El pasaje de Profetas que leemos después de la porción Vayeshev pertenece al Libro de Amós y dice: “El Creador dice: ‘Levanté profetas de entre sus hijos y nazareos de entre sus jóvenes’”. Aquí, nazareos significa estar completamente separados de la fisicalidad de este mundo y, por ende, conectados totalmente con la Luz del Creador. Rav Áshlag nos dice que cuando hablamos de profecía nos referimos a la capacidad de llevar la Luz a quienes aún no han establecido una conexión con el Creador. Un profeta es un individuo que despierta una conexión con la Luz del Creador por los demás.
Cuando en este pasaje dice: “Levanté de entre sus hijos”, los hijos representan a aquellos que aún no se han conectado con la Luz del Creador. En generaciones anteriores, había que encontrarse en un estado elevado para ser profeta, para ser elegidos por el Creador como un canal para que la Luz fuese revelada y para inspirar a otros a conectarse con la Luz del Creador. Sin embargo, en nuestra generación, cualquier persona que lo desee realmente puede convertirse en un profeta y puede ser elegido por el Creador para ser quien traiga esa Luz al mundo.
¿Cómo sabemos esto? En Isaías, cuando habla del tiempo llamado Corrección Final, el fin del dolor, el sufrimiento y muerte en este mundo, dice que en ese día, el día de la Revelación Final, se tocará una gran trompeta. Una trompeta que motivará a los demás a conectarse con la Luz del Creador. No dice específicamente quién hará este trabajo; pero sí que habrá personas que lo harán, y luego todo el mundo establecerá una conexión total con la Luz del Creador. El Midrash señala que usualmente se dice quién hará qué, se especifica la persona que hará una cosa y la persona que hará otra. Pero en el versículo de Isaías que habla del Final de la Corrección se deja el nombre en blanco, simplemente dice que habrá gente que lo hará. ¿Por qué no se nos dice quién será?
Cuando hablamos de esta trompeta o de la voz que permitirá la eliminación del dolor, el sufrimiento y la muerte de este mundo, nos referimos a quienes nos inspirarán, nos elevarán, a quienes traerán la sabiduría al mundo. Y, reitero, en generaciones anteriores había que ser elegido y formado. Pero en nuestra generación, en nuestro tiempo, una persona elige si quiere ser parte del toque de la trompeta, de la anunciación del canal de esa revelación de la Luz del Creador en este mundo.
Por lo tanto, cuando el Creador dice: “Levanté de entre sus hijos, de entre sus jóvenes, profetas y nazareos”, significa que no hay que estar elevado espiritualmente para formar parte del toque de esa trompeta, del trabajo que hay que hacer para provocar la Redención Final. En generaciones anteriores había que ser Moshé o Rav Shimón, por ejemplo. Pero en nuestra generación, cualquiera que lo desee puede ser parte de esa revelación.
Por eso es que en Isaías no dice quiénes serán los heraldos del Mashíaj, del fin del dolor, el sufrimiento y muerte… porque cualquier persona puede ser quien reciba la Luz que traerá la Redención Final a este mundo si así lo decide. Por eso no se puede decir quiénes serán esas personas; habrá muchas que asumirán ese trabajo de tocar la trompeta, de ser las mensajeras, las que traigan la Luz de la Redención Final a este mundo y a los demás.
Y el Creador dice: “Verteré Mi espíritu”, lo cual significa que el Creador verterá en abundancia la Luz y la sabiduría en el individuo que decida ser un canal de esa Luz para que sea capaz de realizar ese trabajo. El Creador dice: “Entonces hasta el más joven de ustedes, el más pequeño”, para referirse al más pequeño espiritualmente, “podrá convertirse en profeta”, el canal para traer esta Luz de sabiduría al mundo. Eso quiere decir que en nuestra generación, incluso quienes están en el fondo de los niveles espirituales, si activan su deseo de ser un canal, pueden ser lo que llamamos “profeta” de esa Luz. Esto nunca había ocurrido. En la época de Moshé, una persona podía querer ser profeta, un canal verdadero de la Luz del Creador, pero no era posible.
Así pues, la Luz que es revelada con la lectura de Amós, “Levanté profetas de entre sus jóvenes… Los colmaré de una abundancia de Luz y sabiduría para que puedan llevar esta Luz y este mensaje al mundo”, es tal que lo único que debe hacer una persona es activar ese deseo. Por consiguiente, dice que llegaremos a la Redención Final cuando suficientes personas escuchen este mensaje. No dice que el Creador lo hará, tampoco habla de un profeta en específico; más bien, será un grupo de muchas personas que asumirán el deseo de traer esta Luz y mensaje al mundo.
Y, desde luego, el Lado Negativo nos dirá: “No, no puedes, no eres capaz”. Pero cuando eso ocurra, tenemos que recordar lo que está escrito en la lectura de los Profetas en la semana de la porción de Vayeshev: hasta el menor de todos puede ser un profeta. Tenemos que recordar que dice que el Creador verterá una abundancia de Luz y sabiduría en cualquiera que despierte el deseo de ser un profeta. En esta generación, el “más joven” de nosotros podría convertirse en profeta, un verdadero canal para traer la Luz del Creador a este mundo.
Por lo tanto, una de las más grandes revelaciones y deseos que necesitamos despertar es: “Puedo y quiero ser un profeta de esta revelación, un canal para llevar esta revelación al mundo, y estoy seguro de que aunque esté en el nivel más bajo, si lo deseo, puedo convertirme en un profeta para la Luz del Creador”. Esta es la Luz y la sabiduría que nosotros podemos llevar al mundo; ¿quiénes somos nosotros? Cualquiera. El Creador verterá Luz y sabiduría a quien despierte este deseo. Y tenemos el mérito en Shabat Vayeshev de ser motivados tanto a desear como a recibir esta habilidad en gran medida, ser un canal que lleve esta Luz al mundo y acercar a todos a la Redención Final.