La comunicación es uno de nuestros superpoderes. Es un elemento clave que ha hecho posible que la humanidad haya prosperado a lo largo de la historia. Es el nexo que nos ha permitido desarrollar ciudades, familias y comunidades, y es el medio a través del cual formamos conexiones duraderas con otras personas.
No solemos tomarnos el tiempo para evaluar cómo nos estamos comunicando, pero cuando comenzamos a pensar en cómo hacer que nuestras conversaciones sean significativas, qué es lo más importante para comunicarnos y cómo queremos conectarnos con otras personas, comenzamos a tener conversaciones mejores y más profundas.
He aquí cinco consejos para ser un mejor comunicador:
1. Determina el tipo de conversación que quieres tener.
Hay varios tipos diferentes de conversaciones que podemos tener. Podríamos tener una conversación práctica que involucre planificación y estrategia, una conversación emocional en la que alguien busque empatía y comprensión, o una conversación social que se trate de personas que se relacionan entre sí.
Los problemas comienzan a surgir cuando las personas están desalineadas en el tipo de conversación que buscan tener. Por ejemplo, alguien que busca empatía puede sentirse frustrado cuando la otra parte aborda la conversación de manera estratégica al ofrecer soluciones a sus problemas en lugar de apoyo emocional. Esta desalineación hace que sea casi imposible escucharse uno a otro realmente.
Para tener una comunicación más sólida y productiva, procura definir el tipo de conversación que deseas tener. Piensa en lo que la otra persona está buscando de ti. Una pregunta útil que hacen muchos maestros es: “¿Quieres que te ayude, te abrace o te escuche?”.
2. Haz preguntas profundas.
Hacer preguntas es una excelente manera de mostrarle a la otra persona que estás atento a lo que está diciendo, pero las preguntas superficiales no suelen ser suficientes para formar un vínculo sustancial. Intenta cambiar a preguntas más profundas que tengan que ver con sus valores, creencias o experiencias.
Las preguntas profundas no tienen por qué ser demasiado personales. Por ejemplo, si vas a hablar con alguien que es médico, en lugar de preguntar “¿A qué facultad de medicina fuiste?” o “¿En qué hospital trabajas?”, podrías probar preguntar “¿Qué te hizo decidir ir a la facultad de medicina? ¿Qué es lo que más te gusta del hospital en el que trabajas?”. Invita al otro a decir algo revelador y significativo sobre sí mismo.
3. Demuestra que estás atento.
Los supercomunicadores tienen formas de indicarle a la otra persona que quieren conectarse. Pueden asentir con la cabeza mientras la otra persona cuenta una historia o reírse de un chiste que no es particularmente gracioso para mostrar que están atentos. Cuando demostramos a los demás que estamos dispuestos a conectarnos, es más probable ellos también estén más dispuestos a conectarse con nosotros. Piensa en formas de indicar que estás participando activamente mientras otra persona habla.
4. Escucha con atención y repite lo que escuchaste para confirmarlo.
Una gran parte de la comunicación es lo que sucede cuando dejamos de hablar y comenzamos a escuchar. Con mucha frecuencia, cuando la otra persona está hablando, tendemos a esperar nuestro turno para hablar de nuevo para poder comunicar nuestros propios pensamientos y necesidades, pero, en el proceso, no logramos escuchar realmente lo que el otro está diciendo.
Cuando alguien esté hablando, trata de estar presente. Míralo a los ojos y presta atención a las señales que envía. Escucha genuinamente con el deseo de entender y trata de discernir la necesidad detrás de las palabras. Ofrece tus opiniones solo cuando te las pidan. Luego, demuestra que estás escuchando al repetir lo que escuchaste con tus propias palabras. Pregúntale si entendiste bien lo que dice. Esto demuestra que estás prestando atención y entendiendo su punto de vista, a la vez que le permite corregir cualquier interpretación errónea que pudieras tener.
5. Conéctate con personas que sean diferentes a ti.
Es mucho más fácil evitar a las personas que son diferentes a nosotros que interactuar activamente con ellas. Pero cuanto más nos relacionamos con personas que son diferentes a nosotros, en especial con personas con las que no estamos de acuerdo, más se fortalecen nuestras habilidades de comunicación y mejor nos conectamos con los demás.
Solemos encasillar o etiquetar a las personas con base en sus diferencias. Una de las formas de comenzar a resolver conflictos es ver a las personas a través de un lente más amplio y no como una sola cosa. Todos tenemos muchas facetas, y cuando presentamos todos nuestros aspectos, tenemos la oportunidad de vernos como verdaderamente somos en lugar de ser arrojados a un estereotipo. Esto nos abre a la comunicación y a eliminar el resentimiento o el enojo que sentimos por el otro. Esta es una parte fundamental del desarrollo de conexiones en un mundo dividido.
Vivimos en tiempos ajetreados en los que parece que todos tenemos una prisa constante. Nuestras agendas están repletas. Es muy fácil ignorar a las personas o interrumpir las conversaciones porque simplemente no hay suficiente tiempo. Dedica tiempo a conectarte. Una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra salud, felicidad y éxito es formar conexiones con otras personas. Esto lo podemos hacer a través de conversaciones significativas.