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Sin deslumbrar a nadie: cómo terminar con la necesidad de agradar a las personas

Centro de Kabbalah
Noviembre 29, 2016
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Uno de los deseos más básicos del ser humano es sentirse amado y apreciado. Cuando somos pequeños, buscamos obtener esta sensación de aprobación de nuestros padres y familiares. Más tarde, intentamos deslumbrar a nuestros compañeros, maestros y amigos. Este deseo es natural; forma parte de un anhelo primario por pertenecer y ser aceptado como parte del grupo. En la adultez, todos buscamos aprobación en algún nivel, ya sea por parte de nuestros jefes o suegros.

Sin embargo, si no somos conscientes, este deseo puede volverse lo suficientemente intenso como para perturbar nuestra relación con otras personas y ser un obstáculo en el camino hacia nuestro crecimiento espiritual y nuestra transformación.

El deseo de reconocimiento y aprobación surge en el salón de clases, en el lugar de trabajo, en fiestas; básicamente en cualquier lugar donde interactuemos con otras personas a quienes queremos impresionar. Es difícil saber realmente con cuánta frecuencia caemos en esta trampa, ya que a menudo buscamos aprobación sin siquiera darnos cuenta de ello. La próxima vez que estés en una reunión de trabajo o compartiendo con conocidos, presta atención. ¿Terminas las oraciones de otra persona? ¿Pierdes información importante porque estás pensando en lo que vas a decir después? ¿Te encuentras asintiendo a la idea de otra persona y más tarde te preguntas por qué lo hiciste?

El problema con la búsqueda de aprobación es doble. Primero, cuando nuestro impulso inmediato es impresionar a otras personas o ser aceptados por ellas, sin saberlo puede que actuemos o hablemos en contra de nuestros valores y creencias fundamentales, presentándonos a nosotros mismos de forma equivocada. Segundo, cuando nos preocupamos por lo que otros puedan pensar acerca de nosotros, no estamos realmente escuchando lo que ellos tienen para decirnos.

Michael Berg dice: “Cuando buscamos aprobación, es muy probable que perdamos nuestra conexión con la Luz del Creador, que es irónicamente la fuente de todos nuestros talentos. La aprobación puede ser peligrosamente seductora aun para la persona más elevada espiritualmente entre nosotros”. Cada interacción que tenemos en el mundo es una oportunidad para compartir o recibir Luz. Para que dicho intercambio ocurra, debemos permanecer abiertos y escuchar. Cuando nos preocupamos por lo que otras personas piensen de nosotros o nos preguntamos si los hemos impresionado, resulta imposible ser un canal abierto para la Luz.

Una historia relata que un hombre se acercó una vez al Rey David y le dijo: “Tú me dijiste que si dejaba de perseguir el respeto y el honor, y simplemente actuaba con integridad y honestidad, entonces con el tiempo el respeto y el honor me encontrarían. Pues bien, eso he hecho y nada ha cambiado. Ahora estoy al final de mi vida y sigo trabajando sin recibir grandes honores que contar”.

El Rey David le respondió: “Mientras huías del honor, ¿cuántas veces volteaste a ver por encima de tu hombro cuán lejos estaba de ti?”.

Tienes el poder para encontrar plenitud en tu interior. El trabajo espiritual conduce a la apreciación propia, no sólo por las cosas que hacemos bien, sino por la forma en la que fallamos y buscamos la manera de hacerlo mejor. Cuando estamos menos enfocados en impresionar a otras personas e intentamos conectarnos más con el Creador, comenzamos a sentirnos más plenos y menos deseosos de obtener satisfacción temporal en la aprobación de otras personas.

Rav Berg dice: “No queremos ver fuera de nosotros mismos, sino más bien necesitamos preparar nuestra vasija, mediante todos nuestros esfuerzos, para recibir. Preparar nuestra vasija no es algo simple; se hace únicamente atravesando nuestras dificultades y venciendo nuestros desafíos… Las cosas que deseamos puede que no formen parte de nuestro paradigma de vida, y cuando algo no llega a nosotros es porque no hemos construido nuestra vasija para recibirlo”.

Puedes encontrar todo lo que necesitas al conectarte con la Luz del Creador. Da la bienvenida a las oportunidades para compartir, aprende de los demás y crecerás como persona. En lugar de planear la respuesta perfecta, intenta escuchar realmente lo que los demás tienen que decir.

Dedica tiempo para conectarte cuando conozcas a alguien por primera vez; mira a esa persona a los ojos y sonríe. Tu sinceridad impresionará mucho más a los demás de lo que tú podrías hacerlo con un comentario ingenioso o sagaz.

Mantente fiel a tus creencias. Ser la voz solitaria de protesta es especialmente difícil. Es mucho más fácil permanecer en silencio y asentir sólo para ser aceptado. Sin embargo, compartimos más Luz cuando actuamos de acuerdo con nuestros valores y nos deshacemos de la necesidad de complacer a otras personas.


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