En la sección de la Torá de esta semana, Qui Tisá, leemos la historia de cómo los israelitas cambiaron como si nada la Luz de libertad y plenitud infinita ¡por un pequeño becerro de oro! Al darse cuenta de la circunstancia que crearon, se deprimieron. Los kabbalistas que han comentado sobre esta historia explican que lo que desconectó a los israelitas de la Luz del Creador no fue el hecho de haber decidido adorar a un becerro de oro, sino el hecho de haberse entristecido por la situación.
Alcanzar la felicidad no sólo significa sentirse bien todo el tiempo porque, seamos realistas, hay muchas variables involucradas en nuestra vida diaria. Diariamente enfrentamos circunstancias difíciles y peligros, por ejemplo: altibajos financieros, condiciones climáticas desfavorables, problemas de salud, complicaciones en las relaciones y todo tipo de malas noticias que no queremos oír. Sin mencionar todas las cosas que queremos y no podemos tener, o los errores que cometemos y por los que nos sentimos mal.
Alcanzar la felicidad es más importante de lo que quizá hayamos imaginado. El gran Kabbalista del siglo XVI, Rav Isaac Luria, también conocido como “El Arí”, dijo: “La tristeza es perjudicial para quien quiere obtener sabiduría e inspiración divina. Nada como la tristeza como para alejar la claridad, incluso cuando es merecida”.
Rav Brandwein, maestro de Rav Berg, le escribió en una carta a su querido estudiante:
"Si uno siente que está lejos de estar completo, es principalmente en esos momentos en que la Inclinación al Mal viene para confundirlo más y recordarle todos sus defectos, sus problemas y sus errores para entramparlo en un estado de tristeza. Pero la “Shejiná” (la Presencia Divina) no habita en un lugar de tristeza".
Si no eres feliz, no puedes atraer más Luz espiritual a tu vida. Solemos depender de la Luz para que llegue y nos saque de la oscuridad, pero eso sólo puede ocurrir si despertamos felicidad incondicional. Entonces, ¿cómo podemos garantizar que somos verdaderamente felices a fin de poder atraer aun más Luz, claridad y bendiciones a nuestra vida?
Nuestra felicidad suele ser influenciada por nuestros gustos y sentimientos personales. Por ejemplo, una persona tímida y reservada podría ser feliz estando sentada en casa tranquilamente con un buen libro y una taza de té, mientras que una persona extrovertida y segura de sí probablemente será más feliz en una gran fiesta. Entonces, ¿por qué incluso las cosas que nos asignamos personalmente para hacernos felices no suelen tener ese efecto?
Porque hay algo que aplica para todos los seres humanos en la Tierra: la felicidad profunda y verdadera a nivel del alma proviene de una sola fuente, la Luz cuando es obtenida a través del trabajo espiritual. Al cambiarnos a nosotros mismos en lugar de cambiar las circunstancias que nos rodean, creamos felicidad verdadera y duradera. La felicidad, sin importar lo que ocurra, es el resultado de tu crecimiento y cambio. Despertar feliz diariamente significa que estás mejorando tu conciencia.
El concepto de la felicidad como algo que ganamos puede ser encontrado en una parte de otra carta que Rav Berg recibió de su maestro:
“La verdad es que la alegría está en las Manos del Creador, y es un regalo para todo el que la merece; pero es la manera del Creador que Él no retiene la realización del que camina (con intenciones puras) delante de Él”.
Todos tenemos problemas, pero con intenciones puras y un deseo de cambiar, la Luz estará allí para nosotros. No tiene que llevar mucho tiempo, sólo hace falta tomar la decisión de dejar ir lo que creemos que nos hará felices y comprometernos con el cambio. Mis maestros, Rav y Karen Berg, siempre nos recordaban que podemos comprobar esto por nosotros mismos, por eso, no creas en este artículo, ¡pon en práctica lo que dice!