Probablemente hayas oído la expresión: “Lo que no te mata te hace más fuerte”. Si bien algunos desafíos en efecto nos hacen más fuertes, esta no es una verdad universal. Algunas personas pueden quedar emocionalmente paralizadas por sus experiencias. Que salgamos más fuertes o más débiles depende de nuestra conciencia cuando se presenta un desafío.
La resiliencia es nuestra capacidad adaptarnos de cara a la adversidad, el trauma, la tragedia, la amenaza o el estrés. Las personas resilientes emplean sus recursos, puntos fuertes y habilidades para superar los desafíos y contratiempos. La forma en que afrontamos tales desafíos y desarrollamos la resiliencia es una de las habilidades espirituales más importantes que puede cultivar una persona.
He aquí tres consejos para desarrollar la resiliencia y fortalecernos gracias a los desafíos:
1. La flexibilidad conduce a la alegría. Intenta ser menos rígido y más flexible.
Gran parte de nuestra insatisfacción en la vida se produce cuando nuestras expectativas de lo que pensábamos que sería la vida no coinciden con la realidad. Solemos tener problemas para aceptar cuando las cosas no marchan según nuestro plan. La mayoría de las cosas en las que somos rígidos están obstaculizando nuestra alegría de vivir. Ser rígidos nos impide ver las bendiciones en nuestros desafíos y crecer a partir de nuestras dificultades. Cuanto más nos abrimos al proceso de la vida, más certeza en el Creador cultivamos y más podemos experimentar todo lo que la vida tiene para ofrecer.
Piensa en ti mismo y en las partes de ti que son rígidas. Comprende que cuanto más flexible seas, más alegría tendrás en la vida. Intenta encontrar el equilibrio entre ser fuerte y no demasiado rígido, siendo capaz de fluir con los cambios y los imprevistos. Transformar la rigidez en flexibilidad ayuda a desarrollar la resiliencia, lo que nos permite aceptar y crecer a partir de las curvas de la vida. Esto es clave para experimentar más momentos de alegría en lugar de disgustos y decepciones.
2. Todas las cosas, incluso los desafíos, ocurren por tu beneficio espiritual. Acéptalas sin necesidad de entender todas las razones por las que suceden.
Cuando nos enfrentamos a un desafío, nuestra primera pregunta suele ser: “¿Por qué me está pasando esto?”. Es curioso que no nos hagamos esa pregunta cuando nos suceden cosas buenas. Simplemente las aceptamos como la forma en que deben ser las cosas.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que vivimos en un sistema perfecto en el que todo lo que experimentamos, desde los grandes acontecimientos hasta los aparentemente insignificantes, tiene mil razones que están más allá de nuestra comprensión. Aun si pudiéramos entender algunas de las razones por las que algo está sucediendo, es tan solo una fracción de su verdadero propósito. Y todo es para el beneficio de nuestra alma, aunque no lo parezca en ese momento.
Confía en que los desafíos que estás experimentando son para tu beneficio. Acéptalos sin necesidad de entenderlos completamente. Mantén constantemente esta conversación interna contigo mismo. Esta es la conciencia que hace más fácil atravesar situaciones difíciles, aprender de ellas y fortalecerte como resultado.
3. Reevalúa tu resiliencia con regularidad. ¿Te toma menos tiempo recuperarte de situaciones difíciles de lo que te tomaba el año pasado?
Es muy fácil comprobar tu resiliencia. Observa un desafío que hayas tenido este año, grande o pequeño, y compáralo con una experiencia similar del año pasado. Pregúntate: “¿Se ha acortado el tiempo que me tomó recuperarme? ¿Me resulta más fácil recuperarme de la situación ahora?”. Si una persona está creciendo y usando la sabiduría de forma correcta, entonces descubrirá que se recupera más rápido y más fácilmente de los desafíos.
No importa lo resilientes que seamos ahora, el objetivo es desarrollar continuamente nuestra resiliencia cada día. Evalúate constantemente para asegurarte de que sigues creciendo. No se trata de ser perfecto hasta el punto de que nada te moleste, sino de con cuánta rapidez y facilidad eres capaz de manejar las cosas que se te presentan.
Los kabbalistas enseñan que nuestra mayor Luz se nos revela tras los lugares más oscuros. No podemos crecer sin el fracaso. Todos experimentamos desafíos, pero la clave es cultivar la resiliencia a través del proceso. Es un músculo que debemos desarrollar constantemente. Cuando aprovechas cada oportunidad para flexionar este músculo, te conviertes en una versión más positiva como resultado. Haz todo lo que puedas para desarrollar la resiliencia, a fin de que los desafíos solo te hagan más fuerte, más feliz y más pleno.