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Todo es un milagro

Michael Berg
Enero 14, 2024
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Este artículo fue traducido originalmente en 2020.

La porción de Bo habla de los tefilín, o filacterias, que se usan en la cabeza y el brazo; dice que nos los colocamos para recordar los milagros que el Creador realizó antes, y durante, la Redención de Egipto. En otras partes de la Torá en donde se habla de acciones físicas, también se nos dice que al realizarlas debemos recordar los milagros de la Redención de Egipto.

“¿Cuál es el propósito de los milagros?”

Sabemos que todo lo que está escrito en la Torá tiene un propósito; entonces ¿cuál es la importancia de recordar constantemente estos milagros?

El gran kabbalista y comentarista Rav Moshé ben Najman, el Rambán, explica esta idea en su comentario sobre la porción Bo: “A partir de los milagros grandes y conocidos debemos entender los pequeños. Esta idea es la base de toda la espiritualidad y la conexión con la Luz del Creador. Una persona no tiene una verdadera conexión con el Creador hasta que entiende que todo lo que ocurre es un milagro”.

Esta es una lección extremadamente importante; los kabbalistas enseñan que la Luz del Creador es revelada a una persona según su conocimiento del Creador. En términos simples, mientras la persona esté más consciente y segura de la presencia de la Luz del Creador, más Luz del Creador atraerá a sí misma; esta es la vasija que atrae la Luz. Por el contrario, en la medida que a una persona le falte conciencia del Creador, en esa medida le faltará conexión con la Luz.

“La Luz del Creador es revelada a una persona según su conocimiento del Creador”.

Una de las principales razones por las que olvidamos la existencia del Creador es porque minimizamos las cosas al considerarlas como “naturales”, las damos por sentadas, cuando en realidad son milagros. Vemos el sol asomarse en el horizonte cada mañana y esconderse cada noche, vemos un sistema que parece funcionar de manera mecánica y por sí solo. Pero necesitamos recordar que el sol sale y se pone debido al Creador, y en realidad no hay diferencia entre los milagros y la naturaleza, porque la naturaleza es simplemente milagros constantes.

¿Pero cuál es el propósito de los milagros? El Rambán nos explica que estos no solo tienen el propósito de ser milagros. Más bien deben recordarnos la existencia del Creador, la Luz y las bendiciones. Por ejemplo, la razón por la que nos despertamos en la mañana es porque el Creador le dice a nuestra alma que regrese a nuestro cuerpo; eso es un milagro. Por ende, el Rambán enseña que cuando leemos las secciones de la Torá que hablan de los milagros o cuando realizamos acciones que están destinadas a recordarnos los distintos milagros del Creador, su propósito no es simplemente recordarnos algo. Más importante aún, leemos o hablamos de estas secciones y hacemos estas acciones una y otra vez para infundir y reafirmar en nuestra mente que todo es un milagro.

Así pues, aprendemos a través de la porción Bo que cuando leemos las secciones en la Torá que hablan de los milagros del Creador o hacemos las acciones espirituales que nos recuerdan esos milagros, debemos hacerlo con la conciencia y el deseo de que fortalezcan nuestra conciencia del Creador. Ya que al hacerlo podemos desarrollar y mantener cada vez más una conexión verdadera con la Luz.


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