Hasta las cosas que más apreciamos en nuestra vida pueden perder su brillo con el tiempo. Si no tenemos cuidado, podemos comenzar a olvidar o pasar por alto el valor de nuestras mayores bendiciones. La clave para mantener vivos el amor y el poder de nuestros regalos es despertar el aprecio dentro de nosotros mismos. Es nuestra responsabilidad desarrollar continuamente gratitud por nuestros dones.
He aquí tres consejos para despertar el aprecio por tus bendiciones:
1. Concéntrate menos en lo que te falta y más en lo que tienes.
Las cosas más importantes para nosotros son las que más fácilmente damos por sentadas. Bendiciones como la salud, la libertad, las relaciones y los seres queridos pueden parecer que siempre estarán en nuestra vida. Dado que las experimentamos todos los días, a menudo las pasamos por alto y nos centramos en las cosas que queremos después.
Incluso las personas que se consideran agradecidas por lo que tienen suelen abordar la vida concentrándose en lo que no tienen. Muchos de nosotros nos movemos por la vida rodeados de belleza y amor, pero no lo vemos realmente porque nos concentramos en las carencias de nuestra vida. Si bien es saludable tener metas y aspirar más en la vida, no pierdas de vista las innumerables bendiciones que ya tienes.
2. Dedica tiempo activamente para reconocer tus bendiciones de forma constante.
La mejor manera de cuidar de tus bendiciones es hacer tiempo para apreciarlas de manera constante. Nuestras vidas están tan ocupadas que a menudo no nos tomamos el tiempo para el agradecimiento que merecen nuestros dones, ¡pero es una parte muy importante de nuestro trabajo!
Dedica un momento a reflexionar, hacer una lista y sentirte positivamente abrumado por las bendiciones que tienes actualmente. Concéntrate en lo que aprecias de tus dones. Eso te ayudará a seguir recibiendo la gran Luz, alegría y bondad que están destinados a aportar a tu vida.
3. Cuando no te sientas apreciado, intenta mostrar más aprecio.
Es difícil sentirse agradecido cuando no sentimos que somos apreciados ni que estamos recibiendo suficiente apoyo de aquellos que amamos. Por lo general, nuestra narrativa interna se concentra en lo que recibimos o dejamos de recibir de los demás, en lugar de lo que damos y ofrecemos. Cuando no nos sentimos apreciados o apoyados, a menudo es porque somos nosotros quienes no mostramos suficiente aprecio y no al revés.
Considera tu vida como una huerta que da frutas y verduras una y otra vez. Si sigues recogiendo de la huerta sin cuidar el jardín sembrando, regándolo y cuidándolo, con el tiempo dejará de proveerte. Cuida tu vida y las bendiciones que tienes. Aprecia todos los hermosos frutos de tu vida. Recógelos, disfrútalos plenamente y luego retribuye cuidando y nutriendo las cosas que son más preciadas para ti, especialmente en los días en que te resulta más difícil cultivar el aprecio. Esa es la forma más poderosa de hacer que tus bendiciones florezcan para ti.
El aprecio se desvanece de forma natural con el paso del tiempo. Hasta los regalos más hermosos y valiosos de nuestra vida comienzan a perder significado e importancia cuando no hacemos el trabajo de mantener vivo el aprecio. Esto dificulta el sentir amor por las cosas más valiosas. Concéntrate en las cosas que más importan en tu vida, dedica tiempo a reconocerlas de forma constante y cultiva tu aprecio por ellas. Esto garantizará que no pierdas de vista el poder y la belleza de tus dones más importantes y de que sigan aportándote alegría y plenitud.