Este artículo fue publicado originalmente en 2015.
En la porción de Devarim, Moshé les cuenta a los israelitas la historia de un viaje. Él les contó que se necesitaban once días para viajar en línea recta desde Jorev hasta Kadesh-Barnea cruzando el Monte Seír. Pero el Creador llevó a los israelitas de Jorev a Kadesh-Barnea por una ruta indirecta a través del desierto y sólo les tomó tres días. En el lugar en donde los israelitas acampaban, aparecía una nube que les decía hacia donde debían ir. A veces regresaban y otras veces oscilaban de un lado a otro; según les dijo Moshé, ocurría de esa manera debido a sus acciones. Moshé les dijo a los israelitas que algunas cosas que debieron haber tardado once días o más sólo tardaron tres. Sin embargo, la mayor parte del viaje, el cual bajo ningún concepto debió durar cuarenta años, en efecto les tomó cuarenta años. Aun así, los israelitas todavía no habían entrado a la Tierra de Israel.
Aquí Moshé les revela a los israelitas, y a nosotros, un gran entendimiento sobre la vida. Sabemos que cuando una persona realiza una acción negativa, una acción de oscuridad o del Deseo de Recibir para Sí Mismo, la oscuridad llega a su vida; pero lo que no entendemos, y debemos comenzar a entender, es que ese tipo de acciones del Deseo de Recibir para Sí Mismo trae un efecto peor.
Diariamente tenemos al menos dos puertas que podemos cruzar. Por ejemplo, digamos que el domingo una persona cae y el lunes se suponía que debía obtener determinada cantidad de Luz, llegar a determinado nivel de crecimiento espiritual. Sin embargo, debido a su caída, ahora el Creador tiene que borrar lo que iba a ocurrir el resto de la semana y usar esos cinco días para reparar el domingo. Entonces, aun si esa persona usa esos siguientes cinco día al máximo, lo llevarán a como estaba el domingo.
A los israelitas sólo les debió haber tomado unos pocos días viajar de Egipto al otro lado del Jordán. Si hubiesen hecho eso, habrían completado su propósito en este mundo, su tikún, en una sola vida. Pero no lo hicieron, cayeron, y siguieron cayendo, por eso les tomó cuarenta años. Debemos recordar que lo que se relata aquí no son sólo lugares físicos, sino indicaciones de niveles espirituales para llegar al lugar al que pudieron haber llegado en semanas, o meses como mucho. Pero, ¿qué les ocurrió a los israelitas? Murieron en el desierto porque no habían completado el propósito por el que vinieron a este mundo. Esos cuarenta años a los que expandieron su tiempo de corrección consumieron parte del tiempo que ellos debían usar en su trabajo espiritual.
Este es un entendimiento importante: cuando caemos, cuando realizamos acciones del Deseo de Recibir para Sí Mismo o realizamos acciones de ego, consumimos tiempo que se nos dio para hacer nuestras correcciones. Eso significa que esa cantidad de tiempo no podrá ser usada para nuestro siguiente nivel, por lo tanto, tendremos que regresar en otra reencarnación. Sin embargo, lo mismo sucede a la inversa. Una persona puede lograr en un día una corrección de ochenta años. En varias secciones de la Guemará y del Zóhar se habla de personas que pudieron hacer su corrección total en una hora, un minuto o incluso en un segundo, porque así como podemos expandir el tiempo, también podemos comprimirlo.
Moshé les dijo a los israelitas que el viaje de Jorev a Kadesh-Barnea era de al menos once días, pero sólo les tomó tres días porque, cuando estamos conectados con la Luz del Creador, el tiempo se comprime. Este es un entendimiento muy importante porque nosotros, a través de nuestras decisiones, expandimos o contraemos el tiempo. Cada uno de nosotros puede llegar al nivel de corrección absoluta, al nivel de Bilá HaMávet LaNétsaj. Pero, desafortunadamente, lo que muchos de nosotros haremos será actuar o caer en comportamientos del Deseo de Recibir para Sí Mismo, comportamientos de ego, abriendo de esa manera la puerta que expande el tiempo de nuestra corrección y, a su vez, dejándonos poco tiempo para hacer nuestra corrección.
Eso fue lo que les ocurrió a los israelitas en el desierto. El Creador estaba allí para acortar el tiempo para ellos, pero ellos cayeron, y siguieron cayendo; ellos no completaron su corrección, ni siquiera en esos cuarenta años.
Rav Berg a menudo hablaba de la idea de que realmente parte del trabajo de nuestra generación, la generación del Guemar HaTikún, es contraer el tiempo, eliminar el elemento del tiempo. Podemos verlo como dos puertas por las que podemos pasar. Y la próxima vez que tengas la oportunidad de realizar una acción del Deseo de Recibir para Sí Mismo, una acción de ego, una acción que hiera tu alma o a alguien más, detente por un momento y date cuenta de que no sólo con realizar una acción determinada atraerás alguna clase de negatividad a tu vida… No, ahora estás cruzando una puerta que tomará una determinada cantidad de tu tiempo de vida que en realidad necesitabas para hacer tu corrección.
Todos alcanzaremos el Guemar HaTikún. Todos llegaremos a la Corrección Final. La pregunta es: ¿cuánto tiempo nos tomará? ¿Expandiremos o contraeremos el tiempo? Esa es la decisión que tomamos en cada momento. Ocurre igual de manera positiva. Cuando elegimos motivarnos de manera incómoda a realizar una acción de compartir, contraemos el tiempo; realizamos en tres días el viaje de los once días de Jorev a Kadesh. Cada día de nuestra vida, con cada decisión que tomamos, agregamos o quitamos minutos, horas, días, semanas o meses. Nos da una perspectiva totalmente nueva sobre la vida y las decisiones que tomamos. Toda acción positiva contrae el tiempo. Toda acción negativa expande el tiempo.
Por lo tanto, uno de los regalos de conciencia más importantes que obtenemos de la revelación de Moshé a los israelitas en este Shabat está en entender estas decisiones que tomamos. No podemos ver más las decisiones negativas o positivas como si simplemente trajeran Luz u oscuridad a nuestra vida. Debemos comenzar a ver estas decisiones como cosas que expanden o contraen la distancia del tiempo. Debemos saber que cada uno de nosotros, sin importar en qué parte del proceso esté hoy, puede completar su viaje en esta vida si está constantemente contrayendo el tiempo y no cometiendo los errores que lo expanden y que consumen tiempo de nuestra vida.
Los kabbalistas enseñan que uno de los regalos de este Shabat, llamado Shabat Jazón, el Shabat de la Visión, es que nuestra alma puede, sea conscientemente o no, llegar a ver la versión perfeccionada de nosotros. Tenemos el don de esa visión de nuestra versión perfeccionada para tener la visión de nuestro mundo perfeccionado y, a través de esa visión, recibir la energía y la Luz para motivarnos; motivarnos a contraer el tiempo para hacer nuestra corrección, a tomar las decisiones que no expanden el tiempo. Y la maravillosa verdad es que cada uno de nosotros, en esta vida, puede alcanzar cualquier visión que tengamos de nuestra versión perfeccionada en este Shabat.