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La diferencia entre la profecía de Moshé y la de Bilaam

Michael Berg
Junio 22, 2021
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Si hay una porción que realmente abarque la Luz de profecía, esa es Balak. Por supuesto, a lo largo de la Torá tenemos a Moshé (quien fue un profeta), podemos leer los Libros de los Profetas y leer sobre muchos profetas importantes. Pero lo especial de Shabat Balak es que tenemos otro tipo de profeta, una persona muy mala, Bilaam.

La profecía significa esencialmente obtener una directriz del Creador. La gente tiende a pensar que las profecías son para las almas elevadas, como Moshé, Shmuel o Yeshayahu, pero en Shabat Balak aprendemos que eso no es cierto; el don de la profecía también está presente en Bilaam, un ser humano muy bajo. Si ese don está disponible para Bilaam, por lo tanto, también debe estarlo para nosotros. Y eso, en general, es en lo que consiste este Shabat: cómo ascender a un estado en el que más aspectos de nuestra vida sean dirigidos por la Luz del Creador.

Por eso quiero hablar de la diferencia entre la profecía de Moshé y la de Bilaam. El gran Kabbalista Najmánides, el Rambán, explica que ellos tenían una experiencia profética totalmente diferente. Y al principio, casi parecía que Bilaam estaba en un nivel superior de profecía que Moshé.

Bilaam nos explica en Shabat Balak el tipo de profecía que recibió y cómo la recibió. Una de las cosas que Bilaam dijo de sí mismo y su profecía es que notó la visión de la Luz del Creador. Lo que quizo decir con visión era tener un estado de claridad tal que fuese totalmente obvio para él lo que el Creador deseaba que hiciera. Bilaam llegó a ese estado de claridad en Shabat Balak y dijo: “Esto es exactamente lo que el Creador quiere que haga”.

Sin embargo, el Rambán dice que había una diferencia entre la profecía que Bilaam recibió y la manera en la que Moshé la recibió. Moshé no tenía idea de cuándo el Creador le hablaría o sobre qué lo haría. No obstante, está escrito que Bilaam ya sabía con antelación lo que el Creador le diría. Además, sin importar dónde estuviera Moshé, la profecía le llegaba de repente, mientras que Bilaam, por otro lado, sabía cuándo le hablaría el Creador. Está escrito que Bilaam decía de sí mismo: “Conozco la mente del Creador; sé cuándo y qué me dirá Él”.

Pensemos en lo que dice Najmánides, el Rambán. Hay dos profetas, uno de ellos es Bilaam, quien sabe cuándo el Creador le hablará y qué le dirá. El otro, Moshé, no sabe cuándo le hablará el Creador ni qué le dirá. Si observamos objetivamente e intentamos decidir quién es el más grande profeta, podríamos decir que Bilaam; porque él sabe más, tiene más claro cuándo le hablará el Creador y sabe qué le dirá.

Para explicar la diferencia entre los dos, el Rambán cita una fábula del Midrash que compara la profecía de Moshé con la profecía de Bilaam. Compara a Bilaam con el cocinero del rey. Él, como cocinero, sabe qué plato está preparando, cuánto cuesta, cómo prepararlo y cuánto toma hacerlo. El Midrash dice que Moshé puede ser comparado con el amigo del rey que está sentado en la mesa y no tiene idea de cuánto cuesta la comida, cómo es preparada y demás; está allí simplemente para estar con el rey.

Así pues, el Midrash dice que si quieres entender el secreto de la profecía de Bilaam en oposición al secreto de la profecía de Moshé, compara la situación con un amigo del rey que va a comer con él y el cocinero que prepara la comida. Moshé, al igual que el amigo del rey, no tenía idea de cuál sería el tema general de la directriz del rey; él sólo estaba siempre preparado para lo que fuese. Moshé no se preocupaba por lo que iba a ser. Sólo quería hacer lo que el Creador quería que haga y quería recibir el mensaje que el Creador quería darle. Su enfoque y deseo particular era: “Sólo quiero saber”, a diferencia de Bilaam que ya sabía lo que quería saber.

A menudo la gente acude a videntes porque necesita tomar una decisión y quiere saber qué debe hacer. Bilaam era así. Él sabía lo que quería que pasara —o tenía una idea general de lo que quería que pasara—, pero también quería tener la directriz. Por ejemplo, ocurre como cuando alguien pregunta si debe ir hacia la izquierda o hacia la derecha en el camino en el que está, ni siquiera considerando la posibilidad de voltear por completo e ir en sentido contrario.

Sin embargo, Moshé no le estaba pidiendo al Creador que lo ayudara a tomar una decisión. Era una hoja completamente en blanco, siempre con la conciencia de: “Sea lo que fuere, no me interesa, sólo quiero saber”. Esa es la diferencia entre los dos.

Como vemos en la historia completa de Shabat Balak, Bilaam ya había decidido lo que quería que ocurriera. ¿Cuántas veces hacemos esto? Verdaderamente sabemos lo que queremos hacer, pero pedimos consejos de todas formas, algo como: “Sé a dónde quiero llegar al final, así que, por favor, ayúdenme a llegar de buena manera”. Mientras que el consejo verdadero o la directriz verdadera es: “No sé a dónde quiero ir, sólo quiero ir adonde la Luz del Creador quiera que vaya”. Ese tipo de apertura y deseo es lo que diferenció la profecía de Moshé de la de Bilaam.

Moshé dijo: “No quiero saber cuándo me hablarás, no quiero saber qué me dirás… No me interesa. Sólo hay algo que me importa. Quiero ser guiado por la Luz del Creador”. Y, debido a eso, el Creador se dirigía a él todo el tiempo y le decía exactamente a dónde ir y qué hacer; por lo tanto, toda la vida de Moshé fue guiada.

Bilaam tenía el poder de la profecía. Tenía el poder de la Luz del Creador que le daba cualquier respuesta que necesitaba. Pero, como tenía una idea general de lo que quería hacer, el Creador sólo podía guiarlo dentro de ese límite. Y, tal y como sabemos, él se convirtió en el más bajo de los seres que jamás hayan vivido y fue asesinado de manera terrible.

De esa profecía aprendemos que estar conectado con la Luz del Creador no le garantiza a un individuo terminar haciendo lo que vino a hacer en este mundo. Recuerda que tanto Moshé como Bilaam tenían la misma capacidad para ser guiados. La gran diferencia es que Moshé estaba completamente abierto. Por eso el Rambán dice que es muy importante tener una conciencia expansiva de: “No me importa nada. Estoy abierto a absolutamente cualquier posibilidad de orientación”. Cuando tenemos esa conciencia podemos obtener la directriz exacta.

Esto es muy importante para nosotros porque siempre estamos limitados, incluso cuando pedimos orientación de parte de la Luz del Creador. La limitamos, pedimos que el mensaje esté en los límites de lo que sea que queramos. No obstante, al hacerlo de este modo nunca obtendremos orientación real, sino que obtendremos la orientación como Bilaam. Sí, Bilaam recibió orientación de la Luz del Creador, le dijo qué hacer, pero como no estaba abierto a cualquier posibilidad de lo que el Creador podía haberle dicho, nunca llegó al propósito por el que su alma vino a este mundo. Este es un increíble entendimiento que nos da este Shabat Balak.


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