió; Adán cayó.

Hubo una segunda y una tercera oportunidad en la historia en las que esa posibilidad también fue despertada. Dice que cuando la Torá fue entregada, cuando la Luz de Inmortalidad fue revelada en el Sinaí, hubo un momento en el que los israelitas estaban recibiendo esa Luz y esa conciencia para poder reunir a todo el mundo y dirigirlos hacia una conexión con la Luz del Creador. Y después nuevamente, en el Mishkán. Cuando Aharón comenzó su trabajo, se despertó nuevamente el pensamiento de que todo el mundo se reuniera una vez más: la humanidad, los animales y todo lo demás dirigiendo sus esfuerzos, conciencia y deseo hacia una conexión con la Luz del Creador.

Así que, cuando el hombre fue creado, cuando la Torá fue entregada en el Sinaí y cuando el Mishkán fue ensamblado son los tres momentos en la historia de la humanidad en que el mundo fue despertado para al menos comenzar el proceso de dirigir todo hacia una conexión con la Luz del Creador. Pero sabemos que en cada uno de esos momentos, hubo una caída; Adán cayó, los israelitas cayeron con el Becerro de Oro y luego del Mishkán los israelitas cayeron nuevamente. Pues bien, ¿dónde está la alegría? Esta es una enseñanza acerca de la cual habla Rav Áshlag y que debemos mantener en nuestra mente siempre que realicemos una acción espiritual.

Rav Áshlag revela el hermoso concepto al cual llama el Pensamiento de la Creación. ¿Cuál es el Pensamiento de la Creación? Es que en el primer momento del primer día, el Creador, quien está por encima del tiempo, el espacio y el movimiento, vio todo de principio a fin, vio el pensamiento… ¿cuál es el pensamiento? El pensamiento es un mundo en el que no hay dolor, sufrimiento, muerte o carencia; sólo alegría y plenitud. El Creador también vio todos los altibajos, pero cuando el tiempo no es una limitación, así como la Luz del Creador no está limitada por el tiempo, esos altibajos realmente ni siquiera están allí. Allí está el pensamiento que recorre todo el camino hasta el final.

Rav Áshlag usó el ejemplo de cuando una persona está pensando en construir una casa. Primero, la persona tiene el pensamiento en su mente de cuán hermosa quedaría la casa una vez construida, pero también sabe que a lo largo del proceso de construcción habrá mucha tierra, mucha suciedad, no se verá tan bien durante el proceso, y puede que tome más tiempo del que piensa. La persona sabe todo esto, pero no importa, porque se aferra al Pensamiento de Creación.

Así que, cuando hablamos acerca de la alegría que existió en el momento de la Creación y acerca de la alegría que existió en el Sinaí, Rav Áshlag dice que fueron tiempos en los que el despertar del Pensamiento de la Creación fue traído a este mundo. ¿En qué pensaba Aharón a medida que entraba al Mishkán, como leemos en la porción de Sheminí? Tenía el mismo pensamiento que Adán tuvo en el momento antes de la caída cuando llevó a todos los animales y a toda la Creación con él y los dirigió hacia la Luz del Creador. Él tuvo el mismo pensamiento que los israelitas pudieron alcanzar cuando recibieron la Luz en el Sinaí. “Mi trabajo”, como Aharón, Adán y los israelitas se dijeron a sí mismos, “es reunirlo todo, toda la humanidad, todos los animales, y dirigirlo todo hacia la Luz del Creador”. En ese momento, el Pensamiento de la Creación es despertado, la conciencia del Creador que ve de principio a fin. Y es de allí de donde proviene la verdadera alegría. Conectar con ese Pensamiento de la Creación que el Creador tuvo en el momento de la Creación, ver los altibajos y lo bueno y lo malo que sucedería desde el principio hasta el final.

Cuando Aharón pudo conectar su conciencia con esa meta, pudo conectar con el Pensamiento de la Creación. Él pudo conectar con la alegría verdadera, y por ende, traerla al mundo. Así que cuando el Zóhar nos dice que este fue el día en el que la alegría más grande fue traída a este mundo, significa que Aharón pudo conectar con el Pensamiento de la Creación. Y eso es lo que está disponible para nosotros en Shabat Sheminí.

Quiero hacer que esto tenga una aplicación práctica en nuestro propio trabajo espiritual. Para aquellos de nosotros que están involucrados año tras año, quizá década tras década, en el trabajo espiritual, este se convierte en un viaje personal; “Voy a conectar con el Creador para poder traer más Luz a mi vida, a mi mundo, a mi familia. Necesito esta ayuda o aquella ayuda”.

Y si bien eso atrae Luz y bendiciones, no nos conecta con el Pensamiento de la Creación. ¿Por qué el Zóhar nos dice, incluso en esta porción de Sheminí y en casi todas las porciones, que una persona que está verdaderamente conectada con el camino espiritual puede vivir con constante alegría?

¿Cómo puede uno vivir con constante alegría cuando vemos esta oscuridad y aquel dolor, este desafío y aquel problema? Si pudiéramos conectar con el Pensamiento de la Creación, entonces podríamos vivir con constante alegría, porque el Pensamiento de la Creación nos lleva hasta el final, cuando toda la humanidad, todos los animales y toda la Creación son dirigidos y conectados por completo con la Luz del Creador. De eso trata Shabat Sheminí, de conectar con la alegría. ¿Pero cómo lo hacemos?

Tenemos que conectar con el Pensamiento de la Creación… ¿y cómo hacemos esto? Cuando vamos a realizar una acción espiritual y a conectar, quizá lo hagamos porque queremos algo de Luz o porque queremos asistencia para atravesar cierto desafío. Eso está bien, pero eso no es lo primordial. Lo primordial debería ser: “Estoy aquí porque sé que mi trabajo es reunir a todo el mundo. Reunir a todos los animales, reunir a toda la creación y dirigirlos hacia la Luz del Creador. Y mi deseo es que por medio de mi conexión el día de hoy, lleve a todo el mundo un paso más cerca de lograrlo”.

Si tenemos esa conciencia, entonces estamos conectando nuestra propia conciencia con el Pensamiento de la Creación, y al hacerlo, nos conectamos con el fin en donde sólo hay alegría y conexión, en donde no hay dolor, sufrimiento y muerte. Entonces, podemos sentir verdadera alegría. El Zóhar nos dice que esa es la razón por la cual no había mayor alegría que en Shabat Sheminí.


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