“Sin desafíos, la vida no sería vida”. – Karen Berg.
Hay muchos momentos en la vida en los que nos sentimos tentados a renunciar. Quizá se siente como si hubiésemos tomado muchos proyectos en el trabajo y de repente nos sentimos abrumados. Quizá nos ofrecimos a ayudar cuando parecía que apenas podíamos encontrar tiempo para atender asuntos personales o a veces sólo sentimos que no estamos preparados para una clase, asignación o deber en particular y buscamos escapar.
Cuando las cosas se ponen difíciles nuestro interés principal debe ser evitar saltar de la nave espiritual y enfrentar la dificultad directamente. Los desafíos son los que hacen que valga la pena vivir, nos enseñan las lecciones más bellas y nos hacen más fuertes.
Los kabbalistas enseñan que quienes están conectados con la Luz tienen algo en común: una cualidad llamada esfuerzo constante. Quienes se esfuerzan constantemente logran todo lo que se plantean hacer sin importar que tan difícil sea. Estas personas parecen encontrarse con más dificultades que una persona común, eso es porque dichas almas no huyen de la dificultad.
Ellas enfrentan los obstáculos directamente, eligen verlos como oportunidades para crecer en lugar de lamentarse por su infortunio.
La mayoría de nosotros se presiona a dar más ocasionalmente, cuando tenemos en frente una tarea que parece que vale la pena realizar o cuando el resultado es importante para nosotros.
Sin embargo, la idea de vivir una vida en la que estamos constantemente escalando cuesta arriba es abrumadora para muchos. Muchos de nosotros hasta nos planteamos como meta vivir una vida fácil. Solemos pensar en una vida tranquila y sencilla como la recompensa por haber trabajado duro.
Estamos destinados a trabajar por nuestras propias bendiciones, así es cómo encontramos la verdadera plenitud. Según Michael Berg, “No debemos pedir una vida fácil, sino pedir la habilidad para esforzarnos sin cansancio para enfrentar los obstáculos y oportunidades para hacerlo. Ir contra la corriente no debe ser desalentador, puede ser estimulante e inspirador”.
Tenemos la oportunidad de esforzarnos incansablemente en la superación de los obstáculos diariamente. Cuando la vida no nos da desafíos, podemos orar para tenerlos.
Vivir una vida llena de desafíos no es lo mismo que vivir una vida de caos. Aunque superficialmente ambas parezcan lo mismo, la Kabbalah las ve diferentes. Los desafíos que están en nuestro camino son realmente oportunidades para aprender, crecer y ganar más bendiciones en nuestra vida. Podemos aceptar un desafío y darnos cuenta de que el proceso es estimulante, especialmente cuando notamos las bendiciones que recibimos por hacerlo. Por el contrario, el caos aparece en nuestra vida como resultado de una desconexión con la Luz.
Alcanzar nuestro propósito en la vida no es necesariamente fácil. Significa superar grandes obstáculos. Ese es nuestro trabajo espiritual, evitar el camino fácil y buscar constantemente lo mejor. Así es como vivimos una vida llena de bendiciones, una vida que es cualquier cosa menos mediocre. Al buscar constantemente y aceptar las dificultades, fortalecemos nuestra conexión con el Creador y traemos más Luz al mundo.