Jonathan Swift escribió la frase: “Deseo que vivas todos los días de tu vida”. Es un sentimiento simple, pero tiene un impacto que nos pide considerar cómo pasamos nuestro tiempo. ¿Estamos dedicando nuestra energía a las cosas que más importan? ¿Seríamos más felices si pudiéramos cambiar las cosas?
Vivir al máximo no consiste tanto en nuestros logros sino en cómo experimentamos cada momento. Podemos ir por la vida y acumular muchas cosas que creemos que nos van a hacer felices, y acabar descarrilando hasta el punto de no vivirlas con alegría. Podrías tener una carrera lucrativa, una casa hermosa y una relación de almas gemelas, pero no ser capaz de hallar satisfacción en ellas. Hay una verdad espiritual fundamental que dice que estamos aquí en este mundo para vivir cada momento con entusiasmo. No solo estamos destinados a hacerlo, sino que somos capaces de hacerlo.
He aquí cuatro consejos para vivir cada día con entusiasmo:
Nuestro aprecio incluso por las cosas que más amamos puede disminuir naturalmente con el tiempo. A la larga podemos llegar al punto en que comenzamos a dar por sentadas nuestras mayores bendiciones y descubrimos que las cosas que más importan ya no nos brindan el mismo nivel de satisfacción. El remedio para eso es cultivar constantemente nuestro aprecio. El aprecio cambia la forma en que experimentamos la vida y mantiene vivas nuestras bendiciones.
Ninguno de nosotros vive con gratitud el 100 % del tiempo, pero el propósito de nuestro trabajo espiritual es ayudarnos a darnos las herramientas y el estado de ánimo adecuado para despertar cada vez más aprecio. Dedica tiempo a apreciar tus bendiciones para que puedan seguir brindándote gozo y plenitud. Cuantos más momentos de agradecimiento encuentres a lo largo del día, más descubrirás que la vida se abre para ti.
Nuestra mente es más poderosa de lo que creemos. Nuestros pensamientos dan forma a nuestra experiencia de vida. Cuando damos cabida a un pensamiento y permitimos que permanezca allí, echa raíces y se convierte en una creencia que posteriormente se convierte en una característica. Por ello es tan importante ser conscientes del tipo de pensamientos que permitimos que permanezcan en nuestra mente.
La mayoría de nosotros no pensamos activamente en nuestros pensamientos o en modificarlos, pero identificar y redirigir los pensamientos negativos puede moldear tus emociones y tu mentalidad en general. Haz una pausa y considera los pensamientos principales que tienes cada día. ¿Qué pensamientos surgen constantemente? Descifra cuáles no te sirven y opta por redirigirlos a algo positivo. ¡No es una tarea fácil! Se necesita práctica constante, pero es posible cambiar la forma en que pensamos sobre nosotros mismos y el mundo. Lo que hace que vivamos plenamente no tiene que ver con lo que hacemos, sino con cómo nos sentimos con respecto a lo que hacemos, impulsados por nuestros pensamientos.
Practicar la espiritualidad es una parte importante de nuestro día que puede añadir pensamientos más brillantes y ligeros en lugar de crear un espacio para que demos cabida a los negativos. Cuando estudiamos, meditamos u oramos, silenciamos el ruido negativo e implantamos algo positivo en nuestra mente que antes no estaba. Cuando te sientes bien con algo que has estudiado o aprendido, puede llevar a diferentes pensamientos que tienes sobre ti mismo.
Con mucha frecuencia, tenemos anteojeras que nos impiden ver quiénes somos o quiénes estamos destinados a ser. Casi todos nuestros problemas provienen de vernos a nosotros mismos o a una situación desde una perspectiva estrecha. Solo vemos una pizca de la realidad y, a menudo, esa pizca está llena de pensamientos limitantes y negativos sobre nosotros mismos. El propósito del estudio espiritual es expandir nuestra visión para que podamos tener una visión cada vez más grande. Cuanto más amplio es nuestro punto de vista, más comprendemos y apreciamos que todo tiene un propósito y es parte de la gran historia de nuestra vida. Cuando logras ver el panorama completo de las partes hermosas de ti mismo, tu vida se volverá expansiva y vivirás tus días plenamente.
Cuando tenemos un día particularmente difícil, es fácil pensar cosas como: “No puedo esperar a que termine este día”, “No puedo esperar a estar en casa dentro de mi cama” o “No puedo esperar al fin de semana”. Lo cierto es que cada día tiene una energía única que trae consigo oportunidades únicas. La energía disponible para ti hoy se irá mañana. El mañana tendrá su propia energía y oportunidades únicas, pero será diferente de lo que puedes recibir hoy.
Ten presente que puedes elegir reiniciar tu día en cualquier momento. El hecho de que las cosas sean difíciles o no salgan según lo planeado no significa que todo el día sea un desperdicio. Todavía hay poderosas oportunidades disponibles para ti. A menudo crecemos más a partir de nuestros tiempos difíciles. Descartar los días malos hace que experimentamos menos de nuestra vida. En su lugar, elige aprovechar las oportunidades que trae cada día, ¡especialmente las difíciles!
La verdad es que ninguno de nosotros vive cada momento de su vida a su máxima capacidad. Todos tenemos momentos felices, tristes, desafiantes y estimulantes, pero la pregunta es: ¿qué sucede en el medio? Hay una verdad espiritual subyacente de que todos estamos destinados a experimentar una mayor sensación de alegría en nuestra vida. Esto es posible para cada uno de nosotros, pero solo se puede lograr mediante el uso de estas herramientas.
Dedica tiempo a cultivar aprecio cada día, sé consciente de tus pensamientos negativos y elige redirigirlos, utiliza el estudio espiritual y la oración para añadir más pensamientos positivos y aprovecha la energía única disponible cada día. Este es el camino para comenzar a vivir cada día de tu vida al máximo.