Este artículo fue publicado originalmente en 2019.
La vida nos ofrece muchos caminos. No hay un único camino hacia la felicidad o un único camino hacia el Creador. Hay diversas maneras de creer y conectarse con la divinidad. Es por ello que yo estoy abierta a las muchas modalidades de la espiritualidad, para poder comenzar a incluir cada pieza del rompecabezas y cada color del mosaico de la vida. Así es como verdaderamente llegamos a encarnar la espiritualidad, que en su raíz es el espíritu de la inclusión y la unidad entre todas las personas. La espiritualidad incluye a todos y a todo. Nuestro camino a la divinidad es único, personal e individual. Cada alma está regresando al Creador en su propia forma especial. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar este proceso? ¿Acaso somos el Creador? De la misma manera que no puedo decirle a la rosa que no sea roja ni a la violeta que no sea púrpura, no puedo decirle a otra alma en quién ni en qué debería creer. Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones. No podemos decir que amamos al Creador y no amar a Sus creaciones. No podemos recorrer el camino de otro. Debemos hacer lo que es apropiado para nosotros. En nuestro interior, cada uno de nosotros tiene una brújula interna que nos orienta en nuestro camino. Es indispensable que escuchemos y honremos a esta voz. La chispa del Creador está dentro de nosotros, nos habla y nos revela nuestra propia Luz especial y propósito. Esta semana, recibimos la ayuda para conectar con nuestra verdad interior. La sabiduría interna es iluminada.
“Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones”.
Nuestra porción esta semana es Shlaj Lejá. En Shlaj Lejá, tras haber emprendido el camino hacia la Tierra Prometida, Moshé les pide a los líderes de las doce tribus que la visiten, la “espíen” y regresen con un informe. La Tierra Prometida era una tierra utópica donde manaba “leche y miel”. No obstante, diez de los doce espías regresaron y dieron falso testimonio acerca de la tierra. Ellos reportaron que era inhabitable y estaba llena de enemigos. Desafortunadamente, los israelitas les creyeron y se lamentaron. Ellos creyeron lo que otros les contaron en lugar de lo que sabían que era verdad en sus corazones. Ellos creyeron más en la palabra de estos diez líderes que en la palabra de Moshé, el Creador y todos los milagros que habían presenciado. El Creador y Moshé les habían prometido éxito y prosperidad, y en un instante, los israelitas entregaron esta conexión debido al miedo y la duda. Estos diez líderes que hablaron falso testimonio sobre la Tierra Prometida también lo hicieron porque tenían miedo. Tenían miedo de que si todos llegaban a la Tierra Prometida, los israelitas alcanzarían la madurez espiritual absoluta y, como resultado, su papel como líderes ya no sería necesario ni tendría validez. Estos “espías” mintieron acerca de la bienaventuranza que les esperaba, lo cual privó al pueblo de recibir su recompensa; todo porque estaban preocupados por preservar su estatus y poder. Ellos mismos eran su principal interés, y los demás estaban en segundo lugar. Pensar solo en nosotros e ignorar a los demás solo trae oscuridad a nuestra vida. Debido a este informe falso y debido a que los israelitas lo creyeron, la generación no pudo entrar a la Tierra Prometida. Solo la siguiente generación entraría.
“Tu propia verdad es tu camino a la grandeza”.
Los israelitas decidieron escuchar las voces externas. Ellos escogieron ir en contra de lo que sabían que era verdad para ellos y creyeron el informe falso. En realidad este problema está siempre presente en nuestro viaje espiritual. Cada día, tenemos que ser lo suficientemente valientes para comprometernos con la sabiduría de nuestro corazón, nuestra Luz interna y nuestro camino individual especial. ¿Cuántas veces nos hemos dicho a nosotros mismos: “Yo lo sabía, pero ¿por qué tomé esa decisión?”? El mundo siempre estará lleno de distracciones diseñadas para desviarnos de nuestra verdad y nuestro destino. A menudo aceptamos los temores y juicios de los demás, y les permitimos que moldeen aquello que sentimos y creemos. La historia de los israelitas nos enseña acerca de los desafíos en nuestro propio camino espiritual. Solemos tener miedo de dar, preocupados porque no tendremos suficiente. Estamos tentados a tomar el camino fácil, pensar solo en nosotros mismos para avanzar. Esta semana, obtenemos el poder de trascender esos reportes negativos. Somos dotados con la invaluable capacidad de escuchar nuestra voz interna y seguir el llamado de nuestra alma. Aunque seamos diversos en nuestros diferentes caminos hacia la divinidad, estamos unidos debido a que el deseo de nuestra alma siempre es compartir.
En tus meditaciones, permite que esta poderosa y equilibrada Luz te revele tu camino particular. Puedes ver que cuando te preocupas por las necesidades de los demás y te vuelves un ser dador, ciertamente serás beneficiado a la larga y alcanzarás tu Tierra Prometida. Pídele al Creador que te oriente en el proceso de escuchar tu propia verdad y que te ayude a permitir que tu divinidad interna brille. Pide ser protegido de los pensamientos de miedo y duda, y en su lugar conéctate solamente con pensamientos positivos y de amor. El exterior puede darnos un reporte falso, advirtiendo que no pensemos en los demás, pero este únicamente está diseñado para evitar que nos convirtamos en todo lo que estamos destinados a ser. Tu propia verdad es tu camino a la grandeza. Cuando estamos dispuestos a deshacernos de las distracciones externas, podemos descubrir los tesoros más poderosos en nuestro interior. Cada uno de nosotros tiene un camino y una verdad únicos y especiales en su vida. Si podemos escucharlos y actuar conforme a su llamado, tendremos el mérito de conectarnos con nuestro propósito genuino y nuestra verdadera dicha aquí en la tierra.