El Midrash dice que las bendiciones provienen de anavá: la humildad. Es decir, que las bendiciones sólo llegarán a una persona cuando esta despierte la humildad en su interior. Así que, ¿cómo despertamos la humildad?
Sabemos que Moshé es visto como una de las personas más humildes que haya vivido en este mundo. Tiféret Shlomó explica que cuando hablamos acerca de la humildad, en referencia a Moshé, no hablamos de la humildad de una persona. Cualquiera puede alcanzar cierto nivel de humildad, sin embargo, cuando hablamos acerca de Moshé nos referimos a un nivel de humildad verdadera, la cual es la única forma para conectar con todas las bendiciones. Moshé tuvo el mérito de hablar directamente con el Creador porque alcanzó verdadera humildad a través de los grandes niveles de conexión y revelación que logró como resultado de su transformación espiritual y su crecimiento personal.
La humildad no simplemente significa que somos espirituales y que sabemos que no es bueno actuar con ego o hablar con altivez a las personas. Si bien es bueno que trabajemos en desarrollar la humildad, esta no es la clase de anavá, humildad, que Moshé tenía y por la que deberíamos esforzarnos. Entonces ¿cuál es la verdadera humildad de Moshé?
A medida que nos acercamos cada vez más a la Luz del Creador, comenzamos de forma natural a ver cuán pequeños somos en realidad. Kedushat Leví utiliza la analogía de una pequeña vela: mientras más lejos está del Sol, más puede la vela iluminar la oscuridad; pero mientras más cerca esté del Sol, menos luz creará porque la luz de la vela es opacada por la luz del Sol. Esto también es verdad para nosotros. A medida que crecemos espiritualmente y desarrollamos una conexión más cercana con la Luz del Creador, la humildad llegará a nosotros de forma natural. Esto no es algo por lo que la persona deba trabajar. Si nos acercamos a la Luz del Creador, se hace más claro para nosotros cuán pequeños y diminutos somos. Si la humildad no es algo que viene a nosotros de forma natural, es una indicación de que necesitamos trabajar para desarrollar esta capacidad. Y ya que la humildad es la base para todas las bendiciones, esta es la pregunta que debemos hacernos: ¿Es natural para mí ser humilde?
Desafortunadamente, incluso para aquellos de nosotros que trabajamos espiritualmente, el desear volvernos más humildes implica esfuerzo, y si es un esfuerzo, entonces es una indicación de que estamos alejados de la Luz del Creador y nos estamos alejando aún más. Porque si en realidad nos estamos acercando al Creador, actuar con humildad será algo natural para nosotros; a medida que nos acercamos a la Luz del Creador, vemos de forma natural cuán pequeños e insignificantes somos en comparación. Si la humildad no es algo que sintamos de forma natural, es un indicador claro de que no nos estamos acercando a la Luz del Creador, no estamos creciendo y, por lo tanto, todas las maravillas que hacemos y todas las cosas que la gente ve en nosotros no significan absolutamente nada.
Pensamos que trabajar en nosotros mismos significa restringir nuestra reacción cuando alguien nos hace algo negativo porque sabemos que es importante no tener ego y queremos ser espirituales. Aunque comportarse de esta manera está bien, esto no es humildad verdadera y tampoco es un indicador de que estamos creciendo.
Si estamos creciendo y nos conectamos con fuerza con la Luz del Creador, la humildad se vuelve natural. Si tener humildad no es algo natural para ti, olvídate de todo lo que haces y de todo lo que las personas ven en ti, porque eso significa que no estás creciendo y no te estás conectando con más fuerza a la Luz. Cuando crecemos, nuestra insignificancia se vuelve cada día más evidente. Pero si la disminución de nuestro ego no ocurre de manera natural, entonces es la indicación más clara de que no estamos desarrollando nuestra conexión con la Luz del Creador.
Por ende, no cambia nada lo que alguien piense acerca de nosotros o de lo que hacemos, todo lo que importa es que nos hagamos esta simple pregunta: ¿La humildad crece en mí de forma natural cada día? La respuesta es que si estás acercándote más a la Luz del Creador, entonces la humildad tiene que nacer de forma natural en ti.