La guerra del Armagedón, la lucha entre el bien y el mal, la batalla entre la Luz y la oscuridad… todos son el mismo conflicto. Cuando Adán y Eva siguieron el consejo de la serpiente en el Jardín de Edén y comieron del Árbol del Conocimiento (del Bien y el Mal), separaron el mundo físico del mundo espiritual. Esto trajo el caos y la muerte al mundo, y Adán y Eva fueron expulsados del Jardín. Desde entonces, la humanidad ha estado luchando por entrar nuevamente al Jardín de Edén a través de reconectar el mundo físico con el mundo espiritual, trayendo Luz para influir en todos los aspectos de la oscuridad y poner fin al caos. Vivimos en un mundo físico, pero queremos que sea guiado y dirigido por el mundo espiritual.
Esta es la lección que aprendemos de Yaakov en la porción de Vayishlaj. La mayoría de nosotros queremos huir de nuestra negatividad, mantenernos lejos de personas negativas en nuestra vida y no queremos “revivir” las dificultades de nuestro pasado. Pero Yaakov, quien había estado separado de Esav por 20 años, hizo planes para reunirse con él. Los comentaristas preguntan: ¿Por qué Yaakov buscó a Esav? ¿Por qué no dejarlo tranquilo? La última vez que Yaakov vio a su hermano gemelo negativo, este quería asesinarlo. Ellos se encontraban en lugares distintos; nunca tenían que encontrarse de nuevo. Pero Yaakov sabía que al perseguir la negatividad y transformando la oscuridad en Luz a través de acciones generosas y amor, podía alcanzar todo su potencial, podía revelar toda la Luz de su alma y podía recibir todas las bendiciones que el Creador destinó para él, así como lo hace para todos nosotros.
Yaakov sabía que para tener el Cielo en la Tierra, la Redención Final, debía despertar la Luz en Esav y en todas las demás personas negativas. El Jardín de Edén incluía a todas las personas, así que la Redención Final requiere de la Luz que está dentro del alma de todos los individuos. Los kabbalistas enseñan que, independientemente de la religión, cultura o raza, el estudio del Zóhar es la forma más poderosa para despertar la Luz en nuestra alma. Queremos unir a todos los pueblos para poder acelerar el proceso de la Redención Final.
La historia de Yaakov nos enseña en un nivel personal que lo mejor para nosotros es hacer esfuerzos constantemente para transformar nuestra negatividad en Luz. El Zóhar dice que a medida que transformamos nuestra naturaleza, nuestra inclinación negativa se transforma y comienza a servir a nuestra inclinación positiva para apoyar nuestro trabajo continuo de elevar nuestra conciencia hacia el Árbol de la Vida.
¿Cómo alcanzamos esta transformación? Como Yaakov nos mostró, tenemos que enviar “regalos” de Luz a todas las áreas donde haya oscuridad y negatividad, a nivel individual y colectivo. El uso de las herramientas kabbalísticas como el Zóhar y los 72 Nombres de Dios nos permite enviar Luz a nuestras situaciones negativas. De este modo preparamos la situación y nos fortalecemos para encarar la negatividad y actuar con Luz, amor, perdón y entendimiento, y así transformar la oscuridad y la negatividad en Luz y bendiciones.
La porción continúa con la lucha de Yaakov contra el ángel de Esav. No podemos vencer la negatividad por medios físicos únicamente. No podemos deshacernos del caos sólo mediante la política, acciones militares, investigaciones médicas, avances científicos o cambiando métodos de producción. Hacer cambios sólo en lo físico no elimina la causa del caos, el oponente.
Realizar cambios físicos únicamente sólo ocasiona que los diversos tipos de caos cambien de forma: de una enfermedad a otra, de un conflicto a otro, de un país a otro. Deshacernos del oponente eliminará todas las formas del caos para siempre. La historia de Yaakov nos enseña que para poder tener felicidad y paz eternas, debemos luchar contra nuestro oponente personal y vencerlo. A medida que hacemos esto, podemos ayudar a otras personas a hacer lo mismo.
Mira cómo hacer esto funcionó para Yaakov. Ya que Yaakov envió tanta Luz a Esav (los “regalos” que le envió), Esav no pudo matar a Yaakov como tenía planeado hacerlo, sólo pudo besarlo.
En el momento en el que hayamos transformado nuestra negatividad en Luz y nuestro caos en orden, nos convertiremos en una persona “nueva” y recibiremos un “nombre nuevo”. Así como Yaakov fue bendecido por el ángel de Esav, nosotros también somos bendecidos con la Luz que se oculta dentro de nuestra negatividad. Así como el nombre de Yaakov cambió a Israel, nuestro nombre, en términos kabbalísticos, representa nuestro deseo. Por ende, con cada transformación espiritual, nuestros deseos se elevan de lo físico a lo espiritual, y deseamos la Luz como la fuente de plenitud y dejamos de ver el mundo físico como la fuente de nuestra realización. Mientras más Luz revelemos desde nuestra alma, más nos convertiremos en los seres de Luz que el Creador creó.
Uno de los desafíos que la mayoría de nosotros enfrenta a medida que progresamos en el camino espiritual es dejar ir a las personas y cosas a las que estamos acostumbrados. A veces cuando crecemos y llegamos a un nuevo nivel espiritual, hay personas en nuestra vida que no están listas para crecer y por ello nos separamos. Esto no tiene que ser una situación negativa, pero tenemos que aprender a dejar ir a esas personas y enviarles Luz, pensando en ellas con amor incondicional y sabiendo que es por su bien. Recordar que todos estamos en un viaje hacia nuestro Cielo en la Tierra es muy útil, y mientras más rápido podamos crecer, más rápido traeremos a las demás personas con nosotros.
Utilicemos la porción de Vayishlaj para obtener la fortaleza que todos necesitamos para enfrentar nuestra negatividad, traer más Luz para transformar el caos en bendiciones y juntos cambiar el estado actual del mundo en el estado del Jardín de Edén, de paz y buena voluntad entre toda la humanidad.
Les deseo toda la Luz y las bendiciones eternamente,
Chaim Solomon