Este artículo fue publicado originalmente en 2017.
En la porción de Jukat, Moshé reúne a los israelitas, quienes se quejan por no tener nada que beber, alrededor de una roca. El Creador le dice que le hable a la roca, la cual dará agua, pero, en su lugar, Moshé golpea la piedra dos veces. El Creador luego les dice a Moshé y Aharón, yaán lo heemantem bi lehakdisheni, lo que significa: “Como no confiaron en Mí, no llevarán a esta nación a la Tierra de Israel”.
Cada año, cuando llegamos a esta porción, intento encontrar una manera nueva y más profunda de ver la historia, y me emociona compartir una enseñanza que considero que no sólo es hermosa y poderosa, sino también práctica.
En el Midrash hay una historia sobre el momento en el que Avraham expulsa a su hijo Yishmael junto a su madre. Ella está en el desierto, no ve agua y cree que morirá de sed. Pero luego, está escrito, el Creador le abrió los ojos y ella vio un manantial. El Midrash nos dice que recordemos esta frase: “Todos deben saber que son ciegos hasta que el Creador les abre los ojos”.
El entendimiento es que estamos constantemente ciegos, lo que significa que, en realidad, no entendemos ni vemos nada. Aunque nuestra mente lógica intente decirnos que estamos viendo, entendiendo y aprendiendo, todo eso es mentira. No tenemos idea de lo que sucede hasta que el Creador nos abre los ojos. Tenemos que vivir nuestra vida sabiendo que el 99,9% del tiempo vemos mentiras e ilusiones; sin embargo, de vez en cuando, el Creador nos abrirá los ojos.
Todo lo que una persona pueda necesitar está allí para ella. Cuando una persona se preocupa por cómo ganará dinero, alimentará a sus hijos y demás cosas, la solución, la ayuda, está allí.
Cualquier problema que creamos tener, la solución está allí justo frente a nosotros. Si tenemos una carencia en nuestra vida, su satisfacción existe al mismo tiempo y está justo frente a nosotros. Pero como vivimos en la ilusión de este mundo, no podemos verla.
No obstante, si comenzamos a estar conscientes de que está allí —tal y como con la madre de Yishmael y el manantial que no vio hasta que el Creador le abrió los ojos—, nosotros también tenemos que entender que para cualquier carencia que tengamos, cualquier problema, cualquier situación, la satisfacción de dicha necesidad está allí y ahora, pero estamos ciegos ante ella. Y luego, cuando merecemos que la Luz del Creador nos abra los ojos, de repente vemos que es muy fácil; pensábamos que teníamos que hacer todas estas cosas difíciles para encontrar la solución, pero está justo aquí.
Así pues, ¿qué ocurrió en la porción deJukat? El Creador quería que los israelitas se pararan frente a la roca en medio del desierto y dijeran: “Tenemos certeza en que hay agua aquí”, aunque estuvieran en el desierto, parados frente a una roca seca. Aunque allí no había agua y su mente lógica les decía que morirían, el Creador necesitaba que estuvieran en este estado de conciencia elevada para saber que si tenían sed y necesitaban agua, el agua estaba allí.
Si los israelitas hubiesen tenido esa conciencia, entonces no se habría tenido que golpear la roca, Moshé ni siquiera habría tenido que hablar. El agua habría comenzado a fluir. Pero como los israelitas pensaron: “Estamos en el desierto sentados frente a una roca seca y todos moriremos”, el agua no salió. Moshé no debía sólo llevarles agua; el problema no era que los israelitas no tuvieran agua, el problema era que su conciencia era baja. Ellos no sabían que la solución a cualquier carencia estaba frente a ellos. Por lo tanto, el problema era que Moshé no era capaz de elevar a los israelitas a este nivel de conciencia.
¿Por qué los israelitas se vieron en el desierto sin agua? Técnicamente, podríamos decir que es porque Miriam murió y su manantial desapareció. Pero la respuesta más profunda es que estaban listos para una elevación. Estaban listos para un nivel más alto de conciencia. Y el Creador les dio la oportunidad; una que no aprovecharon, del mismo modo en el que nosotros solemos no hacerlo.
De esto aprendemos dos enseñanzas increíblemente poderosas. Primero, tenemos que saber que estamos ciegos. Casi todo lo que vemos en este momento no es verdadero, y si lo merecemos, de vez en cuando, el Creador nos abrirá los ojos. Vemos un poco de verdad por aquí, un poco de verdad por allá, pero la mayor parte del tiempo tenemos que aceptar que mucho de lo que vemos no es cierto. Segundo, el entendimiento de que la respuesta que necesitamos en determinado momento siempre está allí. La solución, la ayuda, está allí. Y si tenemos esa conciencia, la vemos y se nos revela.
Sin embargo, si no tenemos esa conciencia, no se nos revela. Moshé debía tomar a los israelitas y decir: “Elevemos nuestra conciencia ya. Están en el desierto, ven una piedra seca, eso es lo que les dice su mente lógica. Pero ahora elévense desde ese nivel y recuerden que hay agua en la piedra que está allí. ¿Por qué? Porque si la necesitan, allí debe estar”.
Si los israelitas se hubieran elevado a ese estado, el agua habría fluido; Moshé no habría tenido que hablar ni golpear la roca. La solución, el agua que necesitaban, estaba allí, y luego ellos habrían entrado a la Tierra de Israel, Moshé también lo habría hecho y el Final de la Corrección habría ocurrido. Por eso, en Shabat Jukat, hay una elevación de conciencia primordial que queremos entender. Todo lo que necesitamos está aquí y la fuerza de esa conciencia es lo que la revela.