Los kabbalistas dicen que el Mishkán o Tabernáculo es el lugar en donde nos reunimos para conectarnos en la actualidad. Ese espacio no es sólo un salón al que vamos para realizar cada conexión. Se supone que debe estar al mismo nivel que el Mishkán, y para estarlo depende de la conciencia de quienes se reúnen allí. El gran Kabbalista el Ramjal habla tanto del espacio físico como del espacio de conciencia contenido en el Mishkán y en el Beit HaMikdash, y que necesita estar presente cuando nos reunamos. Eso depende completamente de todas las personas que están en el salón de guerra.
El cohén, el sacerdote, entraba al Mishkán y hacía determinados tipos de trabajo. Pero ¿cuál era su conciencia mientras lo hacía? El Ramjal dice algo maravilloso. La Luz del Creador sólo puede ser revelada a partir de una unificación colectiva de la Creación. Así pues, cuando el cohén entraba al Mishkán, su conciencia era: “Necesito llevarme todo, todo lo de este mundo: lo inanimado, lo animado, los animales, las plantas e incluso a esas personas que no tienen deseo de conectarse. Con eso entro para lograr la revelación de la Luz del Creador que se necesita”.
Por eso en el Mishkán usaban incienso, animales y todo elemento de la Creación, porque el trabajo del Mishkán era elevar, no sólo conectar. Era un lugar mediante el cual todo el mundo sería elevado y, por lo tanto, físicamente usaban todos los diferentes componentes de la Creación. Deliberadamente, esto era lo que el cohén hacía. Él no pensaba: “Permíteme atraer Luz para mí y para todos los israelitas que están en el desierto”. No. Él pensaba: “Permíteme elevar a toda la Creación”. Esa debe ser nuestra conciencia mientras entramos en el salón de guerra, que el trabajo que hacemos allí no es sólo para atraer Luz a nosotros, nuestra familia y quienes nos rodean, sino para toda la Creación. Debemos entrar en el salón con la conciencia del cohén: “Elevaré conmigo, en la medida que pueda, a todos los aspectos de la Creación”.
Cuando entramos al salón de guerra para conectarnos, muchos de nosotros creemos que estamos allí para atraer algo de Luz y bendiciones para nosotros… y sí, es verdad. Sin embargo, ese no es el propósito real; no necesitábamos el Mishkán para eso. Lo necesitamos para elevar todo, elevar a todos los elementos de la Creación. Ese era el propósito de la construcción del Mishkán, esa era la conciencia del cohén que entraba a hacer su trabajo y esa debe ser nuestra conciencia cuando entremos.
Hay otro nivel de conciencia que el cohén tenía cuando entraba al Mishkán, y era terminar el trabajo de corregir este mundo. Esta enseñanza está compuesta por dos partes: la primera, como ya hemos dicho, cuando entremos al salón de guerra, este debe ser un espacio que nos permita tener la conciencia y la fuerza para elevar a todos los elementos de la Creación del daño que ha sido provocado, de la oscuridad interna. La segunda, cuando entremos al salón de guerra debemos tener el deseo de fortalecer, no sólo a nosotros mismos, sino también a todos los aspectos de este mundo, a todas las personas, animales, plantas y objetos inanimados para que sean capaces de hacer su corrección, su culminación. Por lo tanto, esta es una conciencia que nosotros también tenemos que tener cuando entremos para conectarnos: estamos despertando Luz para inyectar en todos los componentes de la Creación para que puedan ser elevados y llegar a su Guemar HaTikún, el final de su corrección. Si hacemos esto, si elevamos a toda la Creación y elevamos e inyectamos la Luz en todos los elementos de la Creación para traer el Guemar HaTikún, entonces también atraemos las bendiciones, la Luz y la ayuda del Creador para nosotros.
Sabemos que la razón por la que hay dolor, sufrimiento, enfermedad y muerte en este mundo es porque hay un grado de carencia de revelación de la Luz del Creador. Si la totalidad de la Luz del Creador fuese revelada en nuestra vida y en este mundo, no habría carencia, dolor, sufrimiento, enfermedad ni muerte. Así pues, todos los aspectos de carencia y dolor son un elemento de carencia de revelación de la Luz del Creador en esa persona, área o realidad, porque si la Luz del Creador es revelada por completo, entonces el individuo o la situación se llena completamente de Luz. Y cuando quienes tenemos esa conciencia nos unimos para crear ese espacio, este trabajo podría realizarse.
El Ramjal nos dice que este espacio se convierte en un lugar a donde el Creador decide ir e irradiar una sobreabundancia de Luz. La conciencia de la gente que se reúne allí para atraer esa Luz debe ser, en primer lugar: “Elevo conmigo al mundo entero, tomo aspectos de todo el mundo para elevarlos”; y, en segundo lugar: “Inyectaré la Luz del Creador en todos los elementos de la Creación para poder darles la fuerza para que alcancen su corrección final. Lo haré con las personas, los animales, las plantas y los objetos inanimados”.
Sin embargo, hay una tercera parte muy importante; tienes que entender por qué hay oscuridad, dolor y carencia. La razón es muy simple: hay una carencia de revelación de la Luz del Creador en muchas partes de nuestro mundo. Por lo tanto, conscientemente debemos pensar que esta sobreabundancia de Luz que ya nombramos y que se revela en el espacio físico vaya y brille en todos esos lugares de vida en el mundo en donde existen aspectos de carencia.
Ese es nuestro trabajo cuando entramos en el salón de guerra. Si entramos con esa conciencia, entonces la singularidad de la Luz del Creador será despertada y revelada en todos los lugares del mundo y en todos los elementos de la Creación. Toda parte de nuestro trabajo espiritual trae corrección adicional al mundo… pero la cantidad depende de nosotros. Y, en consecuencia, nuevamente, nuestra conciencia sobre el espacio y nuestro trabajo colectivo dentro de él influyen en cómo es este. Y en la medida que concentremos nuestra conciencia en estas ideas y en la razón de nuestra presencia allí, en esa medida se fortalecerá el lugar.
El tamaño de la abertura de Luz dependerá, mientras entramos al espacio, de dónde esté nuestra conciencia, qué pensemos, si pensamos en elevar toda la Creación, en inyectarle el poder de llegar al final de su corrección y de si pensamos llevar la Luz del Creador a todos los espacios y lugares de este mundo que tienen carencia. Entre más personas entremos en la sala de guerra y despertemos esa conciencia, más se abrirán las puertas y la Luz brillará con más intensidad. Definimos el espacio conforme a esta conciencia. Por eso para mí es muy importante que no volvamos a entrar a este espacio con el pensamiento de simplemente entrar a atraer Luz para nosotros y conectarnos; ese es un buen pensamiento, pero no es el propósito real.
La conexión personal que hacemos y la Luz personal que recibimos son importantes, pero no es la razón de esta reunión. Ciertamente no es la razón por la que fue construido el Mishkán. No es la razón por la que el cohén entraba en el Mishkán a hacer su trabajo. Su trabajo y nuestro trabajo debe estar basado en esta conciencia y, de esa manera, el espacio cambiará tal y como ya dijimos, y la Luz revelada en el espacio se volverá cada vez más poderosa para todos nosotros y, aún más importante, para el mundo. Si entramos en el salón de guerra con esta conciencia, hacemos que esa Luz se extienda por toda la Creación y comience a eliminar las barreras entre todas las cosas.
El Ramjal dice que si hacemos este trabajo con esta conciencia y entran a un lugar colectivamente juntos en donde todos puedan elevar su conciencia hacia esta claridad, entonces la Luz y las bendiciones vendrán a este mundo; los mundos inferiores, la humanidad, los animales, las plantas y los objetos inanimados comenzarán a recibir cada vez más bendiciones. Luego, a nivel personal, también nos beneficiaremos de la Luz adicional y de las bendiciones que despertamos.
Debemos reimaginar y rediseñar la conciencia que debemos tener en este espacio, porque la conciencia que tengamos afecta a todas las personas del salón y al salón mismo. Podemos situar ese espacio físico al mismo nivel que el Mishkán. Sin embargo, para ser sinceros, aún no estamos colectivamente en esa conciencia. No obstante, se espera que el potencial del espacio sea cada vez más poderoso para que cuando entremos en el salón de guerra haya mucha Luz circulando y mucha más Luz manifestada a partir de la cual podamos cambiar tanto física como espiritualmente.
¿Qué nivel de Mishkán queremos construir colectivamente con nuestra conciencia del espacio? Debemos crear un lugar en donde una sobreabundancia de Luz una a todos los elementos de la Creación. Debemos despertar una sobreabundancia de Luz que fortalezca a todas las personas y las cosas para que puedan llegar al Final de la Corrección. Debemos crear en este espacio la Luz que brillará en todas las áreas de carencia de este mundo para que se llenen de Luz y no haya más oscuridad.
La responsabilidad colectiva que tenemos por el espacio espiritual y físico de los demás mientras nos reunimos para conectarnos es muy importante. No hay duda de que si todos tuviéramos la conciencia de la que hablamos aquí, lo que lograríamos y el espacio que crearíamos sería inmensurable. Nos interesa despertar ante la conciencia de lo que podemos crear, ser conscientes tanto como podamos, concentrarnos hasta el punto de hacerlo para crear este poderoso espacio, no sólo para nosotros, sino para los demás, para el mundo; de esa manera este lugar se convertirá en una llama de Luz que brillará sobre toda la Creación. ¡Podemos lograrlo! Depende de cada uno de nosotros. Jag Saméaj.