En la porción Pekudéi se habla de la construcción final y la unión de todas las piezas del Mishkán, el Tabernáculo, el lugar en el que habita la Luz del Creador en el desierto. El Midrash nos dice que el trabajo de Moshé y Betsalel (el arquitecto principal en la construcción del Tabernáculo) refleja la creación del mundo. Dice que Betsalel conocía y pudo usar la combinación de letras, el Nombre de Dios, con el que el Creador creó este mundo.
Entonces, ¿cuál es el entendimiento de esta afirmación y, más importante aún, qué recibiremos de ella? Hay dos aspectos principales en el estudio de la Kabbalah; hay una parte que nos da instrucciones sobre cómo crecer y cambiar para que podamos conectarnos con el Creador y recibir más Luz y bendiciones en nuestra vida; y la otra parte son las herramientas. Las herramientas son las combinaciones de letras que forman los Nombres de Dios y sus distintas meditaciones. Ambos aspectos son igual de importantes para nuestro crecimiento porque, sin importar cuán poderosos seamos para provocar nuestra propia transformación, sin estas herramientas es muy difícil alcanzar el verdadero crecimiento espiritual y la conexión por la que vinimos a este mundo.
“La Luz del Creador está cerca de todos los que invoquen y pidan Su ayuda…”
De esto habla una sección del Zóhar que he escuchado y leído innumerables veces, pero que me quedó grabada cuando escuché a mi padre, Rav Berg, citarla en un viaje a Israel hace unos 25 años. La sección dice: “La Luz del Creador está cerca de todos los que invoquen y pidan Su ayuda, cerca de todos los que llamen con la verdad”. El Zóhar parece decir que no todo aquel que ore recibirá una respuesta, o la Luz, y que solo la recibirán quienes llamen a la verdad. Así pues, ¿qué significa llamar a la verdad? Muy a menudo, cuando necesitamos cosas y queremos conectarnos con el Creador para recibir la Luz y bendiciones, no sentimos que esa Luz viene hacia nosotros. Y el Rav dijo que el Zóhar nos dice por qué; la razón por la que no viene a nosotros es porque necesitamos tener el conocimiento de estos canales de Luz y llamar con el Nombre correcto. Si no estamos conscientes de los Nombres correctos, o no los usamos de manera adecuada, será muy difícil atraer la Luz que necesitamos y pedimos.
Sin embargo, hay personas que conocen cuáles son los Nombres correctos, los canales apropiados para atraer Luz; Betsalel era una de esas personas, y me gustaría concentrarme en el Nombre con el que se conectó. Al entender el poder de este Nombre y comenzar a usarlo, quizá podamos elevarnos para recibir la Luz del Creador y conectarnos más con ella.
“Si no estamos conscientes de los Nombres correctos, o no los usamos de manera adecuada, será muy difícil atraer la Luz que necesitamos y pedimos.”
Para explicar el Nombre que usó me gustaría compartir una sección de Zóhar Jadash. El Zóhar Jadash, o Nuevo Zóhar, fue descubierto después del que conocemos como el Zóhar común. De todas formas, es una parte de las mismas enseñanzas de Rav Shimón bar Yojái, solo fue encontrada después e impresa aparte. En Bereshit dice, como ya sabemos, que en el principio el Creador creó los cielos y la tierra. En hebreo “los cielos y la tierra” se escribe: et hashamáyim veet haárets. Y Rav Shimón dice que la primera letra de esas cuatro palabras, Álef Hei Vav Hei, forman el Nombre de Dios que es la fuerza que le da vida a toda la creación como la conocemos hoy. Y ese es el Nombre que Betsalel usó. Este Nombre no es tan común como los demás que conocemos, como el Tetragrámaton, el Yud Kei Vai Kei, por ejemplo, pero Rav Shimón nos dice que es uno de los Nombres más importantes que debemos conocer. Cuando dice: “conocer”, quiere decir usar y conectarse con su esencia. Rav Shimón pregunta: ¿por qué es tan importante el Álef Hei Vav Hei? La respuesta es que este Nombre, compuesto por estos cuatro canales de Luz, es la fuerza y energía eternas que permiten que los cielos, la tierra y la naturaleza crezcan, se desarrollen y progresen.
Luego Rav Shimón revela algo muy interesante. En el Zóhar y el Talmud dice que cada cosa que crece en este mundo, incluso una hoja de hierba, tiene lo que llamamos “ángel” sobre ella, la golpea y le dice: “Necesitas crecer y cambiar”. Todas las cosas que crecen en este mundo, también los seres humanos, lo hacen gracias a este ángel. Este ángel no es como solemos concebirlos: un ser con alas; más bien es este Nombre, el Álef Hei Vav Hei. Es la Luz y la energía que fluye a través de esta combinación de letras que llamamos ángel y no solo permite que crezca la vegetación, sino también que lo hagamos cada uno de nosotros. Por lo tanto, Rav Shimón nos dice que cuando en el Talmud dice que toda hoja de hierba crece con un ángel que le dice que crezca, se refiere a este Nombre, a la energía en las letras Álef Hei Vav Hei.
Cuando entendemos esto podemos comenzar a ver que quienes queremos crecer y ser infundidos por la fuerza que creó la eternidad en la naturaleza, podemos lograrlo a través de la combinación de estas letras. Por ende, llegamos a apreciar el poder de estar conectados con el Álef Hei Vav Hei, la fuerza detrás de la Creación. Tal y como dice el Zóhar, realmente es la fuerza que conecta la Luz del Creador y los mundos celestiales con este mundo físico. Cualquier carencia de deseo de crecimiento, o de crecimiento en sí, es de algún modo una carencia de conexión con este Nombre. Entonces, en Shabat Pekudéi tenemos la increíble oportunidad para despertar nuestro deseo y capacidad para usar el Álef Hei Vav Hei y conectarnos con la fuerza detrás de la Creación, así como Betsalel lo hizo durante la creación del Tabernáculo.