En esta porción, aparece una discusión acerca del nazareo, una persona que voluntariamente decide a veces tomar un voto de separarse en cierto grado de la fisicalidad de este mundo durante cierto período de tiempo; lo hace al no beber vino o no cortarse el cabello, por ejemplo. Esto ocurría durante la época en la que el Templo existía, y si la persona fallaba, llevaba lo que se conoce como asham, un sacrificio, para limpiarse de sus fallas.
Dice en el Talmud, en la Guemará, que había un sacerdote llamado Shimón el Justo, Shimón HaTsadik, quien relata una historia acerca de un nazareo proveniente del Sur que se dirigió a él. Este nazareo tenía ojos hermosos y lindo cabello. Dado que el nazareo no se corta el cabello durante el período de aceptación de este proceso, pero luego tiene que cortarlo todo, Shimón HaTsadik le preguntó al hombre por qué aceptaba hacer esto para luego tener que cortar su hermoso cabello.
El hombre, el nazareo que provenía del Sur y que nunca reveló su nombre, le dijo a Shimón el Justo: “Yo era pastor y trabajaba para mi padre en mi ciudad, y una vez fui a beber agua en un pozo. En él vi mi reflejo, y sólo por ver lo hermoso que era, mi Deseo de Recibir para Sí Mismo se volvió tan fuerte que sentía que me iba a destruir”. El hombre había sentido tal apego a su belleza en ese momento que algo le sucedió cuando vio su reflejo en el agua, y sintió que a menos de que hiciera algo drástico, caería hasta el fondo debido a su Deseo de Recibir para Sí Mismo. Por ende, mientras tenía esta sensación y miraba su reflejo, el hombre dijo: “Le dije a mi Deseo de Recibir para Sí Mismo: ‘Cuán estúpido es aferrarte a esta belleza; no te pertenece’, y en ese momento juré que me convertiría en un nazareo y al final afeitaría todo mi cabello”.
Sólo para revisar la cronología de esta historia, Shimón el Justo conoció a este hombre que era un pastor y quien le relató la historia de cómo se había convertido en nazareo. Todos estos detalles son importantes porque hay secretos dentro de ellos. El hombre era pastor y trabajaba para su padre en su ciudad, y cuando fue al pozo vio su hermoso reflejo en el agua y comenzó a alimentar su ego. Su Deseo de Recibir para Sí Mismo comenzó a despertar y el hombre le gritó a su ego: “¡Idiota! Te estás apegando a estas cosas perecederas, al final todos seremos consumidos por la tierra”. Pero eso no fue suficiente. Él se dio cuenta de que debía hacer algo drástico, así que decidió que se cortaría el cabello y se despojaría de toda la belleza que su ego intentaba decirle que le pertenecía.
En este caso, el hombre está hablando de su cabello, pero esta es la misma historia de los apegos que cada uno de nosotros tiene a algún aspecto al cual nuestro ego le hace lo mismo; ya sea sabiduría, dinero o cualquier otra cosa. Esta discusión, esta pelea que ocurre entre el hombre y su ego, es la lucha que le ocurre a cada uno de nosotros.
Así que, vamos a intentar entender esta historia. Si lees, por ejemplo, el comentario de Rashí en la Guemará y el Talmud, parece una historia muy simple. Este hombre vio su cabello como una fuente de belleza y sintió temor de apegarse demasiado al él, así que decidió cortárselo. Sin embargo, hay otro comentarista que analiza lo que parece ser la otra cara de la historia, llevándola a otro punto completamente distinto. Él pregunta: “¿Por qué dice que este hombre provenía del Sur?”, y explica que el Sur representa sabiduría, mientras que el Norte representa dinero y, por ende, a menudo encontramos personas que son adineradas pero no tienen sabiduría, así como a quienes tienen sabiduría pero ninguna riqueza, porque unir la riqueza y la sabiduría no es una tarea sencilla. Por lo tanto, dice que provenía del Sur porque esto representa el hecho de que era un hombre muy sabio.
Aun a pesar de que este hombre era muy sabio, no se convirtió en un maestro o en un estudioso porque no quería que su ego se apoderara de él. Él tenía algo de conciencia respecto al peligro de su sabiduría y por ello mantenía su trabajo como pastor para su padre. Él dijo: “Aunque tengo sabiduría, permaneceré como pastor para mi padre”, pero entonces se dio cuenta de que no sólo tenía sabiduría, sino que también poseía belleza física. El ego quería que se separara de la humildad y el hombre básicamente dedicó su vida entera a doblegar su ego, y dice que su ego trató de matarlo. ¿Qué quiere decir que trató de matarlo? Los kabbalistas enseñan que cuando una persona actúa con respeto y da a sus padres, tiene el mérito de recibir largura de días.
Entonces, este hombre sentía que su ego venía a decirle: “Ya basta de estar por debajo de tu padre y tu madre, ahora es el momento de que el mundo conozca tu grandeza”. Y debido a esto, el hombre inmediatamente se dio cuenta de que ese camino lo llevaría a la muerte, lo que significaría que todo el mérito de una larga vida que estuvo construyendo mediante la disminución de su ego y dar a sus padres se perdería.
La batalla en esta historia se centra en el hecho de que este individuo era un hombre muy sabio, y dado que era un hombre espiritual, aunque decidió que iba a subyugarse a su padre a pesar de ser más inteligente que él y tener gran sabiduría, él no iba a ser conocido por su sabiduría. Pero cuando el ego vio que también tenía belleza física, su cabello, intentó atacarlo nuevamente diciéndole que dejara de estar subyugado a su padre y le revelara al mundo su sabiduría, a lo que el hombre respondió a su ego: “No permitiré que me mates”.
Existe la esperanza de que, basados en esta historia, podamos emocionarnos realmente por las oportunidades que recibimos para disminuir y doblegar nuestro ego, para que así podamos decir: “Estoy muy feliz porque esta es la forma en la que mi alma recibe una reducción del ego en lugar de algo más”. Si podemos disfrutar dicha reducción, y ciertamente disfrutar la Luz, entonces no hay nada en la vida que pueda hacernos molestar. Este es uno de los grandes secretos que recibimos en este Shabat.