Uno de los primeros principios que enseñamos en el Centro de Kabbalah es la limitación de los cinco sentidos. Aprendemos que vamos por la vida viendo menos del uno por ciento de la realidad. Piensa en ello: ¿cuántas veces has escuchado la frase “amor a primera vista” convertirse en “sáquenme de esta relación”? ¿Cuántas veces has juzgado a alguien considerándolo una persona negativa sólo para descubrir después su verdadera belleza interior? ¿Cuántas veces el universo te ha mostrado que la realidad en la que confiabas es de hecho una ilusión, y viceversa?
La porción de esta semana es Reé, que significa “ver”. Existe una expresión común que se utiliza cuando alguien finalmente entiende una idea profunda: “Veo a lo que te refieres”. Nuestro maestro, Rav Berg, cuestiona el significado de esta expresión: ¿cómo puedes “ver” a qué se refiere otra persona? De forma simple, aprendemos a partir de esta enseñanza que vemos no sólo con los ojos físicos, sino que la “visión” verdadera está más estrechamente relacionada con la percepción y el entendimiento.
En su libro “Y escogerás la vida”, Rav Áshlag explica que la causa principal de todo el dolor y el sufrimiento que nos atormentan a nivel individual y colectivo, proviene del hecho de que no entendemos verdaderamente la forma en la que el Creador supervisa Su Creación (la humanidad). No “vemos” cómo opera la Luz en este mundo físico y terrenal de tiempo, espacio y movimiento. Rav Áshlag profundiza aún más al decir que, al mejorar nuestra percepción de la providencia divina (supervisión), podemos eliminar todos los errores de nuestro futuro potencial antes de que se manifiesten. ¿Cómo funciona esto? Imagina un mundo en el que causa y efecto no tienen cabida. En el momento en el que un individuo hable de forma negativa acerca de alguien más, su lengua se caería. En el momento en el que compartas con tu amigo de manera proactiva, en tu regazo caerían monedas de oro desde el cielo. En dicha realidad, ¿qué camino escogerías?
Es obvio, escogerías el camino de compartir con tu amigo y recibir oro en lugar de hablar de forma negativa y vivir sin lengua. De acuerdo con Rav Áshlag, esta es la verdadera realidad; sin embargo, no la percibimos en el mundo físico de este modo. El Creador construyó la ilusión del tiempo, el espacio y el movimiento para gobernar nuestro estado actual de existencia y por ello no “vemos” claramente la conexión entre causa y efecto en nuestra vida. Esta es la razón por la cual siempre pareciera que las situaciones positivas y negativas entran de forma repentina a nuestra vida sin una invitación.
De acuerdo con la sabiduría de la Kabbalah, no existe ninguna situación en nuestra vida que no provenga de una causa oculta de nuestro pasado. La porción de esta semana se refiere a “ver” porque hacerlo puede asistirnos en elevarnos por encima de nuestra percepción limitada de la realidad para obtener acceso a ver la realidad que existe de verdad. Hay una historia que ilustra el cambio drástico que puede surgir una vez que alcanzamos este cambio de percepción:
Hace algunos cientos de años, existió un kabbalista elevado que vivía con su esposa. Dicho kabbalista era extremadamente santo y dedicaba todo su tiempo a lidiar con asuntos espirituales.
Un día, su esposa se dio cuenta de que no tenían dinero para comida y no sabía qué hacer. No quería interrumpir a su esposo en sus estudios, así que decidió salir al mercado. La mujer se encontró a sí misma en una esquina de la calle llorando y viendo hacia el cielo, rogando al Creador que le proveyese a ella y a su esposo. De repente, un hombre en un hermoso carruaje y finas vestiduras se detuvo y le preguntó por qué lloraba. La mujer comenzó a explicar y luego de unas cuantas lágrimas, el hombre le dio suficiente dinero para comprar comida para toda la semana. A cambio, la esposa del kabbalista bendijo al hombre diciendo que podría “ver” las hermosas maravillas del Creador por sólo un día, ya que no hay mayor placer que eso. Cuando la esposa del kabbalista le dio la bendición al hombre, su santo esposo se encontraba sumergido en sus oraciones, las cuales incluían la elevación de su alma hacia los Mundo Superiores y dejar este plano físico. Fue allí cuando el kabbalista escuchó un bullicio con relación a su esposa quien bendijo a un hombre perverso para que pudiese “ver” las maravillas del Creador ese día. Los ángeles hablaron con el kabbalista, explicándole que el hombre a quien su esposa había bendecido era muy perverso y egoísta, y no merecía tal bendición. El kabbalista intervino por parte del hombre y declaró que la única razón por la que el hombre se regodeaba en un comportamiento “egoísta” y “perverso” era porque en realidad nunca había “visto” la Luz. El kabbalista dijo: “Permitan que este hombre experimente el esplendor del Creador el día de hoy y veamos qué sucede”. Los ángeles accedieron. El hombre sintió una energía sobrecogedora ese día y repentinamente, todas las tonterías mundanas que alguna vez había valorado se volvieron insignificantes. El hombre se encontró a sí mismo caminando sin rumbo, llegó a una casa y tocó la puerta. Resultó ser la casa del kabbalista y su esposa quienes estaban allí para darle la bienvenida y recibirlo.
Luego de percibir y experimentar la belleza espiritual que está oculta para muchos en este mundo, el hombre se transformó completamente y se convirtió en el sucesor del kabbalista. Esto es un ejemplo de cuán poderoso es ver “la verdadera realidad”; hacerlo tiene la capacidad de eliminar todo lo negativo de tu vida y abrir las puertas a placeres más allá de este mundo físico.