Mindfulness (o conciencia plena) se ha convertido en una palabra de moda recientemente, pero suele ser malinterpretada. La gente a veces confunde la conciencia plena con la meditación o el alivio del estrés. Si bien estas pueden ser prácticas útiles para ser más consciente, la conciencia plena en realidad se trata de estar presente, prestar atención al mundo, descubrir nuevas perspectivas y vivir con intención.
La conciencia plena es una parte clave del bienestar de nuestra mente y cuerpo. La mente y el cuerpo son una sola unidad: dondequiera que pongas tu mente, necesariamente estás poniendo tu cuerpo. Esto nos da un enorme control sobre nuestra salud y bienestar, y muestra lo imperativo que es desarrollar una conciencia plena. Cuanto más conscientes seamos, más aumentaremos nuestra alegría, plenitud y bienestar general.
He aquí cuatro consejos para ser más consciente y mejorar la unidad mente-cuerpo:
En esencia, la conciencia plena es simple: todo lo que necesitas hacer es notar algo nuevo sobre las cosas que creías que ya conocías. Hay tantas cosas que desconocemos del mundo, ¡incluso en áreas que creemos conocer! A todos nos han enseñado que 1 + 1 = 2, pero eso no siempre es cierto en el mundo real. 1 chicle masticado + 1 chicle masticado = 1 gran trozo de chicle masticado. Todo lo que creemos saber se basa en esta suposición errónea de que todo es igual. La respuesta que tienes no siempre es cierta.
Cuando practicas la conciencia plena, sabes que todo cambia y que las cosas se ven diferentes desde diferentes perspectivas. Esto significa que todo tipo de logros son posibles. Evita hacer suposiciones y, en su lugar, siente curiosidad por el mundo. Adopta el hábito de notar algo nuevo de las personas y las cosas que te rodean cada día.
Si tuvieras que hacer una lista de las características con las que luchas personalmente o que estás trabajando para cambiar de ti mismo, podría incluir cosas como ser “crédulo” o “impulsivo”. Pero las personas que son “crédulas” también son “confiadas”, y las personas que son “impulsivas” también son “espontáneas”. Cualquier debilidad puede ser una fortaleza desde cierta perspectiva. Se trata de cómo elijas verlo.
Lo mismo ocurre cuando se trata de la forma en que vemos a otras personas. Lo que percibes como una característica negativa también podría ser una de sus mayores fortalezas. Cuando tenemos absolutos sobre alguien, nos impide verlo como otra cosa que no sea eso. En las relaciones, nadie es “siempre” algo. Si elegimos ver lo negativo, es seguro que tendremos una experiencia negativa con esa persona. Por otro lado, elegir ver el ángulo positivo de los rasgos de personalidad de alguien siempre creará una experiencia más positiva.
A menudo creemos que la toma de decisiones implica que predigamos cada uno de los posibles resultados, pero la verdad es que nunca podemos saber realmente lo que sucederá. Esta presión que nos imponemos para mirar hacia el futuro nos conduce al estrés y el arrepentimiento. El estrés es una reacción a creer que algo va a suceder y que será terrible, aunque no podamos saberlo con certeza. Del mismo modo, cuando nos arrepentimos, creemos que hemos elegido el camino equivocado y asumimos que el camino no elegido era mejor. ¡Pero podría haber sido peor o igual de malo!
Elimina el miedo, el estrés y el arrepentimiento al entender que no puedes predecir nada. El resultado no es bueno, malo o indiferente, es lo que haces con él. No hay una decisión “correcta”. Pase lo que pase puede verse como una ventaja. Toma una decisión y sostenla por completo. Vive esa decisión y haz que tenga sentido para ti. Sea cual sea el resultado que tengas, haz que funcione para ti.
Hace años, el mundo médico pensaba que la psicología era irrelevante para nuestra salud física. En la actualidad, es comúnmente aceptado que existe una conexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Nuestra mente es mucho más poderosa de lo que podemos imaginar, pero estamos condicionados a creer en las limitaciones, por lo que nos impedimos a nosotros mismos ir más allá.
El bienestar no se trata solo de conectar la mente y el cuerpo; se trata de verlos como una sola entidad. Cuando cambiamos la mente, el cuerpo coopera. Por ejemplo, los placebos funcionan porque nos convencen de que tenemos la capacidad de mejorar, abriéndonos a la posibilidad y haciéndonos conscientes de las formas en que estamos mejorando. Está atento a cuándo tu cuerpo se siente bien o cuándo algo desencadena una respuesta. Es más probable que encuentres una solución si la estás buscando.
No estamos ni cerca de alcanzar el potencial de lo que podemos hacer. Somos chispas del Creador y contenemos un potencial ilimitado en nuestro interior. Lo único que nos detiene somos nosotros mismos.
Prácticamente todos actuamos sin pensar la mayor parte del tiempo. Pasamos nuestros días en piloto automático, haciendo suposiciones sobre las situaciones y las personas que nos rodean. Pero cuando nos tomamos el tiempo para ser curiosos, tratar de ver nuevas perspectivas, aprender cosas nuevas y dejar de ponernos limitaciones, nos abrimos a las poderosas posibilidades de la vida. Practica la conciencia plena todos los días y ve la diferencia que crea en tu mente, cuerpo y desarrollo espiritual.