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¿Cómo puedo sanar mis traumas? Tres consejos para superar el dolor

Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Abril 1, 2024
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El mundo está lleno de personas que han vivido algún trauma profundo y duradero. Más de 17 millones de personas en Estados Unidos sufren de trastorno por estrés postraumático diagnosticado, y es probable que muchas más no hayan sido diagnosticadas, y la investigación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. muestra que la gran mayoría de las personas han experimentado o presenciado alguna forma de violencia física en sus vidas. 

Los traumas pueden hacernos sentir más lejos de nosotros mismos, del Creador y del propósito de nuestra alma. Pueden hacer que nos quedemos atrapados en un bucle de miedo, duda y desconexión. Podemos arremeter contra los demás, en especial contra los que amamos, con ira o ausencia. Afortunadamente, hay herramientas espirituales que podemos usar para comprender el significado espiritual de los traumas que hemos vivido y cómo crecer a partir de ellos. 

He aquí tres consejos para comenzar a sanar los traumas:

1. Reconoce y habla sobre tu experiencia.

Muy a menudo sufrimos en silencio porque tenemos miedo de ser juzgados o simplemente nos sentimos incómodos al abrirnos y exponer nuestros traumas más profundos. La sanación de los traumas comienza con ser capaz de reconocerlos y el efecto que tienen en tu vida actual y luego contar tu experiencia a otra persona. Puede parecer contradictorio hablar y revivir los detalles de algún trauma, pero es una herramienta poderosa para liberar el dolor. Hablar de ello nos conecta de la manera más verdadera, desarrollando empatía y creando un espacio para la sanación.

Dedica tiempo a conocer el trauma que experimentaste. Piensa en las causas de ciertos comportamientos y miedos que te atormentan, y saca esa conversación a la luz. Incluso si es difícil para ti, esfuérzate por abrirte. Luego, a partir de ahí, puedes dar los siguientes pasos hacia la sanación.

2. Redefine las experiencias dolorosas como poderosas oportunidades para tu crecimiento.

La sabiduría de la Kabbalah enseña una regla espiritual importante: todos los desafíos que enfrentamos en la vida están diseñados a propósito para el crecimiento de nuestra alma. En otras palabras, todas las dificultades que vivimos son oportunidades necesarias para que nos transformemos de las maneras más poderosas. Nuestro trabajo es procesar el dolor y crecer a partir de él. 

Asumir esto puede ser un trago amargo al principio. A fin de cuentas, a la gente buena le suceden cosas malas todo el tiempo. El trauma por el que pasa alguien podría no parecer justo, y lo que alguien le hizo podría no estar bien. Pero espiritualmente, no se trata de lo que es justo, sino de lo que nos impulsa hacia el crecimiento, la conexión y la transformación. Sanamos cuando nos enfocamos en lo que vamos a hacer con esas experiencias dolorosas, cómo vamos a permitir que nos cambien y nos enseñen a fin de convertirnos en la persona que queremos ser, y cómo podemos crecer a partir de ellas. 

Trata de redefinir una experiencia traumática como la situación perfecta por la que tu alma necesitaba pasar. Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de ello? ¿Cómo puedo cambiar y crecer a partir de este trauma para mi mejora? No porque seas malo o hayas hecho algo mal, sino porque es una poderosa oportunidad para que alcances tu siguiente nivel. 

3. Ten presente que cuanto más grandes sean los desafíos que enfrentes, más grande será el potencial de tu alma.

Cada situación negativa que hemos vivido tiene una asombrosa Luz y bendiciones que estamos destinados a descubrir. Una persona que enfrenta un gran desafío lo hace porque tiene un gran potencial dentro de sí misma y la capacidad de transformar esa oscuridad en Luz. 

Los sobrevivientes de traumas a menudo comienzan a temer que su daño es irreparable y que no tienen remedio. Al contrario. Aquellos que han vivido un gran trauma son aquellos cuyo potencial es mayor. No están “dañados”; están entre las almas más poderosas de este mundo. 

Ten presente que no estás dañado por tu trauma, eres una gran alma con la capacidad de superar el dolor y usarlo como una fuente de Luz, inspiración y crecimiento. Aunque a veces es difícil de aceptar, esa oscuridad te fue dada con el propósito de transformarla en una fuente de Luz y bendiciones para ti mismo y, con suerte, para los demás. 

Por lo general, no nos enseñan qué hacer con nuestras emociones negativas, en especial con aquellas causadas por las heridas más profundas. Es muy común no hablar de ellas ni tomarnos el tiempo para reflexionar sobre ellas debido al dolor que nos causan. Pero hay una manera no solo de aliviar los efectos residuales del trauma, sino también de usarlo como una vía de crecimiento. Comienza con reconocer nuestro trauma, hablar de él y redefinirlo como una oportunidad para que nuestras almas crezcan y revelen una poderosa Luz en el mundo. 


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