Se te hizo tarde para salir al trabajo. En un apuro desesperado tomas tus cosas (chaqueta, café, las llaves) sólo para darte cuenta que tu celular está desaparecido. Buscas en los papeles de tu escritorio, revisas el cuarto y repasas tus pasos en los últimos 30 minutos. Nada. Comienzas a entrar en pánico y piensas “¿Dónde está?”.
Finalmente lo ves. Allí está, en el mostrador de la cocina, exactamente donde lo dejaste. Y exactamente donde estás seguro de haber buscado dos veces.
Es curiosa la forma en la que pasamos por alto lo obvio, especialmente cuando estamos buscando algo. Pero no son sólo las llaves del auto o los lentes de sol lo que se oculta a simple vista. Podemos perder también cosas más significativas, como el amor o la belleza, y estar un año o incluso décadas deseando obtener estas cosas.
La perfección no es diferente. Cuando se trata de establecer metas para nosotros, incluso metas espirituales, tenemos la tendencia a esforzarnos por lograr la perfección. Pensamos que cuando finalmente la alcancemos, las cosas serán diferentes. Los kabbalistas nos advierten acerca de este concepto equivocado. El Midrash explica que cuando el dolor, el sufrimiento y la muerte sean finalmente eliminados para siempre, la vida no será para nada diferente. Simplemente veremos la vida a través de nuevos ojos. De igual modo, cuando alcancemos nuestra meta espiritual, no aparecerá nada nuevo; simplemente podremos ver lo que siempre estuvo allí.
Por supuesto, establecer metas que nos urjan a luchar por una vida mejor nos ayuda a alcanzar plenitud, pero el acto de perseguir la perfección no sólo nubla nuestra visión, sino que evita que nos conectemos con la Luz. En lugar de trabajar hacia la perfección, sería mejor que apuntáramos a eliminar la ilusión que evita que veamos la perfección en el mundo tal y como es, con todo y sus imperfecciones.
Los kabbalistas enseñan que dentro de nosotros se encuentra la Luz perfecta del Creador, que somos perfectos como hemos sido creados. Michael Berg señala: “El Midrash dice que este cambio ocurrirá en un instante. Pero ¿Cómo puede ser esto verdad cuando aún existe tanto trabajo por hacer en nuestro mundo? Esto se debe a que la perfección ya está aquí”.
Cuando no vemos la perfección en nuestra vida diaria es debido a que estamos atrapados en la ilusión. Al cambiar nuestra conciencia, podemos comenzar a ver la belleza en una vasija rota, en una flor marchita, en una pintura desgastada. Podemos comenzar a quitar los velos que ocultan de nuestra vista la perfección al darnos cuenta cuándo criticamos a otros y cuándo nos criticamos a nosotros mismos. Recuerda, nuestras imperfecciones no son nuestro ser verdadero, sino que son máscaras que evitan que veamos nuestra propia perfección. Cambia tus pensamientos críticos por pensamientos positivos. Trata de ver más allá de la ilusión y nota lo bueno, es decir, la perfección en otros.
Michael Berg dice: “Sin importar qué ocurra en nuestra vida, sin importar lo que otro nos haga, sin importar qué pensamos acerca de nosotros mismos, la perfección se encuentra detrás de todo… Tenemos que darnos cuenta de que la perfección existe ahora. Nosotros somos perfectos. La perfección del mundo se encuentra aquí y ahora. Nuestro trabajo es simplemente eliminar la ilusión que nos dice lo contrario. Y la mejor forma de hacerlo es juntos, siendo uno”.