Los kabbalistas explican que cada semana llega a nosotros con una energía diferente. El antiguo texto del Zóhar interpreta y desbloquea la energía dentro de cada historia, de esta manera le permite a nuestra alma tener acceso a esta energía en su más alto nivel para ayudarnos en nuestro trabajo espiritual y transformación.
Esta semana entramos en la porción de Terumá que literalmente significa “contribución”. El Zóhar explica: “que tomen para mí una ofrenda; de todo varón que la diere de corazón”.
¿Realmente cuánto deseo de verdaderamente compartir tenemos? Sinceramente, ¿nos satisface más compartir o recibir? ¿Realmente el Creador necesita algo de nosotros? No, pero el Creador está presente en todas las cosas, y nos enseña en dónde podemos compartir en varias partes del mundo físico.
La mayoría de nosotros piensa que le satisface más recibir, tomar y obtener. Estamos menos dispuestos a compartir, damos una gran cantidad de excusas para decir por qué no podemos compartir en un momento dado.
Como estudiantes de Kabbalah aprendemos la importancia de dar y compartir. Creemos que entendemos este concepto, pero un pensamiento común es: Daré cuando tenga. Pero si eres egoísta cuando eres pobre, ¿por qué crees que ser rico te hará más generoso?
Una de las cosas que he notado por años es que la cantidad de dinero que una persona da a la caridad tiene poco que ver con lo que tiene en el banco. Tiene que ver con qué tan abierto está el corazón de la persona. La generosidad del alma de una persona no se basa en el dinero que tiene en una cuenta bancaria. Caer en la ilusión de que tener más dinero nos hará más generosos es una respuesta reactiva. Nada del 1% cambiará la naturaleza interna de mi alma. Sólo yo puedo trabajar en cambiar mi naturaleza y eso es lo que cambiará lo que se manifiesta para mí en el 1%.
Los estudios muestran que las personas que tiene menor ingreso dan un mayor porcentaje de sus ganancias que aquellas personas que tienen grandes ingresos. De hecho, según el Estudio de Referencia de Capital Social Comunitario, la gente que tiene menor ingreso da casi el 30% de sus ganancias.
Esta semana Terumá es sobre despertar deseo: quizá hoy sólo puedo dar esta cantidad de dinero, esfuerzo, tiempo o amor, pero deseo que mi corazón esté abierto a ser capaz de dar más.
¿Qué crees que limita lo que das? Pensar que somos adinerados y capaces o pobres e incapaces está usualmente basado en el ego. Constantemente nos comparamos con los demás. Aunque haya bastantes comparaciones en ambos lados de la balanza, tenemos la tendencia a compararnos con gente que tiene más que nosotros, despertando así nuestra carencia. Por otro lado, si constantemente vemos a aquellos que tienen menos que nosotros, quizá nos sintamos más inclinados a dar y a sentirnos conectados con nuestras bendiciones. Theodore Roosevelt dijo, “La comparación es el ladrón de la alegría”.
El ego crece o decrece basado en nuestra constante comparación con aquellos que nos rodean.
La verdad es que todos podemos ayudar a otra persona. Dar 30 minutos de nuestro tiempo. Dejar un dólar en la caja de caridad.
Dar es felicidad verdadera, no hay nada más satisfactorio. Rav Áshlag, un kabbalista que vivió hace 100 años y fundó el Centro de Kabbalah, explica que dar es para quien da.
Como los mensajes de conciencia diaria de Karen Berg nos llevan a todos nosotros a realizar más actos bondadosos, esta semana tenemos el apoyo del Zóhar, el universo, para abrir nuestro corazón verdaderamente y dar desde lo más profundo de nuestra alma.
Al conectarnos con la naturaleza dadora de nuestra alma, creamos un lugar en nuestro corazón en el que puede habitar la Luz del Creador. Así es cómo creamos nuestro propio tabernáculo para albergar a la Luz.