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Elevar el plano físico

Michael Berg
Diciembre 8, 2024
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Este artículo fue publicado originalmente en 2017.

Hay una recopilación de varias enseñanzas de una gran alma que vivió y fue asesinada durante el Holocausto. No contiene enseñanzas sobre cada una de las porciones, así que no muy a menudo tengo la oportunidad de estudiar de allí. Pero Vayishlaj es una de las porciones de la recopilación y me emociona poder compartir su enseñanza con ustedes.

La mayoría de nosotros conoce la historia; Yaakov, tras haber vivido muchos años con su suegro, Laván, recibe un mensaje del Creador: le dice que es el momento de regresar a la casa de sus padres. Cuando iba en camino, descubrió que su hermano, Esav, venía a hacerle daño y probablemente a asesinarlo a él y a su familia. Por eso, Vayishlaj comienza con la frase que dice que Yaakov “envió ángeles”. Esta terminología (la palabra “ángel”) no se ve a menudo en la Torá. Hay una discusión entre comentaristas sobre si literalmente envió ángeles o si simplemente quiere decir que Yaakov envió mensajeros o personas. Rashí, el gran kabbalista y comentarista, dice que Yaakov en realidad llamó ángeles de los Cielos para que fueran a hablar con los soldados de Esav que iban a asesinarlo.

Sabemos que ninguno de estos relatos es histórico, sino más bien son secretos y entendimientos que necesitamos hoy. Entonces, ¿cuál es el secreto en esto? Esta enseñanza estipula que podemos entender este versículo y el secreto del concepto del envío de ángeles por parte de Yaakov ya que tienen que ver con nuestro trabajo espiritual. ¿Cuál es el deseo máximo y supremo del Creador para nosotros? ¿Qué es lo que la Luz del Creador realmente desea para nosotros y de nosotros? Algunos podríamos pensar que la respuesta es trabajo espiritual, oraciones y conexiones… pero, esta enseñanza dice que no; lo principal, lo más importante que el Creador desea para nosotros no es el trabajo espiritual que vemos en la forma de acciones espirituales, estudio o conexiones. Más bien, se trata de tener la capacidad de elevar la fisicalidad.

Los kabbalistas suelen hablar de esto. El alma no tiene que descender al mundo físico para hacer el trabajo espiritual y las acciones de conexión espiritual que pueden ocurrir en los Mundos Superiores, ya sea orar, estudiar o incluso compartir. El enfoque principal de nuestro trabajo no deben ser las acciones espirituales que pueden ser hechas en los Mundos Superiores también, sino elevar lo físico; este es el beneficio de enviar el alma al cuerpo físico, al mundo físico.

Entonces, primero, hace una afirmación muy importante para que la entendamos todos nosotros: el enfoque central de nuestro trabajo no debe ser sólo el trabajo espiritual como lo vemos en las conexiones, el estudio, la oración o en las acciones de compartir, sino con el objetivo de elevar lo físico. ¿Cómo lo hacemos? Inyectando la Luz del Creador en toda la fisicalidad de este mundo.

Por ejemplo, cuando una persona come, la pregunta es: ¿por qué está comiendo? Si come simplemente porque quiere disfrutar la fisicalidad de comer, ese es un tipo de conciencia. El otro tipo de conciencia es: “Estoy comiendo esto, estoy bebiendo esto o estoy disfrutando esto del mundo físico para poder tener una capacidad y habilidad más grande para conectar con la Luz del Creador”. Cuando una persona vive su vida de este modo —lo cual significa que en todo lo físico que participa entiende e inyecta la conciencia de que la razón por la que está disfrutando esta comida, bebida o espacio físico es porque pidió que todo eso le diera una mayor fortaleza y felicidad para poder conectarse con la Luz del Creador—, entonces ese es el propósito principal de su trabajo espiritual.

Este entendimiento de que el propósito del trabajo espiritual en realidad no es lo espiritual, sino que consiste en la capacidad de inyectarle la Luz del Creador a toda la fisicalidad, podría ser un vuelco para algunos de nosotros. Por eso estamos en este mundo porque, de lo contrario —y es importante entender esto—, no tendríamos un propósito para estar aquí, ya que el trabajo espiritual puede hacerse en el mundo espiritual. El propósito de ser enviados a este mundo es que podamos inyectar la Luz del Creador en lo físico. Lo hacemos a través de la conciencia. Lo hacemos a través del uso y la recepción conscientes de lo físico.

Hay una enseñanza del estudiante del Baal Shem Tov, el Maguid de Metzritch. Algunas veces encontramos en el Zóhar una sección poética, pero muy difícil de entender. Una de esas secciones está al inicio de la porción Mishpatim en el Zóhar, específicamente en el párrafo 15.

Hay un pasaje llamado Saba de Mishpatim, en el que un sabio anciano revela los secretos de la reencarnación. Habla del trabajo de este mundo y termina con una frase que dice que nuestro trabajo es cubrir la Shejiná o lo que llamamos nuestra madre, nuestra protectora, con cosas hermosas “inexistentes” o que “no tienen existencia”. Ese es el propósito de nuestro trabajo, el Saba de Mishpatim, el anciano sabio revela: cubrir, despertar y preparar las cosas hermosas que no tienen existencia.

Así pues, el Maguid de Metzritch explica el secreto de esa sección en el Zóhar al decirnos que el trabajo espiritual tiene una existencia, Luz y una esencia; el Zóhar tiene una esencia, ya sea que la toquemos o no. Las oraciones tienen una existencia y tienen Luz, ya sea que las digamos o no. Incluso las acciones de compartir, por el hecho de estar conectadas con la Luz del Creador, tienen una existencia separada de lo que hagamos con ellas.

Pero lo que no tiene Luz o existencia espiritual, sin nuestra inyección, es lo que pertenece al mundo físico. Por lo tanto, el propósito de nuestro trabajo espiritual en este mundo no son las acciones espirituales sino, a través de esa conciencia, inyectar la Luz del Creador en el aspecto físico de este mundo. Entonces, cuando entendemos eso, entendemos otra vez un cambio en la manera en la que concentramos nuestro día. No podemos pensar que bastó con estudiar, conectarnos, orar, meditar o hasta haber hecho acciones de compartir; la pregunta que debemos hacernos es: “¿Cuánta fisicalidad elevé hoy? ¿Cuánta fisicalidad invertí e inyecté con la Luz del Creador?”. Siguiendo las enseñanzas de Saba de Mishpatim, el anciano sabio, ¿cuántas cosas físicas que no tuvieron una gran inversión de la Luz del Creador tomamos e invertimos en ellas, a través de nuestra conciencia, una gran cantidad de Luz del Creador y las elevamos? Ese debería ser el verdadero enfoque de nuestro trabajo espiritual.

Cuando hacemos esto, ocurre algo hermoso. Una persona concentrada en este trabajo, que en la mayor parte del tiempo cuando come, bebe o participa en este mundo físico, eleva la fisicalidad a través de su conciencia a una conexión con la Luz del Creador, se eleva al nivel de una persona justa.

La gente suele cometer el error de pensar que ser una persona espiritual y estar conectado con el Creador ocurre cuando haces el trabajo espiritual, pero como acabamos de aprender, ese no es el propósito porque para hacer el trabajo espiritual no tenemos que estar en este mundo físico. Podemos hacer todo el trabajo espiritual en los Mundos Superiores. Sólo hay una razón por la que estamos en este mundo físico y el propósito principal de nuestro trabajo es elevar todo lo que pertenece a este mundo físico (comida, bebidas, placer, etc.). Si hacemos eso continuamente, al final nos elevaremos al estado de una persona justa.

Este es el secreto de la frase inicial de la porción Vayishlaj, “Yaakov envió ángeles”. Yaakov vivió su vida con este entendimiento, conciencia y objetivo; cada vez que comía, bebía o disfrutaba algo físico, tenía la conciencia de: “Estoy invirtiendo la Luz del Creador en esto y quiero que este placer, esta comida, esta fisicalidad me dé la capacidad de conectarme aún más intensamente con la Luz del Creador”. Por lo tanto, él elevó esas cosas físicas al nivel de los llamados “ángeles” o entidades espirituales, seres espirituales. Por medio de este trabajo, los ángeles reales, la energía espiritual real, fue invertida y creada en toda la fisicalidad de Yaakov.

Yaakov vivió siempre invirtiendo en lo físico. No tenemos que invertir Luz en lo espiritual porque dicho plano ya la tiene, el Zóhar tiene Luz, las oraciones tienen Luz, incluso las acciones de compartir tienen su esencia y Luz. El plano físico es el que no tiene Luz y necesita una inyección de la Luz del Creador para obtener existencia y elevarse. Debemos tomar lo físico y elevarlo a una conexión con la Luz del Creador con la conciencia de la que hemos hablado aquí. Mashíaj, el final del dolor, el sufrimiento y la muerte no vendrá cuando más gente ore, estudie o realice acciones de compartir. Ocurrirá cuando cada vez más personas vivan con esta conciencia y eleven lo físico.


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