A lo largo de nuestro estudio del Zóhar, a menudo escuchamos que la Luz del Creador desciende de los Mundos Superiores. En Las Diez Emanaciones Luminosas, Rav Áshlag explica que la Luz del Creador no es igual a la luz física y, por lo tanto, no desciende de forma literal y física. En lugar de ello, cuando decimos que la Luz desciende nos referimos al proceso por el que pasa la Luz para que la podamos recibir. Esta idea es una lección importante acerca del papel que nuestra transformación espiritual desempeña en nuestra percepción de la Luz del Creador.
"La Luz solo puede entrar en una vasija con una similitud de forma".
Rav Áshlag enseña que, en la medida que la Luz se acerca nosotros, se vuelve cada vez más densa, es decir, que tiene más velos que la cubren. Cuando decimos que la Luz pasa de los Mundos Superiores a los Inferiores, nos referimos a que se está recubriendo más. El nivel más purificado se considera “elevado” y la Luz más densa y recubierta se considera “baja”. Por lo tanto, cuando decimos que la Luz desciende de los Mundo Superiores, queremos decir que se está revelando un nivel inferior de la Luz.
Estas cortinas que cubren la Luz se corresponden directamente con nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo. Cuanto más Deseo de Recibir para Sí Mismo tengamos, más recubierta debe estar la Luz a fin de que la podamos recibir. La Luz del Creador solo puede entrar en una vasija con una similitud de forma. Por lo tanto, cuanto más egoístas seamos, más oscura debe volverse la Luz para poder coincidir con nuestro nivel de Deseo. En la medida exacta que un individuo esté alejado de la Luz del Creador, en esa medida se deben añadir capas a la Luz.
Cuando hablamos de transformar nuestro egoísta Deseo de Recibir para Sí Mismo en Deseo de Compartir, hablamos de expandir nuestra vasija a fin de que podamos recibir una versión más pura de la Luz. Cuanto más pura sea nuestra vasija, más pura es la Luz que podemos recibir. En otras palabras, cuanto menos Deseo de Recibir para Sí Mismo tengamos, menos recubierta la Luz tiene que estar para que la podamos experimentar.
Podemos entender por qué, por ejemplo, la experiencia que cada uno tiene de Shabat es diferente. Si bien la Luz de Shabat es la misma para todos, cada uno la experimenta de forma diferente conforme a nuestro nivel de Deseo de Recibir para Sí Mismo. La Luz de Shabat es una cantidad enorme de Luz, más grande que la Luz que la persona más justa podría recibir. Tiene que estar recubierta para que la podamos recibir. Alguien que tenga más Deseo de Recibir para Sí Mismo experimentará una versión más atenuada y reducida de la Luz.
"no hay una carencia de Luz".
Cuando alguien ora pero no siente la Luz, no necesariamente es porque no se esté conectando con la Luz. Lo más probable es que esté haciendo una conexión con la Luz, pero para el momento en el que la Luz pasa por todas las capas que debe obtener para llegar a esa persona, solo siente una pequeña parte de ella. De este modo, no hay una carencia de Luz, sino que la persona está tan apartada que la Luz debe hacerse cada vez más oscura para entrar en su vasija. Esto sucede con cada conexión espiritual que cualquier persona haga.
Hay una historia famosa del Maguid de Metzritch. Se dice que cada vez que él enseñaba, tan pronto como decía la primera palabra, Rav Zusha de Anipoli la escuchaba y huía corriendo. Los demás estudiantes se enojaban porque él enloquecía cada vez que el Maguid de Metzritch decía la primera palabra. Pero el Maguid de Metzritch les decía que la Luz que Rav Zusha de Anipoli recibía era muy pura debido a que él tenía muy poco Deseo de Recibir para Sí Mismo y, por tanto, recibía la Luz de inmediato. Dado que los demás estudiantes tenían más Deseo de Recibir para Sí Mismo, la Luz tenía que pasar por un proceso de recubrimiento antes de que ellos pudieran manejarla.
En la medida que profundizamos en nuestro trabajo espiritual y comenzamos a transformarnos en seres más dadores y altruistas, también expandimos nuestra vasija. Esperamos que mientras crecemos y reducimos nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo, podamos hacerlo de tal manera que la Luz no tenga que recubrirse tanto para que podamos recibirla. De este modo, podremos experimentar una versión más pura de la Luz del Creador.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, clase 43