Cuando te sientes desanimado, ¿qué te hace sentir positivo? ¿Qué te da un poderoso sentimiento de optimismo y apertura? Muchos de nosotros buscamos en el exterior para subir nuestro ánimo (ver películas divertidas, pasar tiempo con un buen amigo o darnos a nosotros mismos un premio especial). Si bien todo lo anterior representa una buena manera para obtener un empuje, ¿es posible hacer el cambio en el interior? Los investigadores dicen que sí, todo lo que tienes que hacer es pretender.
De acuerdo con la psicóloga social, Amy Cuddy, los humanos y los animales exhiben su poder de maneras muy similares: haciéndose más grandes, alargando los brazos para estirarse y acaparando mucho espacio. Como resultado, este lenguaje corporal refleja un sentimiento de ser dominante, el cual en términos sociales equivale a alta autoestima y positivismo. Por otro lado, cuando una persona o un animal se sienten sin poder, hacen lo opuesto: se vuelven más pequeños y se encorvan.
Está claro que nuestra mente afecta nuestro cuerpo, sin embargo Cuddy se planteó una interrogante: ¿Pueden nuestros cuerpos influir nuestra mente? Se preguntó si es posible también cambiar cómo nos sentimos y la manera en la que nos vemos a nosotros mismos al simplemente cambiar nuestro lenguaje corporal. En esencia la interrogante es ¿puedes fingir hasta lograrlo? Los investigadores realizaron un experimento para descubrirlo.
Luego de entregar una muestra de saliva, se les pidió a los participantes del experimento que mantuviesen una pose poderosa o una pose que manifestase poco poder durante dos minutos. Luego, le dieron a cada persona la oportunidad de hacer apuestas (una actividad que puede ser estimulante o estresante dependiendo de tu nivel de confianza) y volvieron a entregar muestras de saliva. Los resultados fueron significativos: aquéllos que adoptaron poses de poder (se estiraron y tomaron bastante espacio) mostraron cambios hormonales relacionados con altos niveles de precisión y confianza, y aquéllos que asumieron una pose de poco poder (se encovaron y se hicieron más pequeños) tuvieron una respuesta más reactiva y con estrés.
Este experimento nos dice algo muy importante acerca de nuestra conexión cuerpo-mente. Si podemos cambiar nuestro humor al simplemente cambiar nuestro lenguaje corporal, es posible realizar pequeñas modificaciones que al final cambiarán nuestra vida de manera significativa.
Los kabbalistas han sabido durante siglos que cuando no nos sentimos felices u optimistas, podemos cambiar nuestra actitud al pretender seguir un camino hacia la positividad. Además, esta pequeña herramienta es vital para construir una conexión más fuerte con el Creador. El Zóhar dice: “La energía de las palabras que proviene de la boca de una persona literalmente despierta el mismo tipo de energía desde Arriba. Si una persona habla cosas buenas, despierta Luz positiva desde Arriba. Si una persona habla negativamente, despierta energía negativa desde abajo”. Con base en la investigación de Cuddy, sabemos que podemos sentirnos más optimistas al cambiar la manera en la que nos sentamos o estamos de pie y que cuando nos sentimos bien, hacemos bien las cosas. Esta pequeña práctica crea una reacción en cadena que conduce hacia palabras y acciones positivas, y puede ayudarnos a construir una conexión más fuerte con la Luz y a despertar cambios positivos en nuestra vida.
Si nuestros pensamientos y acciones crean nuestra realidad, entonces sería beneficioso para nosotros hacer todo lo que podamos para asegurarnos de que dirigimos esos pensamientos y acciones hacia lo positivo.
Los kabbalistas enseñan que los iguales se atraen y Michael Berg dice que: “Cuando actuamos de manera considerada y hablamos afirmativamente, inspiramos el surgimiento de energía positiva”. ¿Pero qué ocurre cuando simplemente no sentimos todo ese optimismo? Cuando albergamos en nuestra mente los pensamientos y sentimientos negativos, atraemos negatividad a nuestra vida.
Es natural tener altas y bajas en la vida, después de todo somos seres humanos y las bajas son siempre oportunidades para aprender y crecer. Sin embargo, si no somos conscientes, un mal día puede convertirse en una mala semana, una mala semana puede convertirse en un mal mes y así sucesivamente hasta que nos sintamos atrapados en una espiral hacia abajo. Podemos romper este patrón fingiendo hasta lograrlo.
Pretende ser positivo hasta que de hecho comiences a sentirte positivo. Párate derecho y erguido, permanece abierto y sonríe hasta que tus pensamientos y acciones sigan tus comandos. Antes de que te des cuenta, no tendrás que pretender más y tu positivismo limpiará el camino para muchas bendiciones y milagros.