Vivimos en una época única en la historia de la humanidad en la que el acceso a la sabiduría espiritual es mayor que nunca. Cualquier persona con una conexión a Internet puede encontrar innumerables artículos, videos, clases y textos espirituales disponibles al alcance de sus dedos. Pero este acceso también viene con una trampa potencial en la que es fácil caer: un camino espiritual desorientado que no tiene objetivos claros o determinación. Este tipo de viaje espiritual sinuoso puede impedirnos manifestar plenamente nuestro potencial y vivir el propósito de nuestra alma.
He aquí tres consejos para asegurarte de que estés aprovechando al máximo tu viaje espiritual y manteniéndote en el camino de tu alma:
1. Haz que tu meta sea traer más Luz al mundo.
Si le preguntas a la persona espiritual promedio por qué practica la espiritualidad, la respuesta probablemente estará relacionada a alguna forma de superación personal: querer ser más feliz, más exitoso, estar más tranquilo o más centrado, por ejemplo. Todos estos son objetivos importantes, pero es vital enfocar nuestro camino espiritual en el objetivo más importante de todos: traer más Luz al mundo.
Este cambio de conciencia redefine la forma en que llevamos a cabo nuestro trabajo espiritual. El objetivo no es solo ser una “persona espiritual”. Más bien, hay una cantidad específica de trabajo y desarrollo por el que cada una de nuestras almas necesita pasar. Es una forma diferente de ver las cosas que tiene detrás una mayor determinación.
Pregúntate: “¿Mi trabajo espiritual está siendo impulsado por la necesidad de llegar a algún lugar, o es simplemente para hacerme sentir mejor?”. Está bien hacer cosas específicas que te hagan sentir bien o que te hagan más bondadoso con los demás, pero hay una visión más potente de nuestro trabajo espiritual. Esta implica que nos desarrollemos en todas las áreas hasta un lugar mucho más elevado. El bien que aportas a este mundo hoy puede ser significativo, pero ten presente que hay mucho más de lo que eres capaz.
2. Esfuérzate constantemente hacia un desarrollo espiritual cada vez mayor.
Si tu objetivo es correr un maratón de 42 kilómetros, puedes comenzar a entrenar corriendo uno o dos kilómetros al día. Y si bien eso te ayudará a mejorar y estar más saludable, no es suficiente para llegar a tu objetivo final. Con el tiempo, tendrás que hacer más para llegar a donde necesitas estar. Lo mismo ocurre con nuestro trabajo espiritual. Podemos quedarnos estancados en hacer lo mínimo, lo cual es mejor que nada, pero no será suficiente para aprovechar completamente el potencial de nuestra alma.
El verdadero crecimiento espiritual significa nunca volverse complaciente y siempre esforzarse por más. Incluso si actuamos de una manera especialmente espiritual hoy, eso no detiene el viaje. Es fácil pensar que estamos haciendo suficiente y, en definitiva, perder de vista que hay un objetivo final que estamos tratando de alcanzar. Pregúntate: “¿Siento y experimento día a día que me estoy esforzando por cambiar, crecer y compartir?”.
3. Sal de tu comodidad con tanta frecuencia como sea posible.
Una vez que entendemos que estamos destinados a dirigir nuestras vidas hacia el cumplimiento de nuestro propósito, la siguiente pregunta lógica es: “¿Cómo descubro mi propósito y cómo sé que estoy haciendo lo que debo hacer?”. La respuesta se encuentra fuera de nuestra comodidad. El propósito de tu vida se descubre rompiendo tus rutinas y sintiéndote incómodo. Solo tienes que dar un paso tras otro en lo incómodo, en lo desconocido. No se trata de saber, se trata de hacer.
Muchas personas piensan que están avanzando en su viaje espiritual al hacer actos de bondad y compartir, pero la pregunta es: “¿Cuán incómodo es?”. Un multimillonario puede firmar un cheque para una organización benéfica, pero le resultaría mucho más incómodo ofrecer su tiempo como voluntario en un comedor de beneficencia. El acto incómodo es más transformador y poderoso porque exige más de nosotros.
Pregúntate: “¿Con qué frecuencia salgo de mi comodidad a lo largo de mi viaje espiritual?”. ¿Estás compartiendo con personas que no te agradan tanto? Cuando tienes un deseo egoísta, ¿lo estás restringiendo? Aprovecha esas oportunidades para sentirte incómodo cada semana, si no todos los días. Trata de llevar un diario de aquello que hiciste cada día que te sacó de tu comodidad.
El potencial de tu alma es mucho más grande de lo que puedas imaginar. Tu trabajo espiritual no solo se trata de superación personal, se trata de revelar la Luz que el mundo necesita con tanta urgencia. Esfuérzate por alcanzar ese objetivo, evita caer en la complacencia y sal de tu comodidad. Al hacerlo, descubrirás tu propósito y comenzarás a tomar medidas para revelar tu poder único. ¿Estás en un viaje espiritual sinuoso o avanzando con determinación hacia tu meta espiritual?