Todos conocemos a alguien que irradia seguridad. Esa persona que captura la atención de todos, y se mantiene con aplomo y confianza en sí misma. Algunas personas son naturalmente más seguras de sí mismas que otras, pero para la mayoría de nosotros, es una habilidad como cualquier otra que necesita ser fortalecida y desarrollada. La seguridad no es solo un rasgo de personalidad; es la capacidad de creer en ti mismo, aun cuando tengas inseguridades, eres vulnerable o no te sientes en tu mejor momento.
He aquí cinco consejos espirituales para desarrollar la confianza en ti mismo:
Cuando se trata de emociones negativas como la tristeza, la ira o el miedo, la las personas suelen tratar de evitarlas, eliminarlas o escapar de ellas tanto como sea posible. Pero incluso nuestras emociones negativas son señales importantes para nosotros de que hay algo a lo que debemos prestar atención. Pueden aportarnos excelentes motivos para cambiar de forma poderosa.
Dependiendo de cómo abordemos el miedo, este puede detenernos o impulsarnos hacia delante. Identifica qué miedos te impiden sentirte seguro. ¿Es el miedo al rechazo, al fracaso, a parecer tonto, a no encajar o a no estar calificado? Reconoce la emoción cuando surja y esfuérzate para determinar lo que te está diciendo. Podría ser una señal para concentrarte menos en lo que los demás piensan de ti o un motivador para prepararte y no postergar una tarea. Acepta el miedo como una oportunidad para superarte.
Todos hemos estado en situaciones con las que sentimos que no podemos. Ya sea que sintamos que somos la persona menos calificada en una reunión o que tengamos que dar un discurso frente a una gran multitud, la sensación de insuficiencia puede ser abrumadora.
En lugar de preocuparte por fracasar o parecer desinformado, intenta adoptar el enfoque de un alumno y aceptar el hecho de que no lo sabes todo. Sé muy curioso. Haz preguntas cuando no entiendas algo. Concentrarte en aprender y recopilar información puede hacer tu ego a un lado y cambiar la forma en que te sientes en una situación incómoda.
Cualquier habilidad requiere un proceso para desarrollarse. No puedes ir al gimnasio por primera vez y de inmediato levantar pesas de 100 kilos. Tampoco puedes empezar un nuevo empleo y esperar conocer las complejidades del oficio en tu primer día. Pero puede ser intimidante cuando vemos a otros que están muy por delante de nosotros en su desarrollo. Pareciera que nunca alcanzaremos el nivel en el que están, así que ¿por qué intentarlo siquiera?
Resístete a comparar el comienzo de tu proceso con el final de otra persona. Lo más probable es que hayan sido como tú en algún momento, empezando por el humilde principio. Tómate el tiempo necesario para desarrollar las habilidades y los conocimientos necesarios para perseguir tus objetivos. Comprende que cada uno tiene su propio proceso y su propia velocidad para progresar.
Es natural que queramos agradar a la gente, o incluso que nos admire y que nos asegure que somos talentosos, inteligentes, atractivos o trabajadores. Desafortunadamente, es fácil volverse adicto a recibir esa aprobación de otras personas hasta el punto en que dejamos de vivir con autenticidad. Comenzamos a ocultar nuestras debilidades y las cosas de las que nos avergonzamos porque no queremos que los demás las vean, mientras tratamos de resaltar las cosas en las que somos buenos; todo para obtener su aprobación.
La verdad es que no se puede complacer a todo el mundo todo el tiempo. Buscar constantemente la aprobación de los demás es un callejón sin salida. Pregúntate si estás viviendo tu vida para ti o para ellos. Aprende a confiar en tus propios instintos y a mostrarte como la versión más auténtica de ti mismo. Descubrirás que cuanta menos energía pongas en lo que los demás piensen de ti, menos buscarás su aprobación constantemente y más seguro de ti mismo te volverás.
Un error común es pensar que primero hay que hallar la confianza antes de lograr un objetivo. Con ese marco de pensamiento, nos frenamos cuando no nos sentimos seguros. En realidad, desarrollamos nuestra seguridad a través de ponernos a prueba a nosotros mismos y de nuestras capacidades.
Divide tus objetivos en pequeños pasos incrementales que sean realistas para ti. Tomar medidas y completar estos pequeños objetivos desarrolla tu competencia, y la competencia conduce a la confianza. Se necesita acción y práctica constantes para desarrollar tus habilidades y tu fe en ti mismo. Cuanto más veas lo que eres capaz de lograr, más confianza tendrás en tus habilidades.
La confianza en uno mismo no se trata de creer que somos perfectos o de mostrar nuestra mejor cara al mundo en todo momento. Se trata de mostrarnos completamente como nosotros mismos, imperfectos y en medio del proceso desordenado de la vida. Es una habilidad que puedes desarrollar enfocándote menos en otras personas y más en tus oportunidades de aprender y crecer en cada situación. Resístete a compararte con los demás o buscar su aprobación y, en lugar de ello, realiza acciones que te impulsen hacia delante y te demuestren a ti mismo cuán capacitado estás realmente. De ahí proviene la verdadera seguridad.