Antes de llegar a la porción de esta semana, Vayeshev, leemos sobre la larga lista de transformaciones y logros espirituales por los que pasa Yaakov. Luchó y venció al ángel negativo (la representación de su inclinación al mal). Fue protegido de su hermano Esav quien intentó matarlo. Pasó por un largo camino de pruebas y tribulaciones en el proceso de buscar sus dos almas gemelas, Rajel y Lea. Lo más importante fue que logró diluir la energía negativa de su suegro, Labán, con años de duro trabajo.
Cuando llegamos a la porción de Vayeshev vemos que Yaakov por fin descansó. De hecho, el título de esta porción se traduce literalmente como “y se sentó”.
Ahora bien, en vista de todo lo que le pasó, podríamos preguntarnos si es algo malo que Yaakov haya descansado. ¿No ganó algo de tiempo para descansar después de todas sus luchas? Después de todo de eso se trata la vida, crecemos, logramos metas, compartimos y luego es momento de descansar, ¿no? Según esta historia, la respuesta es un rotundo no.
Porque justo después de que Yaakov “se sentó” vemos que pasa por los 17 años más difíciles de su vida, los 17 años en los que creyó que su hijo querido, Yosef, estaba muerto.
La primera lección para esta semana es: el momento en el que creemos que hemos “llegado” a determinado lugar, que hemos logrado algo o que hemos tenido éxito en ayudar a la gente, en el momento en el que caemos en complacencia, seremos presionados por el universo de manera dolorosa a avanzar a nuestro siguiente nivel. El Rav siempre decía que mientras estemos en este mundo nuestra tarea es avanzar de nivel constantemente.
La complacencia hace que nuestra vasija sea más pequeña e impide que la Luz nos dé nuestro siguiente nivel de crecimiento, los dones y las bendiciones que nos están destinadas.
No me malentiendan, esto no significa que debamos estar en una lucha constante. Es ciertamente posible alcanzar el nivel de apreciarnos a nosotros mismos, la Luz y el don de hacer lo que hacemos y, al mismo tiempo, luchar constantemente por alcanzar nuestro siguiente nivel. De ser así, nuestra transición entre un nivel y otro estará llena de alegría y hasta los desafíos serán manejables. Pero cuando tenemos la conciencia de haber llegado ya y nos preparamos para descansar, un desafío doloroso debe romper nuestra vasija y abrirla nuevamente.
La segunda lección de esta semana tiene que ver con lo que realmente le ocurrió a Yosef que le trajo tanta tristeza a su padre. Suena ridículo e ilógico que sus hermanos, que realmente eran personas justas que representan las 12 tribus, pudieran vender a su hermano a un esclavista y más aún considerar matarlo.
¿Cómo es posible?
El secreto aquí es que aunque en la realidad del 1% (el mundo físico y lógico), los hermanos cometieron un error, un error que tuvieron que pagar a través de un proceso de corrección, debemos entender que la Luz del Creador formaba parte de la película completa. En el nivel del 99%, el nivel espiritual, lo que ocurrió no fue un error. Todo lo que ocurrió tenía que ocurrir para que Yosef fuera a Egipto y pudiera plantar la semilla para la redención de los israelitas.
Para todos nosotros, la lección aquí es entender que en medio de nuestras dificultades la Luz está actuando, todo ocurre por una razón porque la Luz siempre nos está guiando. Si podemos abrir nuestro corazón en medio de situaciones injustas, comportamientos negativos de otros contra nosotros, situaciones ilógicas de nuestra vida, entonces, incluso aunque tengamos que hacer algo en el mundo físico para ocuparnos del asunto, en el nivel espiritual el Creador siempre nos acercará a nuestra misión.
Entre más rápido acojamos nuestras situaciones con confianza y aceptación, más fácil será el viaje. Luchar contra nuestra realidad y sentirnos como una víctima sobre lo injusto, lo difícil o lo inesperado sólo nos causará dolor y sufrimiento innecesario.