Shabat Trumá es uno en el que se revela una enorme cantidad de Luz, pero todo gira específicamente en torno a la capacidad del individuo para realizar una conexión personal con la Luz del Creador.
"Toda la Luz que llega a este mundo proviene del Arca”.
En la porción Trumá, en la historia que se encuentra en la Torá, Moshé y los israelitas construyeron la estructura física del Mishkán, el Tabernáculo. Y el Zóhar nos habla del Tabernáculo, que fue reemplazado por el Templo Sagrado en Israel, el centro de energía del mundo. El Kódesh HaKodashim, el Santo de los Santos, es la cámara más importante del Mishkán y la más importante del Templo. Alberga al Arón, el Arca, dentro de la cual están los pedazos rotos de las primeras tablas y las tablas en las que están escritos los Diez Enunciados. El Maharal, gran kabbalista, nos dice que el Arca se llama Arón porque viene de la palabra hebrea Or, que significa Luz, porque toda la Luz que llega a este mundo proviene de ahí.
En la parte superior del Arca hay dos ángeles. Está escrito que los ángeles tienen alas y que éstas apuntan hacia arriba. Los comentaristas de la Torá, llamados Baaléi HaTosafot, hablan de la razón por la que las alas de los ángeles apuntan hacia arriba; explican que es porque los ángeles están mostrando un nivel de humildad. Sus alas apuntan hacia arriba para mostrar que hay conocimiento, sabiduría y Luz por encima de ellos. Las alas representan el conocimiento que tienen los ángeles sobre que hay más por encima de ellos de lo que tienen actualmente.
De esto aprendemos que la forma con la que nos conectamos con esa cámara, la habitación de la cual proviene toda la Luz que recibimos, el Santo de los Santos, es con humildad. Según la referencia a Aristóteles que hacen los comentaristas, ser humilde significa que la persona nunca debe pensar que ha alcanzado la sabiduría. No importa lo que una persona haya recibido, eso no significa que tenga sabiduría; solo significa que ya no está completamente en la oscuridad. La conciencia debe ser: “En realidad no tengo sabiduría. Lo único que he logrado con mi trabajo es no estar completamente desconectado de la Luz del Creador”.
"¿Cómo iniciamos nuestra conexión con el Arca?”.
Nuestra conciencia y humildad, indicadores del hecho de que hay mucha más sabiduría y Luz de lo que conocemos, son la manera principal de asegurarnos de hacer una conexión con la llamada cámara (que en realidad es un lugar más allá del tiempo y el espacio) de la que proviene toda la Luz que llega a este mundo. Así pues, la razón por la que los ángeles sobre el Arca tienen sus alas abiertas hacia arriba es para hacernos saber que si queremos tener una oportunidad de conectarnos con el Arca, tenemos que asegurarnos de entender cuánta sabiduría, conexión y crecimiento hay por encima de nosotros.
Un comentarista de la Torá, el Ralbag, Rav Leví ben Gershón, dice algo similar. Él dice que las alas de los ángeles apuntan hacia arriba para mostrar que aspiran a crecer y que el ferviente deseo de los ángeles era dejar el lugar en el que están en este momento para ascender a uno más elevado.
Entonces, ¿cómo iniciamos nuestra conexión con el Arón, el Arca a través de la cuál fluye toda la Luz que llega a este mundo? Hay que entender verdaderamente cuánta sabiduría, conexión y Luz hay más allá de donde estamos. Además, tenemos que saber que debemos querer dejar nuestra situación actual sin importar lo que pensemos que hemos logrados o aprendido. Tenemos que tener, al igual que los ángeles encima del Arca, nuestras alas hacia arriba para indicar que queremos dejar el lugar en el que estamos en este momento y avanzar al siguiente nivel, luego al próximo y así sucesivamente.
En Shabat Trumá, uno de los entendimientos que recibimos es que, si no tenemos el ferviente deseo de elevarnos de donde estamos hacia el siguiente nivel, no podemos estar verdaderamente conectados con el Arón, no podemos estar verdaderamente conectados con el Arca. De esta porción aprendemos la importante enseñanza de que hay dos prerrequisitos necesarios cuando nos acercamos al Arca: humildad y un deseo ferviente de elevarnos a un lugar más elevado que aquel en el que estamos actualmente.