De niños, entendemos que la escuela es un tiempo para aprender y estudiar. Pero una vez que crecemos y salimos al “mundo real”, solemos olvidar que nuestra educación no tiene por qué terminar ahí. Un componente clave de nuestro trabajo espiritual es crecer y desarrollarnos al aprender constantemente sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea. No solo es el camino para adquirir sabiduría valiosa y revelar nuestra Luz única en el mundo, sino que también es vital para nuestra felicidad y plenitud a largo plazo.
He aquí cuatro consejos para seguir aprendiendo y creciendo:
1. Intenta aprender algo de todas las personas que conozcas.
Cuando nos encontramos con uno de los pocos grandes maestros que tenemos en la vida, nunca volvemos a ser los mismos. Aprender de ellos es como ver a color por primera vez o probar un dulce por primera vez. Estos son los maestros que nos ayudan a descubrirnos a nosotros mismos de formas que nunca habríamos imaginado. Su influencia sobre nosotros es profunda y duradera, y son uno de los mayores regalos de la vida.
A veces pensamos que tenemos que buscar por todas partes para encontrarlos, cuando a menudo los tenemos ante nosotros. A lo largo de la vida, nuestros maestros se nos presentan con muchos disfraces. Llegan como desconocidos, amigos, amantes, familiares, tutores o incluso como un taxista cuya historia nos conmueve de alguna manera en cuestión de minutos. Cada persona que encuentras se cruza en tu camino por una razón.
La vida está creada para aprender. Existe un sistema perfectamente diseñado para tu educación y crecimiento. Nuestras relaciones con los demás están destinadas a enseñarnos una gran sabiduría en esta vida. No solo aprendemos de las personas que admiramos, sino de todas las personas. Busca lecciones que puedas obtener de cada persona que conozcas, desde las más cercanas a ti hasta las que apenas conoces.
2. Mantente abierto a escuchar comentarios difíciles.
Cuando te imaginas un buen maestro, probablemente pienses en alguien que te hace sentir seguro y te apoya amorosamente. Pero los grandes maestros también ven nuestro potencial y saben cuándo no actuamos conforme lo que podemos alcanzar. Con frecuencia nos hacen comentarios que pueden ser difíciles de escuchar, pero que son necesarios para nuestro crecimiento.
Si entendemos que nuestro propósito en la vida es cambiar y crecer, y también que a menudo somos ciegos a las partes de nosotros que más necesitan cambiar, entonces deberíamos estar abiertos a escuchar comentarios difíciles y también buscarlos activamente. Uno de los indicadores más claros de que estás cumpliendo tu misión en la vida como estudiante es si tienes la disposición, el deseo y la capacidad de escuchar los mensajes difíciles del universo.
No huyas de los comentarios que te incomoden. Ábrete a ellos como una herramienta de crecimiento y no como una crítica que te hace sentir mal contigo mismo. Cuanto más abierto estés, más podrás transformar las críticas en comentarios útiles.
3. Estudia alguna forma de sabiduría cada día.
Todos y cada uno de nosotros tenemos una enorme cantidad de Luz que estamos destinados a revelar en este mundo, pero necesitamos urgentemente nueva sabiduría que nos inspire. La sabiduría puede cambiar tu estado de ánimo, tu perspectiva y tu visión de todo. Nos saca de la materialidad del mundo. A menudo ni siquiera nos damos cuenta de su impacto hasta que desarrollamos una práctica de estudio diario.
Encuentra sabiduría que puedas usar y estudiar cada día. Sin adquirir sabiduría constantemente, ninguno de nosotros puede alcanzar todo el potencial de nuestro día en cuanto a felicidad, certeza y claridad. Ya sea estudiando de un maestro o de libros escritos por antiguos maestros, encuentra tu inspiración diaria.
4. Entiende que tú también eres un maestro, te des cuenta o no. Piensa en lo que les estás enseñando a los demás.
Si bien es esencial ser un estudiante, también es importante saber que todos somos maestros para los que nos rodean, aunque no sea nuestra intención. Al igual que podemos aprender de nuestros amigos, padres, hermanos y desconocidos, ellos también pueden aprender de nosotros.
Piensa en los mensajes que envías a los demás con tu forma de actuar y hablar. Sé consciente de la sabiduría (o falta de ella) que transmites al mundo. Para ser un gran maestro, también tienes que ser un estudiante. Cuanto más te concentres en aprender y crecer, más podrás transmitir a los que te rodean.
Ser un constante estudiante del mundo no es solo un lujo para las personas que tienen tiempo o medios para ser espirituales, es una necesidad para cualquiera que quiera vivir una vida feliz y plena. La sabiduría puede provenir de muchas fuentes distintas, siempre y cuando estemos atentos a ella. Un estudiante que desea aprender tendrá una experiencia mucho mejor que otro que se resiste o cree que lo sabe todo. Mantente abierto a las hermosas lecciones a tu alrededor.
