La porción de Ki Tetsé trata sobre iniciar guerras con enemigos; a través del estudio de Kabbalah, sabemos que nuestro enemigo es nuestro oponente, nuestro ego, nuestra inclinación negativa. Esta semana, recibimos el regalo de superar al oponente.
A veces no tenemos claro cuál es nuestra inclinación negativa y cuál no es. Queremos alcanzar cosas en la vida, tenemos metas, pero muchas veces tenemos patrones o sistemas de creencias que nos bloquean a la hora de alcanzar nuestras metas. Sabemos que tenemos esos pensamientos negativos, pero no pensamos que son negativos y no vemos cómo nos bloquean a la hora de alcanzar nuestras metas.
Una vez una mujer de unos cuarenta años me dijo: "Mi meta es casarme y tener hijos, pero esto no pasa". Le pregunté sobre sus amigos y sobre cómo se relaciona con las personas en general, a lo que me contestó: "Creo que la gente es superficial y que son una pérdida de tiempo".
Así que, ¿quién es el enemigo aquí? ¿La gente que es superficial? No.
Su consciencia es el enemigo. Quizás su ego estaba lleno de orgullo, lo que significa que ella de verdad pensaba que era la persona más sabia del mundo; o quizás su ego le produjo el miedo a la intimidad y lo cubrió con un sistema de creencias que hizo que se sintiera cómoda, justificando así su aversión a otros. En cualquier caso, está claro que, estancada en su consciencia negativa, ella no vería a su alma gemela aunque estuviera parada a su lado, porque ella ya ha entrenado su mente para ver a las personas de cierta manera.
En esta porción se dice que "si vas a la guerra con tus enemigos, y Dios te los entrega como tus prisioneros...". Esto significa que si decidimos de manera proactiva luchar contra nuestro ego, nuestro oponente, entonces ya lo tenemos en nuestras manos. Pero si queremos sacarle ventaja a las oportunidades que se nos presentan para crecer en nuestra espiritualidad, debemos mirar de cerca nuestro sistema de creencias, nuestras nociones preconcebidas y no dispararnos el pié por error.